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El desdén del presidente Petro y su gobierno por la ciencia y la educación parece no tener fin. Esta postura tendrá un costo alto para el país, tanto en términos económicos como sociales. Durante su campaña y en el Plan Nacional de Desarrollo, prometió, entre otras acciones, la generación de 500 mil nuevos cupos en educación superior pública, la creación de 150 sedes de Instituciones de Educación Superior (IES) y el fortalecimiento de la educación oficial. Sin embargo, a la fecha, no se han evidenciado avances significativos en estas promesas.
Recientemente, el ministro de Educación, Daniel Rojas, anunció que en 2025 no se destinarán recursos para el otorgamiento ni la renovación de créditos educativos del Icetex, una entidad pionera en el mundo en brindar créditos a largo plazo y becas a estudiantes con alto desempeño académico y bajos recursos económicos. Esta decisión afecta directamente a cerca de 200 mil jóvenes que dependen de estos créditos para continuar sus estudios, y también pone en riesgo el acceso a la educación superior de miles más.
El Icetex había logrado avances significativos en equidad educativa a través de programas como el crédito ACCES, transformado en 2016 en Tú Eliges, que ofrecía siete modalidades de financiamiento adaptadas a las necesidades económicas de los estudiantes: 0%, 10%, 25%, 30%, 40%, 60% y 100%. Las tres primeras dirigidas a jóvenes de estratos 1, 2 y 3. El porcentaje especificaba el valor pagado durante la época de estudios y el restante al momento de graduarse.
Así por ejemplo, en la modalidad 10%, el estudiante debía pagar el 10% durante los años de estudio y el 90% restante después de graduado, cuando empezara a devengar ingresos. Las tres primeras modalidades tenían subsidio de tasa de interés (solo se asumía el IPC) para población con mérito académico y bajos recursos económicos, no exigían codeudor, ofrecía subsidio de sostenimiento y una condonación del 25% del crédito para aquellos que se graduaban en el tiempo estipulado. Hoy el subsidio de la tasa de interés de los créditos del Icetex, está siendo pagado por las universidades privadas.
El argumento del ministro para eliminar los recursos al Icetex es que no desea que los estudiantes se endeuden y que el gobierno fortalecerá la educación pública. Sin embargo, esta postura presenta varios problemas. Primero, actualmente el gobierno no está fortaleciendo la educación pública; por el contrario, no gira a tiempo los recursos de la gratuidad (matrícula cero), lo que hace muy difícil la gestión de las IES oficiales.
Segundo, las IES oficiales tienen restricciones de capacidad, oferta limitada en algunas regiones del país y en programas, dejando a muchos estudiantes sin alternativas. Tercero, Colombia tiene grandes desafíos educativos y recursos limitados, luego, la gratuidad universal no es sostenible a largo plazo ni promueve la equidad en un sistema educativo ya desigual. La sola gratuidad no es suficiente para aumentar la cobertura.
Cuarto, dado el alto retorno individual que genera la educación superior de calidad, es razonable fomentar la corresponsabilidad financiera de los beneficiarios para ampliar el acceso a otros. Quinto, eliminar los créditos educativos restringe la libertad de elegir instituciones y programas académicos. Por último, fortalecer la educación pública y mantener opciones como el Icetex no son políticas incompatibles, sino complementarias.
Como si fuera poco, el ministro anunció que transformará el Icetex, en un Banco del Saber, que se financiará con ahorros de las personas y de las empresas, y usará estos recursos para expandir el crédito educativo y financiar la creación de empresas cooperativas para egresados. Si el Icetex empezara a operar como un banco comercial, y si la medida llegara a funcionar (habría que ver quiénes confiarían en poner sus recursos en esta entidad), el crédito educativo que hoy otorga el Icetex se encarecería y no habría diferencia entre la oferta de crédito comercial y el Banco del Saber.
La razón de existencia del Icetex, es que los bancos comerciales no tienen las suficientes garantías para otorgar créditos educativos de largo plazo, ni los incentivos para subsidiar la tasa de interés, y menos para otorgar subsidios de sostenimiento. Pero además surgen varias preguntas: ¿No había dicho el ministro que no quería que los estudiantes se endeudaran?, ¿de dónde saldrán los recursos para crear el Banco del Saber?, ¿Qué pasará con los estudiantes beneficiarios de créditos del Icetex, mientras se transforma la entidad?, y ¿no es mejor seguir destinando recursos para que el Icetex continúe funcionando como lo venía haciendo?
Es llamativo, además, que, mientras se eliminan recursos para créditos educativos locales, el Icetex promueva actualmente créditos para posgrados en universidades privadas españolas de baja calidad, dejando de lado las oportunidades en instituciones colombianas. En definitiva, las decisiones del gobierno respecto al Icetex y la educación superior no solo comprometen el futuro de miles de jóvenes, sino también el desarrollo del país. El progreso de una nación se sustenta en una educación accesible, de calidad y sostenible, y la negligencia en esta área solo agudiza las desigualdades sociales y económicas. Es hora de que el gobierno cumpla sus promesas, reconozca la importancia de la educación superior en la construcción de una sociedad equitativa y escuche a los estudiantes y expertos que claman por soluciones integrales y responsables.
*Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Javeriana.
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