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"Este país no necesita tanto profesional"

El exdirector de El Tiempo sorprendió con su decisión de asumir la rectoría de la institución bogotana. Dice que la academia tendrá un papel crucial si el país firma la paz.

Katherin Moreno Agudelo
22 de septiembre de 2013 - 11:00 p. m.
Para Rafael Santos el principal reto como rector de la Universidad Central será lograr la acreditación institucional. / Cortesía El Tiempo
Para Rafael Santos el principal reto como rector de la Universidad Central será lograr la acreditación institucional. / Cortesía El Tiempo
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A sólo dos semanas de haber asumido como rector de la Universidad Central, Rafael Santos, el último de su familia en salir del periódico El Tiempo —tras la compra del medio por parte de Luis Carlos Sarmiento Angulo—, dice sentirse como en casa y convencido de que en dos años la institución recibirá la acreditación de alta calidad y que el Gobierno alcanzará un acuerdo de paz con las Farc.

¿Qué lo llevó a aceptar la rectoría de la Universidad Central?

Estaba cerrando un ciclo de mi vida profesional lleno de buenas cosas y satisfacciones. Pensaba qué más puedo hacer de aquí en adelante y tenía la convicción de que quería devolverle al país las oportunidades que me dio, y se apareció la feliz coyuntura de que terminaba su ciclo el doctor Guillermo Páramo Rocha y quedaba vacante la rectoría y me dije por qué no.

Una de las razones de su salida de ‘El Tiempo’, según dijo, era que ya no se sentía en casa. ¿Cómo se siente ahora en la Universidad Central?

La fortuna de todo este proceso es que tenía otra casa en la Universidad Central. He estado vinculado casi que la misma cantidad de años a la Central que a El Tiempo. Entonces, si a uno le preguntan: ¿dónde le gustaría aterrizar después de ese mundo frenético del periodismo, de estar encima de las noticias de un país tan complicado como este?, pues la respuesta es la universidad.

¿Cuáles son los principales retos que asume a su llegada a la rectoría?

Es hacer de la universidad una institución acreditada en alta calidad. No me queda la menor duda de que de aquí a dos años vamos a tener esa acreditación.

¿Cómo lo va a lograr?

La universidad acaba de aprobar una carrera docente muy exigente y rigurosa. Queremos cualificar a los profesores y que tengan oportunidad de crecer. Se trata de una decisión estratégica de mostrarles el camino: usted puede arrancar aquí desde monitor con un salario y unas condiciones, haga la carrera, cumpla con unos requisitos, acumule posgrados, investigue, publique, tenga dos lenguas. Igualmente, vamos a remodelar el primer edificio de la manzana académica. Le vamos a cambiar la cara a la Central y al centro de Bogotá.

La semana pasada se conoció el ranking de las mejores universidades según los resultados de las Pruebas Saber Pro 2012. La Central no aparece en los primeros puestos.

Esa es una referencia que es importante, pero más importante que eso es que la universidad tiene un estado mental de querer alcanzar unos altísimos niveles de calidad, sin pensar qué tanto sacamos en las Pruebas Saber.

Casi que las universidades, en general, se distinguen por algún programa en específico ¿Por qué es reconocida la Universidad Central?

Una característica fundamental es que esta universidad tiene una vocación de ofrecer una educación de alta calidad a precios muy razonables. Nosotros no estamos aspirando a ser la Universidad de los Andes ni Rosario ni Javeriana, pero sí a ofrecer la misma calidad de educación.

¿Los jóvenes sí se están formando para las demandas y los retos que tiene el país?

Este país no necesita tanto profesional. Me puede corregir la historia de la universidad, pero si la Central tuviera la posibilidad de ofrecerle al mercado de trabajo un número importante de tecnólogos y técnicos, yo creo que sería importante para el desarrollo del país, sin que eso excluya que la universidad forme profesionales, ofrezca maestrías y doctorados. Es un dilema que hemos tenido de un tiempo para acá. Hay una necesidad de no llenar esto de doctores. Este país está muy necesitado de gente que tenga más oficio que profesión.

¿En qué podría contribuir la academia en el desarrollo del proceso de paz?

Ahí tiene un reto en general la universidad, que se va a volver muy importante y espero que así asuma el reto en el posconflicto, y no se trata de disquisiciones académicas de mucha altura, sino de soluciones prácticas. En la guerra hay cerca de 15 mil colombianos, de los cuales 8 mil o 10 mil van a renunciar porque están fatigados y agobiados, y entonces ¿quién les ofrece soluciones? Eso no va a ser el Estado solo. El gran error es pensar que el Estado tiene todas las soluciones, ahí va a ser fundamental el empresario, la universidades, las ONG.

¿Da por hecho un acuerdo para la finalización del conflicto?

Lo doy por hecho.

¿Da por hecha una reelección del presidente Santos?

No sé. Me gusta lo que está haciendo el Gobierno. El presidente ha tenido unas apuestas grandes, demasiadas tal vez. Mi deseo como colombiano es que le salgan. ¿Quién no le va a apostar a la paz? El hecho de que firmemos la paz no quiere decir que a las 24 horas siguientes tengamos paz. Va ser traumático, difícil. Por ello hay que tener como un propósito nacional que esto le salga bien a Colombia, no a Juan Manuel.

Hay personas, como su hermano Francisco Santos, que se han mostrado contrarios al mecanismo para llegar a la paz.

Están en campaña y la campaña política se presta para cualquier cosa: para descalificar un esfuerzo de paz, para descalificar esto o aquello. Están en su derecho, la oposición o el uribismo, de decir esto va a salir mal. Mi posición es que ojalá salga bien.

El país ha enfrentado en el último mes varios paros, entre ellos el de la U. Nacional, ¿cómo se puede tratar?

Es una situación que paraliza una universidad. Me parece inaudito e inaceptable. Ahí los secuestradores, entre comillas, los trabajadores que les están echando candado a las puertas de las oficinas y principales entradas de la universidad están violando el derecho al trabajo y a la educación. Si yo fuera rector de la U. Nacional, invocaría el derecho al trabajo y a la educación y no dudaría ni un minuto en que la Fuerza Pública entre.

Hace unas semanas el presidente cambió su gabinete y varios contradictores daban por hecho la salida de la ministra de Educación. ¿Ha hecho un buen trabajo María Fernanda Campo?

Tengo el mejor concepto… no es un tema fácil. Me da mucha tranquilidad que un Gobierno mantenga a un ministro por cuatro años. El gobierno tiene cosas para mostrar. Se abortó el paro de educadores agremiados en Fecode. Además, el país ha hecho un esfuerzo inmenso en cobertura y ahora debe hacer un enorme esfuerzo, incluso mayor, para la calidad.

Cada vez son más recurrentes las protestas de estudiantes exigiendo una mejor educación ¿qué opina de esto?

Esto de la MANE y las marchas de antorchas en solidaridad con los profesores nos hace pensar que si nosotros no cualificamos a los profesores pues 'apague y vámonos'. Hay un movimiento que se ha generalizado en el continente en protesta por la calidad de la educación que es importante. Claro que los apoyo, que no me vayan a regañar como lo hicieron con el secretario (de Educación de Bogotá, Óscar Sánchez), siempre y cuando no haya violencia y vandalismo.
 

Por Katherin Moreno Agudelo

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