El Sans Façon se une a otros 25 colegios de Bogotá y cerrará sus puertas en 2024

“El colegio La Presentación Sans Façon, una institución con 126 años de historia, cerrará sus puertas para 2025″. Con ese mensaje, que circuló en redes sociales, se conoció que el popular colegio bogotano, se sumaría a los otros 25 que han cesado actividades entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2024, según las cifras de la Secretaría de Educación de la capital.

“El colegio La Presentación Sans Façon, una institución con 126 años de historia, cerrará sus puertas para 2025″. Con ese mensaje, que circuló en redes sociales, se conoció que el popular colegio bogotano, se sumaría a los otros 25 que han cesado actividades entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2024, según las cifras de la Secretaría de Educación de la capital.

El mensaje causó inquietud, como es natural, entre la comunidad educativa. ¿Qué pasó con el Sans Façon? ¿Cuáles fueron los motivos de esa drástica decisión? Al trasladar las preguntas a la hermana Yanneth Gaona Bejarano, rectora del colegio, responde que la medida obedeció a los resultados arrojados por la revisión de la presencia misionera, un proceso tradicional en la comunidad religiosa que dirige la institución (las Hermanas Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen). “Eso hace que veamos nuestras obras misioneras con unos criterios. Por ejemplo, ver si contamos con la cantidad de hermanas para sostener esta obra”, asegura.

Otro de los factores, añade, ha sido la disminución de estudiantes durante los últimos 10 años, pues, la capacidad del colegio es de 1.600 estudiantes y, en la actualidad, solo hay 189 matriculados.

Al igual que el Sans Façon, la Fundación Clara Casas, en el norte de Bogotá, también cerró sus puertas, aunque no entregó el aviso oficial seis meses antes del cese de actividades, como lo estipula la Secretaría de Educación de Bogotá. Solo hasta la tercera semana de enero de 2024, las estudiantes se enteraron de que debían buscar otro plantel. La decisión, cuenta el padre de una de las exalumnas, se debía a la baja en las matrículas.

Aunque desde el colegio no respondieron sobre su situación actual, en un derecho de petición de febrero de 2024, Margarita Siabato Patiño, directora de la Dirección Local de Educación Local de Usaquén, señaló que “a la fecha, las directivas de la institución educativa no han comunicado sobre el cierre de la institución”.

Ambos colegios se suman a la lista de instituciones privadas que han optado por no dar más clases. Según datos recopilados por el Directorio Único de Establecimientos Educativos (DUE), el último año en el país cerraron 769 de estas instituciones educativas.

La disminución en el número de estudiantes matriculados, para algunos expertos, podría ser una señal de los desafíos que está empezando a enfrentar el sistema educativo privado. A los ojos de Carlos Ramos, rector del Colegio San Alejo y delegado de la Mesa Distrital de Rectores de Colegios Privados de Bogotá, no se trata de una crisis, sino de un escenario particular: “La educación privada, como la pública, está atendiendo a la población actual, según los índices de natalidad que hemos tenido en los últimos años”.

Julián de Zubiría, rector del Instituto Alberto Merani, cree algo similar. Dice que estos cierres se seguirán presentando con más frecuencia, debido al acelerado cambio demográfico de las últimas décadas, pues las familias tienen, cada vez, menos hijos. Dicho de otra manera, en Bogotá, los colegios privados dejaron de recibir 100.000 estudiantes entre 2016 y 2020.

Esos cambios los confirma un informe publicado por la OCDE este año. En él, señala que la fecundidad total se ha reducido en el mundo en un 50%, pasando de 3,3 hijos en 1960 por mujer a 1,5 en 2022. Esta cifra en Bogotá, apunta Jorge Baxter, decano de la facultad de Educación de la Universidad de los Andes, “está entre los promedios de natalidad más bajos con 1,2 hijos por mujer”, pues de acuerdo con las cifras de Saludata, en la ciudad el número de nacimientos pasó de 116.765 en 2008 a 66.567 en 2021.

Los cambios más notorios, dice Edna Bonilla, exsecretaria de Educación de Bogotá, “están ocurriendo en las grandes ciudades y para las clases sociales altas y medias, en los que tenemos una mayor presencia de la educación privada”. Una caída que, a su parecer, se profundizó en la pandemia.

No obstante, el sector educativo de Colombia no es el único que está viendo las consecuencias de esta reducción en la población. En Estados Unidos, por ejemplo, varios colleges, conocidos por ser universidades pequeñas privadas, están cerrando a un ritmo de una por semana, según cuenta Baxter.

Migración y educación pública

Otra de las razones de esta disminución en las matrículas, apunta Bonilla, puede ser la migración. Entre 2022 y 2023, añade, se registró la primera disminución en una década de la población venezolana en el país y “ese movimiento comenzó a afectar la matrícula en 2024. Mientras que en 2023 el sector educativo tenía 622.000 estudiantes venezolanos, en 2024 apenas llegamos a los 600.000″.

Antes de esa primera disminución, cuenta Bonilla, la matrícula educativa de la población venezolana crecía año a año y, de alguna forma, compensaba la caída de los estudiantes inscritos. Ahora, según cifras de la Secretaria de Educación de Bogotá, en la capital el sector educativo privado atendió a 441.019 estudiantes en 2023, mientras que para 2024 la cifra se redujo en 65.616, es decir, se presentó una disminución del 15 % en el número de matrículas en colegios privados.

Esta reducción, afirma Hernando Bayona, exviceministro de Educación Preescolar, Básica y Media, también podría explicarse por el mejoramiento de la educación pública en las ciudades. En Bogotá, por ejemplo, la Alcaldía de Claudia López, como lo explicó en su informe de gestión, dejó listo un programa de 70 colegios públicos. De estos, 35 están entregados, 25 aún siguen en construcción y 10 están en diseño. “Esta mejora hace que familias de clases populares y medias, que antes recurrían a educación privada, vean en la educación pública una opción para sus hijos”, complementa Bonilla.

Para Bayona, hay otro factor determinante: muchos de los colegios tradicionales no lograron adaptar su currículo académico a los “avances del mundo” o no hicieron los cambios a la velocidad que el mercado lo está proponiendo. Es algo, admite la hermana Gaona, rectora del Sans Façon, que pudo suceder en su institución.

Ante esta situación, una de las estrategias que ha empleado la Secretaria de Educación de Bogotá ha consistido en brindar un acompañamiento y orientación a los establecimientos educativos privados. También tienen la labor de garantizar la reubicación de los estudiantes para el siguiente año académico después del cierre para evitar su desescolarización.

Las implicaciones de cerrar colegios

Lo que está sucediendo con los colegios de Bogotá es, para Gloria Bernal, directora del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana (LEE), una situación un poco paradójica, pues mientras se reduce la oferta de los privados, en el sector público hay un clamor porque se habiliten más instituciones.

Otro escenario que puede estar presentándose, dice Bayona, profesor de la U. de Los Andes, tiene que ver con la formación de “clúster de colegios”. “En otros países hay grupos económicos que son fuertes en ese mercado. En Colombia hasta ahora está llegando”, dice.

Además de las implicaciones en el sistema educativo, a los ojos de Baxter, de la Universidad de los Andes, desde el punto de vista de las políticas públicas, el cierre de colegios plantea varias preguntas relacionadas con los costos humanos, sociales y políticos. En su opinión, las instituciones suelen ser una de las principales fuentes de empleo y generan pequeñas economías alrededor, como los servicios de la alimentación o de transporte.

Desde la Mesa Distrital Rectores Colegios Privados de Bogotá y la Mesa Nacional de Educación Privada le hacen un llamado al Gobierno para que no le cierren las puertas a las instituciones de educación privada y les recuerdan que el sistema educativo del país es mixto. “Desde el Gobierno y el Ministerio de Educación señalan que nada que ver con la educación privada, porque según ellos es la peor educación”, anota Ramos.

Aunque desde ambas mesas señalan que los colegios privados no están en crisis, sino, por el contrario, están listos para un recambio poblacional, el cierre de estas instituciones es solo un síntoma. “La labor del Ministerio ahora es entender ese síntoma, plantea Bayona. ¿A qué enfermedad hace referencia? ¿Se va a trasladar a la educación pública? ¿Se va a trasladar a las universidades?”.

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