Entregaron el primer bote eléctrico para movilizar estudiantes; ahora, necesitan un colegio
En Bahía Málaga, Valle del Cauca, se entregó el primer bote eléctrico el pasado 7 de febrero para transportar a 21 estudiantes hasta sus aulas de clase. Sin embargo, este territorio no tiene una infraestructura educativa estable desde hace 8 años.
Luisa Fernanda Orozco
En Bahía Málaga, en el Valle del Cauca, los jóvenes tienen que usar bote para llegar a sus aulas de clase. Se trata de una zona de Colombia que, en Google Maps, aparece ubicada en medio del mar con un punto rojo que indica la apertura de una bahía profunda, más arriba de la de Buenaventura. Si se hace zoom, se observan algunos islotes.
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En Bahía Málaga, en el Valle del Cauca, los jóvenes tienen que usar bote para llegar a sus aulas de clase. Se trata de una zona de Colombia que, en Google Maps, aparece ubicada en medio del mar con un punto rojo que indica la apertura de una bahía profunda, más arriba de la de Buenaventura. Si se hace zoom, se observan algunos islotes.
Aunque no lo parezca en ese mapa, Bahía Málaga está compuesta por cuatro comunidades: La Plata, Mangaña, Miramar y La Sierpe. Entre ellas hay pocas carreteras. Las vías que alcanzan a verse desde Google Maps quedan cerca al territorio de Juanchaco, cuya jurisdicción pertenece a Buenaventura. Allí habitan alrededor de 180 familias que se movilizan en lanchas. Así se han transportado durante décadas jóvenes y niños para llegar a sus aulas de clase: en embarcaciones sin sillas, techo ni condiciones básicas de seguridad.
“Todo el corredor Pacífico colombiano carece de vías y depende casi al 100 % de la movilidad náutica”, explica Diana Trujillo, líder de la iniciativa de electromovilidad náutica en Colombia de la Silla Kühne de Logística, de la Facultad de Administración de la U. de los Andes.
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Representantes de esa organización viajaron hasta Bahía Málaga, el pasado 7 de febrero, para entregarle a la comunidad de Miramar un bote eléctrico con capacidad para transportar a 21 estudiantes de manera segura a su colegio. El bote no es ruidoso ni genera emisiones. La nueva embarcación tiene un sistema de monitoreo a distancia y seguridad náutica, que facilitará la movilidad permanente a los estudiantes, quienes tienen, en su mayoría, de 15 a 20 años.
Los motores son eléctricos y tienen un sistema de conexión en tierra con paneles solares y baterías de suministro, algo que es clave en Bahía Málaga, pues este territorio hace parte de las Zonas No Interconectadas (ZNI) de Colombia; es decir, no está vinculado a la red nacional de electricidad. Por esta razón, allí se debe recurrir a otros mecanismos para obtener iluminación, como leña, velas, lámparas de batería o paneles solares.
“Necesitábamos un medio de transporte que no utilizara gasolina, por su alto costo”, cuenta Santiago Valencia, defensor de derechos humanos y habitante de Bahía Málaga. La gasolina en esta zona vale $17.000 por cada galón. Para transportarse en sus lanchas de gasolina, la comunidad necesitaba unos 10 galones diarios, lo que equivale a $170.000.
Según Trujillo, los habitantes fueron “responsables de construir las bases de la estación de carga y serán los encargados de toda la logística que esto implica”. Eso quiere decir: designar a un capitán con las habilidades para pilotear el bote y buscar a una persona para su mantenimiento.
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Aunque los estudiantes ahora tienen un bote eléctrico para asistir a clases, se enfrentan a una gran dificultad: no tienen una institución educativa con condiciones óptimas para estudiar.
Ya hay bote, pero no hay escuela
En 2017, ocurrió una contingencia natural que causó daños en la infraestructura del colegio Manuel S. Caicedo de la Plata. A pesar de que un equipo de técnicos de la Secretaría de Infraestructura Vial de Buenaventura visitó el lugar e hizo recomendaciones para reparar, e incluso construir un nuevo colegio, aún no se han llevado a cabo las acciones necesarias. Por eso, hoy los niños y jóvenes de Bahía Málaga estudian en salones improvisados.
“El panorama social de la comunidad sigue siendo muy precario”, cuenta Valencia. “Faltan recursos básicos, además de que solo se cuenta con dos salones improvisados, en casas residenciales, para dictar las clases. Estos salones no tienen los lineamientos que requieren las instituciones y llevamos muchos años pidiéndole al Gobierno Nacional que lo solucione, pero nada. Desde que se cayó la escuela Manuel Caicedo, no se ha podido construir”.
Según Valencia, hay niños y jóvenes que han desertado de sus estudios debido a estos fallos de infraestructura. Algunas familias han optado por trasladarlos hasta Buenaventura, a 40 minutos de Bahía Málaga, para que reciban educación allí.
Para tratar de resolver la situación, la comunidad ha intentado jugar varias cartas. En los ocho años que lleva la discusión, han interpuesto un derecho de petición y una tutela, con respectivo desacato. También envió un documento al Ministerio de Educación en febrero pasado contando lo que estaba sucediendo. Pero, hasta el momento, no han logrado respuesta.
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La situación política de Buenaventura tampoco ha permitido que los estudiantes tengan un buen lugar donde estudiar. En 2019, la alcaldesa encargada de Buenaventura durante 2018-2022, Maby Yineth Viera, le dijo a la revista Semana que la Secretaría de Educación disponía de $1.000 millones para su construcción. La idea era que, tras superar los obstáculos contractuales, el 31 de diciembre de ese año estuviera lista.
Todo indica que la promesa quedó en el aire. Con el tiempo (en abril de 2022) Viera fue destituida de su cargo por presunta corrupción por hechos del pasado. Según señaló la Fiscalía General de la Nación, la entonces alcaldesa fue acusada por presunto enriquecimiento en más de $660 millones que habría obtenido de manera ilegal entre 2007 y 2011. Su antecesor también fue removido de su cargo como alcalde.
Para saber qué había sucedido en este lapso con la construcción de la escuela, El Espectador consultó a la Secretaría de Educación de Buenaventura, que aseguró que “se van a invertir $2.000 millones en la construcción de la institución”. La entidad agregó que ya hay diseños y estudios de suelo, pero que está a la espera de la incorporación de unos recursos a su presupuesto, algo que solo puede ocurrir, señalaron, cuando el Concejo Distrital autorice al alcalde a hacer la adición.
Por su parte, el Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa del Ministerio de Educación, respondió que “Buenaventura es una Entidad Territorial Certificada (ETC) con autonomía para definir y priorizar sus inversiones. Una vez recibamos luz verde de su administración distrital, podremos atender no solo el caso del colegio Manuel Caicedo en Bahía Málaga, sino también los otros proyectos tan esperados por la ciudadanía bonaverense”.
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