En educación hay una obligación urgente
Tras los encierros que vivió Colombia, el sector enfrentará serios desafíos. Será esencial que se diagnostiquen las pérdidas de aprendizaje que hubo y se implementen estrategias para recuperarlo, así como para asegurar el bienestar emocional y físico de los estudiantes.
Isabel Segovia Ospina*
Para nadie es un secreto que la pandemia y la forma como decidimos afrontarla se ensañó contra las niñas, los niños, los adolescentes y jóvenes, dejándolos durante dos años desprotegidos y desescolarizados. También es de conocimiento público que, a pesar de los esfuerzos realizados, la educación en Colombia antes del cierre estaba permeada por profundas desigualdades socioeconómicas, geográficas, de género y de etnia, que se acentúan en los extremos del sistema (en la primera infancia y en la educación media y superior), inequidades que se agudizaron estrepitosamente durante la pandemia.
Junto con los profesores Sandra García y Darío Maldonado, el rector Alejandro Noguera y las expertas en educación Patricia Camacho y Julia Rubiano, hace meses escribimos un “pliego de peticiones”, invitando a la acción inmediata para unirnos todos: Gobierno, profesores y sociedad civil, y empezar a revertir esta crisis. Las estrategias propuestas que deberían ponerse en marcha son:
1. Abrir todos los centros de desarrollo infantil, colegios y universidades, sin restricciones (acción finalmente adoptada la semana pasada por el Gobierno).
2. Implementar un plan de emergencia para revertir la deserción y asegurar la permanencia.
3. Diagnosticar las pérdidas de aprendizaje y detectar situaciones graves de salud mental y física.
4. Implementar estrategias para recuperar las pérdidas de aprendizaje y asegurar el bienestar emocional y físico de todos los estudiantes.
La dimensión de la actual crisis obliga a no aplazar más las reformas importantes y pendientes al sistema educativo. Sugiero empezar por la transformación de la reforma integral al sistema de formación, selección y acompañamiento a los docentes, la modificación pendiente desde 2016 a la ley del sistema general de participaciones que asegure el financiamiento de un programa de mejoramiento de calidad de verdadero impacto y el diseño e implementación de un proyecto de mejoramiento de infraestructura física y tecnológica de grandes dimensiones.
Construir un país sin miedo, desarrollado y en paz, requiere un sistema educativo eficiente y de calidad. Transformar la educación no da espera.
*Exviceministra de Educación.
Para nadie es un secreto que la pandemia y la forma como decidimos afrontarla se ensañó contra las niñas, los niños, los adolescentes y jóvenes, dejándolos durante dos años desprotegidos y desescolarizados. También es de conocimiento público que, a pesar de los esfuerzos realizados, la educación en Colombia antes del cierre estaba permeada por profundas desigualdades socioeconómicas, geográficas, de género y de etnia, que se acentúan en los extremos del sistema (en la primera infancia y en la educación media y superior), inequidades que se agudizaron estrepitosamente durante la pandemia.
Junto con los profesores Sandra García y Darío Maldonado, el rector Alejandro Noguera y las expertas en educación Patricia Camacho y Julia Rubiano, hace meses escribimos un “pliego de peticiones”, invitando a la acción inmediata para unirnos todos: Gobierno, profesores y sociedad civil, y empezar a revertir esta crisis. Las estrategias propuestas que deberían ponerse en marcha son:
1. Abrir todos los centros de desarrollo infantil, colegios y universidades, sin restricciones (acción finalmente adoptada la semana pasada por el Gobierno).
2. Implementar un plan de emergencia para revertir la deserción y asegurar la permanencia.
3. Diagnosticar las pérdidas de aprendizaje y detectar situaciones graves de salud mental y física.
4. Implementar estrategias para recuperar las pérdidas de aprendizaje y asegurar el bienestar emocional y físico de todos los estudiantes.
La dimensión de la actual crisis obliga a no aplazar más las reformas importantes y pendientes al sistema educativo. Sugiero empezar por la transformación de la reforma integral al sistema de formación, selección y acompañamiento a los docentes, la modificación pendiente desde 2016 a la ley del sistema general de participaciones que asegure el financiamiento de un programa de mejoramiento de calidad de verdadero impacto y el diseño e implementación de un proyecto de mejoramiento de infraestructura física y tecnológica de grandes dimensiones.
Construir un país sin miedo, desarrollado y en paz, requiere un sistema educativo eficiente y de calidad. Transformar la educación no da espera.
*Exviceministra de Educación.