Educación científica en Colombia: el conocimiento de las comunidades locales
Uno de los retos en la educación científica en un país como Colombia es el desarrollo de metodologías claras para entablar un diálogo intercultural de saberes. Es lo que ha intentado la fundación Tropenbos desde hace más de tres décadas.
Carlos Rodríguez*
Hace cerca de 25 años Tropenbos publicó un volumen dentro de su colección Estudios en la Amazonia que recogía la historia de cerca de 12 generaciones de los Upichía o Matapí, grupo que por su origen se encuentra cerca del Chiribiquete en el interfluvio Mirití – Apaporis. El hecho de que esta publicación tuviera autoría local por parte del conocedor Carlos Matapi y su hijo Uldarico, logró alguna repercusión en el mundo académico. Primero, porque aparecían indígenas como autores en una serie con comité editorial internacional compuesto por reconocidos científicos y, segundo, porque confrontaba tesis como que los indígenas no tenían historia o no estaba escrita. (Lea EE. UU. retira 21 especies de una ley de especies amenazadas porque se extinguieron)
Este hito editorial marcaba formalmente un reconocimiento de los saberes tradicionales y locales por parte de la academia formal, lo que abrió la puerta para que internamente en Tropenbos se fortaleciera el saber propio de las comunidades y se comenzó a estructurar una plataforma para el diálogo de saberes, toda vez que en aquella época las acciones tenían un carácter académico a través de la formación de profesionales desde pregrado, maestría y doctorado.
En casi 40 años de presencia en la Amazonia colombiana se optó por contribuir al desarrollo de las investigaciones propias, nombre que le dieron los mismos indígenas a sus propuestas de documentación de sus saberes.
La investigación local, investigación propia o investigación indígena se ha venido consolidando durante todo este tiempo y ha tenido avances y reconocimientos que evidencian el alcance y sofisticación de los saberes tradicionales y locales depositados en mujeres y hombres de la selva amazónica. En primer lugar, varios indígenas realizaron charlas y conferencias en las universidades e institutos de investigación sobre sus temas de investigación, algunos inclusive invitados a congresos y eventos internacionales, en segundo lugar, se han venido presentando reconocimientos nacionales e internacionales.
Uno de los reconocimientos más visibles ha sido el otorgamiento del Premio Prince Claus de la corona de los Países Bajos a don Abel Rodríguez en 2014 por todo su trabajo sobre el conocimiento de los árboles y a nivel nacional el Premio Nacional de Ciencias de la Fundación Alejandro Ángel Escobar a Luis Ángel Trujillo, un “colono” poblador del bajo río Caquetá por su conocimiento del mundo de los peces expresado en la publicación Piraiba: Ecología ilustrada del gran bagre de la Amazonia en 2018, la primera vez en 63 años que el premio se entregaba al saber local!
Las revistas científicas comenzaron también a incluir artículos escritos con autoría de conocedores indígenas. La Revista Colombiana Amazónica ha publicado en distintos números contribuciones de Uldarico Matapí en donde se destaca su artículo sobre las visiones chamánicas sobre Chiribiquete. En él señala los significados de la serranía y sus pictografías para el manejo de los ecosistemas amazónicos y la importancia de mantener la energía de las pinturas para el control del uso de los recursos naturales a través de los dueños de las plantas y de los animales, lo que resignifica la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad que tiene Chiribiquete.
Otras revistas como Mundo Amazónico también incluyen contribuciones desde autorías indígenas, lo que señala una amplia apertura de la academia y la ciencia para reconocer e incluir los saberes locales y tradicionales y dialogar de “tú a tú” con ellos.
La opción de apoyar a los conocimientos tradicionales y de comunidades locales va mostrando sus alcances e importancia para la construcción de conocimiento en el país y el establecimiento de una plataforma de diálogo permanente con la Academia y la institucionalidad gubernamental. Seguro aportará a una mejor comprensión de la diversidad cultural y de la riqueza de saberes con que contamos para solucionar muchos de los problemas ambientales, sociales y económicos que enfrenta el país.
*Biólogo con doctorado en Ciencias Naturales de la Universidad de Amsterdam. Director de la Fundación Tropenbos Colombia.
**Este texto hace parte de una campaña que impulsa El Espectador, Compensar y Ciencia Magnética para promover el fortalecimiento de la educación en ciencias en Colombia.
👩🏫📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre educación? Te invitamos a verlas en El Espectador. ✏📚
Hace cerca de 25 años Tropenbos publicó un volumen dentro de su colección Estudios en la Amazonia que recogía la historia de cerca de 12 generaciones de los Upichía o Matapí, grupo que por su origen se encuentra cerca del Chiribiquete en el interfluvio Mirití – Apaporis. El hecho de que esta publicación tuviera autoría local por parte del conocedor Carlos Matapi y su hijo Uldarico, logró alguna repercusión en el mundo académico. Primero, porque aparecían indígenas como autores en una serie con comité editorial internacional compuesto por reconocidos científicos y, segundo, porque confrontaba tesis como que los indígenas no tenían historia o no estaba escrita. (Lea EE. UU. retira 21 especies de una ley de especies amenazadas porque se extinguieron)
Este hito editorial marcaba formalmente un reconocimiento de los saberes tradicionales y locales por parte de la academia formal, lo que abrió la puerta para que internamente en Tropenbos se fortaleciera el saber propio de las comunidades y se comenzó a estructurar una plataforma para el diálogo de saberes, toda vez que en aquella época las acciones tenían un carácter académico a través de la formación de profesionales desde pregrado, maestría y doctorado.
En casi 40 años de presencia en la Amazonia colombiana se optó por contribuir al desarrollo de las investigaciones propias, nombre que le dieron los mismos indígenas a sus propuestas de documentación de sus saberes.
La investigación local, investigación propia o investigación indígena se ha venido consolidando durante todo este tiempo y ha tenido avances y reconocimientos que evidencian el alcance y sofisticación de los saberes tradicionales y locales depositados en mujeres y hombres de la selva amazónica. En primer lugar, varios indígenas realizaron charlas y conferencias en las universidades e institutos de investigación sobre sus temas de investigación, algunos inclusive invitados a congresos y eventos internacionales, en segundo lugar, se han venido presentando reconocimientos nacionales e internacionales.
Uno de los reconocimientos más visibles ha sido el otorgamiento del Premio Prince Claus de la corona de los Países Bajos a don Abel Rodríguez en 2014 por todo su trabajo sobre el conocimiento de los árboles y a nivel nacional el Premio Nacional de Ciencias de la Fundación Alejandro Ángel Escobar a Luis Ángel Trujillo, un “colono” poblador del bajo río Caquetá por su conocimiento del mundo de los peces expresado en la publicación Piraiba: Ecología ilustrada del gran bagre de la Amazonia en 2018, la primera vez en 63 años que el premio se entregaba al saber local!
Las revistas científicas comenzaron también a incluir artículos escritos con autoría de conocedores indígenas. La Revista Colombiana Amazónica ha publicado en distintos números contribuciones de Uldarico Matapí en donde se destaca su artículo sobre las visiones chamánicas sobre Chiribiquete. En él señala los significados de la serranía y sus pictografías para el manejo de los ecosistemas amazónicos y la importancia de mantener la energía de las pinturas para el control del uso de los recursos naturales a través de los dueños de las plantas y de los animales, lo que resignifica la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad que tiene Chiribiquete.
Otras revistas como Mundo Amazónico también incluyen contribuciones desde autorías indígenas, lo que señala una amplia apertura de la academia y la ciencia para reconocer e incluir los saberes locales y tradicionales y dialogar de “tú a tú” con ellos.
La opción de apoyar a los conocimientos tradicionales y de comunidades locales va mostrando sus alcances e importancia para la construcción de conocimiento en el país y el establecimiento de una plataforma de diálogo permanente con la Academia y la institucionalidad gubernamental. Seguro aportará a una mejor comprensión de la diversidad cultural y de la riqueza de saberes con que contamos para solucionar muchos de los problemas ambientales, sociales y económicos que enfrenta el país.
*Biólogo con doctorado en Ciencias Naturales de la Universidad de Amsterdam. Director de la Fundación Tropenbos Colombia.
**Este texto hace parte de una campaña que impulsa El Espectador, Compensar y Ciencia Magnética para promover el fortalecimiento de la educación en ciencias en Colombia.
👩🏫📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre educación? Te invitamos a verlas en El Espectador. ✏📚