Desazón y preguntas en la Universidad del Rosario por el despido de profesores
Como ha ocurrido en otras oportunidades, la universidad despidió repentinamente y sin previo aviso a dos profesores que, a los ojos de muchos de sus colegas, eran de los académicos más importantes de la facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos. La U. del Rosario defiende su decisión.
Sergio Silva Numa
El viernes 29 de marzo, mientras gran parte del país se preparaba para salir a unos días de descanso, Arlene Beth Tickner y Alejandro Feged Rivadeneira recibieron un correo que los tomó por sorpresa. El remitente era una persona del equipo de “Gestión humana” de la Universidad del Rosario. En unos pocos párrafos les comunicaban que, a partir de ese momento, quedaban desvinculados de la universidad, donde habían sido profesores desde el 2016. No les daban muchas explicaciones, salvo que la decisión había sido tomada de manera unilateral y sin justa causa.
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El viernes 29 de marzo, mientras gran parte del país se preparaba para salir a unos días de descanso, Arlene Beth Tickner y Alejandro Feged Rivadeneira recibieron un correo que los tomó por sorpresa. El remitente era una persona del equipo de “Gestión humana” de la Universidad del Rosario. En unos pocos párrafos les comunicaban que, a partir de ese momento, quedaban desvinculados de la universidad, donde habían sido profesores desde el 2016. No les daban muchas explicaciones, salvo que la decisión había sido tomada de manera unilateral y sin justa causa.
Tickner y Feged tenían un par de cosas en común. Ambos pertenecían, hasta entonces, a la facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la U. del Rosario, y ambos estaban en un período de licencia. La profesora Tickner estaba en un receso desde enero del 2023, pues fue nombrada por el gobierno de Gustavo Petro como embajadora alterna en la misión permanente ante la Organización de Naciones Unidas en Nueva York. Feged, desde mediados del 2023, para llevar a cabo un trabajo en una empresa de tecnología. Sus licencias, muy usuales en el mundo de la academia, habían sido aprobadas por un comité.
Hay otra cosa que compartían Tickner y Feged, a los ojos de varios de sus colegas: hacían parte de los profesores más destacados de la facultad (cada uno en un campo diferente), que publicaban artículos con regularidad en revistas científicas de más impacto y atraían grants para llevar a cabo investigaciones. Por eso, cuando se conoció la noticia de su despido, varias personas manifestaron su sinsabor.
Andrés Miguel Sampayo, Andrés Peña y Ross Everton, por ejemplo, expusieron su preocupación en una carta que hicieron pública en X. Los dos primeros se graduaron del programa de doctorado en Estudios Políticos e Internacionales; Everton lo estaba cursando.
“Queremos expresar nuestro más enérgico rechazo a esta decisión que consideramos un grave retroceso para la facultad y para el ámbito académico en general”, escribieron. “La profesora Tickner no solo es una figura destacada en el campo de las relaciones internacionales, sino que ha sido una mentora invaluable para numerosos estudiantes y colegas a lo largo de los años”.
“Es incomprensible esta decisión a luz del impacto de esta investigadora. Es injusta y sorpresiva”, dice Sofía Pérez, también estudiante del doctorado. Su tutora era, justamente, Arlene Tickner. “Nosotros somos los más perjudicados”.
A lo que se refieren es que Tickner, que también fue columnista de El Espectador, es una de las investigadoras más reconocidas en ese campo. Una mirada a su perfil de Google Scholar muestra que ha sido citada 6.414 veces, un número que cualquier académico envidiaría. Su índice de impacto, conocido como índice H, es de 39. Feged, más joven e investigador en otros asuntos como salud pública, demografía y ecología de las enfermedades, ha sido citado 232 veces y tiene un índice H de 7. Solo para usarlo como ejemplo, la producción académica del exembajador y decano de la facultad, Julio Londoño Paredes, ha sido citada 76 veces. Su índice H es de 5.
Una persona que hace parte del equipo de profesores de la facultad, y que por obvias razones prefiere mantenerse en el anonimato, sintetiza su sorpresa por el despido de Tickner de esta manera: “Ella era la única académica de perspectiva global que tenemos en la facultad. No hay nadie más con ese perfil. Pierde mucho la facultad al suprimir un nodo como ese. Es una decisión inexplicable”.
“Un profesor universitario hoy tiene tres roles fundamentales: enseñar, investigar y contribuir con el desarrollo de la facultad. Arlene Tickner, como Alejandro Feged, contribuía con los tres”, dice otro investigador de una universidad privada de Bogotá que conocía el trabajo de ambos profesores.
Rafael Piñeros Ayala, profesor en la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado también comparte esa postura, para el caso de la profesora Tickner. “Es una persona muy importante nacional e internacionalmente. Tiene una trayectoria muy larga y tiene una participación en redes internacionales de gran renombre. Ella ha contribuido muchísimo al desarrollo de la disciplina de Relaciones Internacionales desde Colombia”, asegura.
Tanto Tickner como Feged prefieren ser prudentes a la hora de pronunciarse sobre sus despidos. Al ser consultada, Tickner, Ph.D. en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami (EE.UU.), optó por no dar declaraciones. Feged, PhD en Antropología por la Universidad de Stanford (EE.UU.), solo asegura que, a su parecer, la universidad tiene derecho a reinventarse, aunque reconoce que le causó sorpresa el correo que recibió, cuando solo le habían dado buena retroalimentación sobre su trabajo. Ninguno de los dos, pudo confirmar El Espectador, recibió una llamada o correo del decano, Julio Londoño Paredes.
En respuesta, la Universidad del Rosario, a la que le pedimos una entrevista con el decano desde la semana pasada, nos contestó por escrito. Asegura que “las vinculaciones y desvinculaciones que se realizan obedecen a decisiones que se rigen por los parámetros de ley, los estatutos internos de la Universidad y la autonomía universitaria. La renovación de licencias no remuneradas y la finalización de los contratos se llevan a cabo de acuerdo con el Estatuto del Profesor, que establece las disposiciones de la carrera docente en la universidad”.
También recuerda que en sus 370 años de historia está comprometida con “la formación de profesionales íntegros” y que su esfuerzo los ha llevado a destacarse entre las principales universidades en el mundo. La muestra, añaden, es que está entre las tres mejores instituciones privadas de Colombia, según el ranking global QS, que todos los años hace un escalafón de las más destacadas instituciones de educación superior (muchas no aparecen). En el caso de Ciencias Sociales, que comprende los estudios internacionales, la U. del Rosario está en el puesto 293, detrás de la U. de los Andes, la U. Nacional y la U. Javeriana.
La pregunta que se hacen varios colegas de Tickner y Feged es cómo esperan las directivas de la universidad que la facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos continúe aportando para mantener ese puesto si despiden a investigadores que hacen un gran aporte.
“Esa facultad es de las más importantes en el campo en Colombia. Tiene un amplio reconocimiento”, reitera Rafael Piñeros, de la U. Externado. “Como actor externo y seguidor del trabajo de Tickner, fue una situación que me tomó por sorpresa”.
“Lo que nos queda ahora es mucha incertidumbre entre los profesores. ¿Quién se va a animar a pedir una licencia, por ejemplo?”, dice otra académica de esa facultad. “Con esto eliminan la posibilidad de disenso; ahora nadie es capaz de levantar la mano. Pensamos que lo que había pasado en la facultad de Economía era la purga, pero no”.
A lo que se refiere es a la situación que hace año se vivió en esa facultad, cuando a mediados de año fueron despedidos “sin justa causa” de los profesores Santiago Sautúa, y Stanislao Maldonado. Esos casos, entonces, despertaron la indignación de varios integrantes de la universidad.
Hoy, como reacción a los últimos hechos, está circulando una carta abierta entre estudiantes y profesores, dirigida a los directivos de la universidad, en la que señalan su “extrañeza y preocupación” frente a lo que ha sucedido en los últimos meses respecto a los despidos. También mencionan la incertidumbre que sienten por la situación económica de la universidad.
Todos los profesores con los que hablamos para este artículo sospechan que la disminución de las matrículas en los pregrados de las universidades privadas puede estar incidiendo en las finanzas de la U. del Rosario; pero todos también creen que, si ese es el caso, hay muchos más caminos por explorar para resolver los apuros que sacando reconocidos investigadores.
De acuerdo con las últimas cifras del Ministerio de Educación, en 2022 las matrículas del primer semestre en instituciones de educación superior disminuyeron notablemente, en comparación al 2021. Hubo 16 mil menos estudiantes.
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