El cambio climático ha cerrado escuelas y afectado a más de 400 millones de estudiantes
El cambio climático está afectando la educación, especialmente en los países más pobres. Un informe del Banco Mundial revela que los desastres naturales y las olas de calor han llevado a una pérdida promedio de 11 días de instrucción al año en las escuelas, con un impacto desproporcionado en las naciones más pobres.
La escolarización y el aprendizaje, especialmente para los más pobres, corren un riesgo significativo debido al cambio climático. Esa es una de las conclusiones de un informe publicado recientemente por el Banco Mundial que explora una relación poco estudiada hasta ahora: cómo los efectos del cambio climático, como los desastres naturales, las sequías y las olas de calor, están impactando en la educación.
Según el informe, los países perdieron un promedio de 11 días de instrucción por año (o el 6 por ciento de un año académico) en las escuelas debido a efectos relacionados con el clima. Pero los impactos fueron muy desiguales: los países de bajos ingresos perdieron alrededor de 18 días por año (o el 10 por ciento de un año académico) en las escuelas afectadas, mientras que los países de altos ingresos perdieron solo 2,4 días.
“A menos que se recupere, esta escolarización perdida se traducirá en grandes déficits de aprendizaje para los niños de los países de bajos ingresos”, advierte el informe. Por ejemplo, se necesitan justamente alrededor de 18 días para enseñar a sumar números de dos dígitos con llevadas, suponiendo una pedagogía estructurada y bien diseñada. Pero incluso cuando las escuelas están abiertas, los estudiantes están perdiendo oportunidades de aprendizaje debido al cambio climático. “Un estudiante promedio en el 50 por ciento más pobre de los municipios brasileños podría perder hasta 0,5 años de aprendizaje en general debido al aumento de las temperaturas”, advierte el Banco Mundial en su informe.
Un problema que recalca el informe es que este panorama cuenta con pocos datos en el mundo. Se sabe que el cambio climático está provocando el cierre de escuelas, pero estas perturbaciones siguen siendo invisibles porque no se les da seguimiento. No hay datos oficiales sobre la frecuencia y gravedad de los cierres de escuelas debido a fenómenos climáticos extremos.
“En consecuencia, esta crisis está pasando en gran medida desapercibida”, se lee en el documento. Como un ejercicio para llenar esa ausencia de datos, el informe señala que durante los últimos 20 años, las escuelas estuvieron cerradas en al menos el 75 por ciento de los eventos climáticos extremos relacionados con el clima que afectaron a 5 millones de personas o más. Solo entre enero de 2022 y junio de 2024, se estima que 404 millones de estudiantes enfrentaron el cierre de escuelas debido a eventos climáticos extremos.
Esto último fue el resultado de que al menos 81 países cerraron escuelas temporalmente debido a inundaciones, tormentas y olas de calor. “Sin embargo, los responsables de la formulación de políticas no están dando prioridad a esta cuestión”, advierte el documento. Los autores hicieron una encuesta a 103 responsables de políticas educativas en 33 países de ingresos bajos y medios. Solo la mitad (51%) contestó que cree que las temperaturas más altas inhiben el aprendizaje. Además, el 62% dijo que la protección del aprendizaje del cambio climático se encuentra entre las tres prioridades inferiores (de diez prioridades).
¿Qué pueden hacer los países?
La educación es la clave para una acción climática mejor y más rápida. En todo el mundo, dice el informe, la educación es el predictor más sólido de la concienciación sobre el cambio climático. Es decir, cuanto más estudian las personas, mayor es su comprensión y preocupación por el cambio climático y sus efectos. La educación también está vinculada a una mayor capacidad
tanto para la mitigación como para la adaptación al clima. Por ejemplo, en Etiopia, completar seis o más años de educación aumenta en un 20% la probabilidad de que un agricultor se adapte al cambio climático. O un año adicional de educación está vinculado a un aumento del 28% en la probabilidad de votar por partidos verdes en Europa. “La educación ayuda a los jóvenes a actuar hoy y también mejora los comportamientos climáticos entre sus padres y comunidades”, asegura el informe del Banco Mundial.
Sin embargo, al mismo tiempo, es necesario proteger la educación del cambio climático. Para eso, propone el informe, los países deben implementar un paquete de adaptación de bajo costo para los sistemas educativos que, estima el estudio, podría costar 18,51 dólares por estudiante. Paquetes de adaptación más eficaces, pero costosos costarían entre 45,68 y 101,97 dólares por estudiante. Todos estos paquetes de adaptación incluyen soluciones para control de temperatura, resiliencia de infraestructura, aprendizaje remoto durante el cierre de escuelas y capacitación docente.
Los primeros dos componentes (control de temperatura y resiliencia de infraestructura) ayudarían a reducir la probabilidad de cierres de escuelas relacionados con el clima, cree el Banco Mundial. Los cuatro componentes, por otro lado, ayudarían a minimizar las pérdidas de aprendizaje relacionadas con el clima. Los costos serían menores para los sistemas que ya cuentan con algunos elementos, estiman en el documento. Como referencia, los países de bajos ingresos gastan un promedio de 51,80 dólares por estudiante al año, mientras que los países de ingresos altos gastan 8.400 dólares por estudiante al año.
Justamente, el costo es un obstáculo. Dado el gasto que los países de bajos ingresos destinan por estudiante, esto aumentaría los costos por estudiante en estos países en aproximadamente un 35,7%.
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La escolarización y el aprendizaje, especialmente para los más pobres, corren un riesgo significativo debido al cambio climático. Esa es una de las conclusiones de un informe publicado recientemente por el Banco Mundial que explora una relación poco estudiada hasta ahora: cómo los efectos del cambio climático, como los desastres naturales, las sequías y las olas de calor, están impactando en la educación.
Según el informe, los países perdieron un promedio de 11 días de instrucción por año (o el 6 por ciento de un año académico) en las escuelas debido a efectos relacionados con el clima. Pero los impactos fueron muy desiguales: los países de bajos ingresos perdieron alrededor de 18 días por año (o el 10 por ciento de un año académico) en las escuelas afectadas, mientras que los países de altos ingresos perdieron solo 2,4 días.
“A menos que se recupere, esta escolarización perdida se traducirá en grandes déficits de aprendizaje para los niños de los países de bajos ingresos”, advierte el informe. Por ejemplo, se necesitan justamente alrededor de 18 días para enseñar a sumar números de dos dígitos con llevadas, suponiendo una pedagogía estructurada y bien diseñada. Pero incluso cuando las escuelas están abiertas, los estudiantes están perdiendo oportunidades de aprendizaje debido al cambio climático. “Un estudiante promedio en el 50 por ciento más pobre de los municipios brasileños podría perder hasta 0,5 años de aprendizaje en general debido al aumento de las temperaturas”, advierte el Banco Mundial en su informe.
Un problema que recalca el informe es que este panorama cuenta con pocos datos en el mundo. Se sabe que el cambio climático está provocando el cierre de escuelas, pero estas perturbaciones siguen siendo invisibles porque no se les da seguimiento. No hay datos oficiales sobre la frecuencia y gravedad de los cierres de escuelas debido a fenómenos climáticos extremos.
“En consecuencia, esta crisis está pasando en gran medida desapercibida”, se lee en el documento. Como un ejercicio para llenar esa ausencia de datos, el informe señala que durante los últimos 20 años, las escuelas estuvieron cerradas en al menos el 75 por ciento de los eventos climáticos extremos relacionados con el clima que afectaron a 5 millones de personas o más. Solo entre enero de 2022 y junio de 2024, se estima que 404 millones de estudiantes enfrentaron el cierre de escuelas debido a eventos climáticos extremos.
Esto último fue el resultado de que al menos 81 países cerraron escuelas temporalmente debido a inundaciones, tormentas y olas de calor. “Sin embargo, los responsables de la formulación de políticas no están dando prioridad a esta cuestión”, advierte el documento. Los autores hicieron una encuesta a 103 responsables de políticas educativas en 33 países de ingresos bajos y medios. Solo la mitad (51%) contestó que cree que las temperaturas más altas inhiben el aprendizaje. Además, el 62% dijo que la protección del aprendizaje del cambio climático se encuentra entre las tres prioridades inferiores (de diez prioridades).
¿Qué pueden hacer los países?
La educación es la clave para una acción climática mejor y más rápida. En todo el mundo, dice el informe, la educación es el predictor más sólido de la concienciación sobre el cambio climático. Es decir, cuanto más estudian las personas, mayor es su comprensión y preocupación por el cambio climático y sus efectos. La educación también está vinculada a una mayor capacidad
tanto para la mitigación como para la adaptación al clima. Por ejemplo, en Etiopia, completar seis o más años de educación aumenta en un 20% la probabilidad de que un agricultor se adapte al cambio climático. O un año adicional de educación está vinculado a un aumento del 28% en la probabilidad de votar por partidos verdes en Europa. “La educación ayuda a los jóvenes a actuar hoy y también mejora los comportamientos climáticos entre sus padres y comunidades”, asegura el informe del Banco Mundial.
Sin embargo, al mismo tiempo, es necesario proteger la educación del cambio climático. Para eso, propone el informe, los países deben implementar un paquete de adaptación de bajo costo para los sistemas educativos que, estima el estudio, podría costar 18,51 dólares por estudiante. Paquetes de adaptación más eficaces, pero costosos costarían entre 45,68 y 101,97 dólares por estudiante. Todos estos paquetes de adaptación incluyen soluciones para control de temperatura, resiliencia de infraestructura, aprendizaje remoto durante el cierre de escuelas y capacitación docente.
Los primeros dos componentes (control de temperatura y resiliencia de infraestructura) ayudarían a reducir la probabilidad de cierres de escuelas relacionados con el clima, cree el Banco Mundial. Los cuatro componentes, por otro lado, ayudarían a minimizar las pérdidas de aprendizaje relacionadas con el clima. Los costos serían menores para los sistemas que ya cuentan con algunos elementos, estiman en el documento. Como referencia, los países de bajos ingresos gastan un promedio de 51,80 dólares por estudiante al año, mientras que los países de ingresos altos gastan 8.400 dólares por estudiante al año.
Justamente, el costo es un obstáculo. Dado el gasto que los países de bajos ingresos destinan por estudiante, esto aumentaría los costos por estudiante en estos países en aproximadamente un 35,7%.
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