Hemos logrado una madurez para hablar de violencia de género: primera rectora de Eafit
Claudia Restrepo, la primera mujer que ha sido elegida rectora de la Universidad Eafit, en Medellín, habló de los retos que enfrenta la educación superior privada de cara a los lineamientos del gobierno Petro: ¿tienen la capacidad para aportar en la creación de 500.000 nuevos cupos? ¿Cómo lograr el equilibrio entre aumentar el número de estudiantes becados y tener la capacidad financiera para recibirlos?
Luisa Fernanda Orozco
En octubre de 2020, Eafit anunció el nombramiento de su primera rectora: Claudia Restrepo Montoya, quien además estudió Administración de Negocios en esa institución. Se hizo de manera virtual, con pruebas y entrevistas remotas.
Además de su pregrado, Restrepo es magíster en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y candidata a doctora en el mismo campo de la Universidad Pontificia Bolivariana. También ha sido secretaria de Educación de Antioquia (2005-2007) y directora del Instituto de Vivienda de Medellín (2008-2010), entre otros cargos.
Si bien Restrepo fue nombrada rectora en 2020, asumió el cargo en enero de 2021, cuando se encontró con los cambios indiscutibles que tuvo la educación por la pandemia. (También puede leer: Revive la idea de crear una Superintendencia de Educación)
Ahora, dos años después de ocupar la rectoría, Restrepo se enfrenta a otros retos; uno de ellos es ¿cómo alcanzar lo propuesto por el Gobierno Nacional al afirmar su intención de crear 500.000 nuevos cupos en instituciones de educación superior? ¿Las universidades privadas pueden seguir asumiendo parte del pago al Icetex de sus estudiantes?
¿Cómo concibe la intención del Gobierno Nacional de abrir 500.000 nuevos cupos en universidades públicas, privadas e instituciones técnicas y tecnológicas?
Nosotros tenemos capacidades muy robustas que permitirían recibir más población, pero no tenemos recursos que puedan pagar la totalidad. Entendemos que la meta de los 500.000 cupos está priorizada en las universidades públicas, porque ellas pueden dar gratuidad y además ya reciben un giro del Estado. Pero el mismo Sistema Universitario Estatal (SUE) les advirtió que la posibilidad es que lleguen apenas a los 250.000 cupos, entonces este es un esfuerzo que debemos hacer entre todos.
Nuestro gran llamado es que cuando se trata de cobertura, el Gobierno no puede lograrla solo con las universidades oficiales. Hay que buscar una sumatoria de esfuerzos y, dentro de eso, las instituciones de educación superior (IES) privadas tenemos capacidades para ayudar. Sin embargo, no podemos financiarlas en su totalidad. Lo que podemos hacer es un esfuerzo conjunto con el Gobierno para recibir a las nuevas personas.
Otro de los retos del Gobierno Nacional es el énfasis territorial de la educación, o sea fuera de las grandes ciudades. ¿Cuáles son las implicaciones de esto?
Eso implica que, fuera de las ciudades, se debe crear infraestructura para recibir a más estudiantes, y una universidad de calidad representa una infraestructura muy pesada. Nuestro gran llamado ha sido que nos parece bien, lo compartimos y creemos en esa iniciativa, pero una universidad no es solo un edificio, sino también espacios especializados, como laboratorios y demás.
También debe existir una compensación entre las universidades públicas y privadas. Actualmente, estamos intentando organizarnos alrededor de la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN) para ver de qué manera podemos articularnos en torno a la propuesta del énfasis territorial. Sin embargo, se debe recordar que las universidades privadas tenemos otro régimen tributario. Por ejemplo, las públicas no pagan SENA y nosotras sí. Si no tuviéramos esa obligación, podríamos destinar ese recurso a la creación de más cupos. (Le puede interesar: “Crear una Superintendencia de Educación aumentaría la burocracia”: José Consuegra)
El artículo 95 de la reforma tributaria que promovió el gobierno Petro entró en rigor en diciembre de 2022. Esto representó, en pocas palabras, que las IES privadas asumieran parte de la deuda de sus estudiantes con el Icetex. ¿Ustedes estaban preparadas para eso?
No, nos tomó por sorpresa. Nos enteramos en el último segundo de ese punto incluido en la reforma tributaria y lo supimos por los medios de comunicación.
Sabemos que tiene que haber una reforma importante en el Icetex, porque los jóvenes sienten que están pagando unos créditos muy altos. Con lo acordado en la reforma, el año pasado las privadas contribuimos a bajar la tasa de interés de los estudiantes. Hoy en día, por ejemplo, si yo recibo a un estudiante que tenga crédito del Icetex, tengo que descontar una parte del dinero que esa entidad nos gira como IES privada para que cubra lo correspondiente a la tasa de interés.
Ese artículo de la reforma está demandado, no sabemos si va a seguir o no, pero estamos preparados para continuar. Igualmente, sabemos que el Gobierno lo definió así porque los estudiantes eran los que se iban a ver más perjudicados a corto y largo plazo. Sin embargo, eso ha dejado cortas a muchas universidades privadas que no estaban listas para asumir ese compromiso. Por nuestra parte, consideramos que el Icetex es una herramienta fundamental para garantizar la llegada de los estudiantes que no acceden a la gratuidad o a los cupos de las públicas, y que además no pueden pagar la totalidad de una matrícula privada.
Muchos estudiantes afirman que los créditos del Icetex terminan convirtiéndose en una deuda impagable para ellos. ¿Cómo debería evolucionar esta entidad para convertirse en una herramienta que realmente ayude?
La única manera de hacer créditos más blandos es que las personas que los soliciten los puedan subsidiar. De hecho, los créditos bajaron para los estudiantes luego de la reforma porque las universidades privadas asumimos una parte.
Es por eso que el Icetex debería plantearse como un sistema sostenible a largo plazo. Para eso, también debería tener unas palancas en el Plan de Desarrollo con unos créditos combinados y más blandos que los estudiantes puedan pagar en el futuro. Por ejemplo, el modelo de pago posterior a la graduación es interesante y se ha hablado de implementarlo en Colombia. La solución, en todo caso, no puede ser a corto plazo. (Puede leer: “Tenemos un déficit estructural que nos está asfixiando”, rector U. Pedagógica)
¿Cuántos estudiantes son becados en la universidad?
Alrededor del 20 % de la comunidad universitaria es becada con diferentes modalidades, pero entre el 7 y 8 % tiene beca completa asumida por Eafit.
En ese 20 % tenemos becas de todas las magnitudes: los que todavía llegan de Generación E, otros de fundaciones, empresas y otros que son financiados, en parte, por estudiantes ya graduados o por empleados que trabajan en Eafit.
Nuestras becas a veces se abren por pregrado o de manera general. Tenemos la intención de amplificar la llegada de estudiantes: puede que no lleguemos con becas completas, pero queremos aportar una parte para convertirnos en una universidad mucho más incluyente y diversa.
¿Consideran que tener un 20 % de becas en distintas modalidades es un reto?
Claro, y como organización sin ánimo de lucro tenemos que buscar financiamiento. Esto es un gran desafío, incluso luego de que el Gobierno declarara que no quiere continuar con Generación E y Ser Pilo Paga. Si Eafit quiere tener mayor cobertura, debe buscar donantes y recursos.
Por ejemplo, Ser Pilo Paga generó unos resultados muy interesantes, como la interacción entre estudiantes “pilos” y la comunidad universitaria. Fue un intercambio de diversidad y conocimiento.
Usted fue elegida rectora de Eafit en octubre del 2020 y comenzó labores en enero del 2021. En ese momento todavía teníamos restricciones por la pandemia. ¿Qué ha cambiado desde entonces en su dirección?
En enero de 2021, llegué con el firme propósito de la presencialidad, no porque no haya funcionado el aprendizaje a través de la tecnología, sino porque estábamos viendo ciertas señales, como las preocupaciones respecto al alcance del proceso del aprendizaje. Estudiantes recién llegados del colegio, e incluso algunos en semestres más avanzados, no se acordaban de lo que habían aprendido previamente. Por eso, Eafit fue una de las primeras universidades en abrir en el país con un modelo híbrido. Hoy en día, la universidad es completamente presencial: podemos usar la tecnología cuando queramos, pero queremos privilegiar el aprendizaje dentro y fuera del aula. (También puede leer: Los cambios que empleará la UdeA para tratar las violencias basadas en género)
¿Cómo se está abordando la violencia de género en Eafit?
Hace unos cinco años, Eafit vivió un momento muy complejo a la luz de unas acusaciones que surgieron alrededor de acoso sexual por parte de profesores a estudiantes. Por eso, considero que como universidad hemos generado una madurez para hablar sobre ese tema, que antes era un tabú. En marzo, lanzaremos un protocolo de atención a violencias basadas en género mucho más formal, que incorpora una declaración de equidad e inclusión.
Nuestros profesores también van aprendiendo el mensaje de respetar las distancias y el lenguaje que se maneja en clase, y tenemos una oficina para temas de violencia de género y discriminación para atender los casos de manera más directa.
¿Cómo se ha planteado la atención para la salud mental en Eafit?
Después de la pandemia, se agudizó la exposición a pantallas y la disminución de los buenos hábitos de vida. Por eso, la crisis de salud mental aumentó con el covid-19 y la inversión en este tema tuvo que aumentar. En Eafit hemos triplicado la atención y también hemos capacitado a los profesores para que atiendan a los estudiantes en medio de una crisis con primeros auxilios psicosociales. También queremos enfocarnos en la prevención de problemas de salud mental: hacer conversatorios sobre el tema e invitar a desarrollar actividades de bienestar universitario.
¿Qué desafíos conciben en el futuro?
Queremos posicionarnos en cuatro ejes: el primero es ciencia, tecnología e innovación; el segundo gira en torno al bienestar y la salud, el tercero es la pregunta que tenemos sobre cómo aportar a las energías sostenibles y renovables, y el cuarto se pregunta por la democracia, la cultura y la sociedad: la participación de los jóvenes y el rol de los ciudadanos en la construcción de gobiernos más estables. Esos cuatro componentes reúnen los grandes proyectos de Eafit.
Ahora, nuestros retos futuros giran en torno a consolidar propuestas importantes que se iniciaron el año pasado. Por ejemplo, consolidar Ongoing, que es nuestro centro de emprendimiento para nuestros estudiantes. También queremos estar en el “top” cinco de las universidades latinoamericanas que impulsen el emprendimiento. En mayo de este año, esperamos lanzar el centro de gerencia de empresa que estará enfocado en liderazgo y sostenibilidad. Pero nuestro gran interés es formar a los estudiantes para que generen conocimiento en diferentes áreas que puedan aportar en un futuro al desarrollo de Colombia.
En octubre de 2020, Eafit anunció el nombramiento de su primera rectora: Claudia Restrepo Montoya, quien además estudió Administración de Negocios en esa institución. Se hizo de manera virtual, con pruebas y entrevistas remotas.
Además de su pregrado, Restrepo es magíster en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y candidata a doctora en el mismo campo de la Universidad Pontificia Bolivariana. También ha sido secretaria de Educación de Antioquia (2005-2007) y directora del Instituto de Vivienda de Medellín (2008-2010), entre otros cargos.
Si bien Restrepo fue nombrada rectora en 2020, asumió el cargo en enero de 2021, cuando se encontró con los cambios indiscutibles que tuvo la educación por la pandemia. (También puede leer: Revive la idea de crear una Superintendencia de Educación)
Ahora, dos años después de ocupar la rectoría, Restrepo se enfrenta a otros retos; uno de ellos es ¿cómo alcanzar lo propuesto por el Gobierno Nacional al afirmar su intención de crear 500.000 nuevos cupos en instituciones de educación superior? ¿Las universidades privadas pueden seguir asumiendo parte del pago al Icetex de sus estudiantes?
¿Cómo concibe la intención del Gobierno Nacional de abrir 500.000 nuevos cupos en universidades públicas, privadas e instituciones técnicas y tecnológicas?
Nosotros tenemos capacidades muy robustas que permitirían recibir más población, pero no tenemos recursos que puedan pagar la totalidad. Entendemos que la meta de los 500.000 cupos está priorizada en las universidades públicas, porque ellas pueden dar gratuidad y además ya reciben un giro del Estado. Pero el mismo Sistema Universitario Estatal (SUE) les advirtió que la posibilidad es que lleguen apenas a los 250.000 cupos, entonces este es un esfuerzo que debemos hacer entre todos.
Nuestro gran llamado es que cuando se trata de cobertura, el Gobierno no puede lograrla solo con las universidades oficiales. Hay que buscar una sumatoria de esfuerzos y, dentro de eso, las instituciones de educación superior (IES) privadas tenemos capacidades para ayudar. Sin embargo, no podemos financiarlas en su totalidad. Lo que podemos hacer es un esfuerzo conjunto con el Gobierno para recibir a las nuevas personas.
Otro de los retos del Gobierno Nacional es el énfasis territorial de la educación, o sea fuera de las grandes ciudades. ¿Cuáles son las implicaciones de esto?
Eso implica que, fuera de las ciudades, se debe crear infraestructura para recibir a más estudiantes, y una universidad de calidad representa una infraestructura muy pesada. Nuestro gran llamado ha sido que nos parece bien, lo compartimos y creemos en esa iniciativa, pero una universidad no es solo un edificio, sino también espacios especializados, como laboratorios y demás.
También debe existir una compensación entre las universidades públicas y privadas. Actualmente, estamos intentando organizarnos alrededor de la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN) para ver de qué manera podemos articularnos en torno a la propuesta del énfasis territorial. Sin embargo, se debe recordar que las universidades privadas tenemos otro régimen tributario. Por ejemplo, las públicas no pagan SENA y nosotras sí. Si no tuviéramos esa obligación, podríamos destinar ese recurso a la creación de más cupos. (Le puede interesar: “Crear una Superintendencia de Educación aumentaría la burocracia”: José Consuegra)
El artículo 95 de la reforma tributaria que promovió el gobierno Petro entró en rigor en diciembre de 2022. Esto representó, en pocas palabras, que las IES privadas asumieran parte de la deuda de sus estudiantes con el Icetex. ¿Ustedes estaban preparadas para eso?
No, nos tomó por sorpresa. Nos enteramos en el último segundo de ese punto incluido en la reforma tributaria y lo supimos por los medios de comunicación.
Sabemos que tiene que haber una reforma importante en el Icetex, porque los jóvenes sienten que están pagando unos créditos muy altos. Con lo acordado en la reforma, el año pasado las privadas contribuimos a bajar la tasa de interés de los estudiantes. Hoy en día, por ejemplo, si yo recibo a un estudiante que tenga crédito del Icetex, tengo que descontar una parte del dinero que esa entidad nos gira como IES privada para que cubra lo correspondiente a la tasa de interés.
Ese artículo de la reforma está demandado, no sabemos si va a seguir o no, pero estamos preparados para continuar. Igualmente, sabemos que el Gobierno lo definió así porque los estudiantes eran los que se iban a ver más perjudicados a corto y largo plazo. Sin embargo, eso ha dejado cortas a muchas universidades privadas que no estaban listas para asumir ese compromiso. Por nuestra parte, consideramos que el Icetex es una herramienta fundamental para garantizar la llegada de los estudiantes que no acceden a la gratuidad o a los cupos de las públicas, y que además no pueden pagar la totalidad de una matrícula privada.
Muchos estudiantes afirman que los créditos del Icetex terminan convirtiéndose en una deuda impagable para ellos. ¿Cómo debería evolucionar esta entidad para convertirse en una herramienta que realmente ayude?
La única manera de hacer créditos más blandos es que las personas que los soliciten los puedan subsidiar. De hecho, los créditos bajaron para los estudiantes luego de la reforma porque las universidades privadas asumimos una parte.
Es por eso que el Icetex debería plantearse como un sistema sostenible a largo plazo. Para eso, también debería tener unas palancas en el Plan de Desarrollo con unos créditos combinados y más blandos que los estudiantes puedan pagar en el futuro. Por ejemplo, el modelo de pago posterior a la graduación es interesante y se ha hablado de implementarlo en Colombia. La solución, en todo caso, no puede ser a corto plazo. (Puede leer: “Tenemos un déficit estructural que nos está asfixiando”, rector U. Pedagógica)
¿Cuántos estudiantes son becados en la universidad?
Alrededor del 20 % de la comunidad universitaria es becada con diferentes modalidades, pero entre el 7 y 8 % tiene beca completa asumida por Eafit.
En ese 20 % tenemos becas de todas las magnitudes: los que todavía llegan de Generación E, otros de fundaciones, empresas y otros que son financiados, en parte, por estudiantes ya graduados o por empleados que trabajan en Eafit.
Nuestras becas a veces se abren por pregrado o de manera general. Tenemos la intención de amplificar la llegada de estudiantes: puede que no lleguemos con becas completas, pero queremos aportar una parte para convertirnos en una universidad mucho más incluyente y diversa.
¿Consideran que tener un 20 % de becas en distintas modalidades es un reto?
Claro, y como organización sin ánimo de lucro tenemos que buscar financiamiento. Esto es un gran desafío, incluso luego de que el Gobierno declarara que no quiere continuar con Generación E y Ser Pilo Paga. Si Eafit quiere tener mayor cobertura, debe buscar donantes y recursos.
Por ejemplo, Ser Pilo Paga generó unos resultados muy interesantes, como la interacción entre estudiantes “pilos” y la comunidad universitaria. Fue un intercambio de diversidad y conocimiento.
Usted fue elegida rectora de Eafit en octubre del 2020 y comenzó labores en enero del 2021. En ese momento todavía teníamos restricciones por la pandemia. ¿Qué ha cambiado desde entonces en su dirección?
En enero de 2021, llegué con el firme propósito de la presencialidad, no porque no haya funcionado el aprendizaje a través de la tecnología, sino porque estábamos viendo ciertas señales, como las preocupaciones respecto al alcance del proceso del aprendizaje. Estudiantes recién llegados del colegio, e incluso algunos en semestres más avanzados, no se acordaban de lo que habían aprendido previamente. Por eso, Eafit fue una de las primeras universidades en abrir en el país con un modelo híbrido. Hoy en día, la universidad es completamente presencial: podemos usar la tecnología cuando queramos, pero queremos privilegiar el aprendizaje dentro y fuera del aula. (También puede leer: Los cambios que empleará la UdeA para tratar las violencias basadas en género)
¿Cómo se está abordando la violencia de género en Eafit?
Hace unos cinco años, Eafit vivió un momento muy complejo a la luz de unas acusaciones que surgieron alrededor de acoso sexual por parte de profesores a estudiantes. Por eso, considero que como universidad hemos generado una madurez para hablar sobre ese tema, que antes era un tabú. En marzo, lanzaremos un protocolo de atención a violencias basadas en género mucho más formal, que incorpora una declaración de equidad e inclusión.
Nuestros profesores también van aprendiendo el mensaje de respetar las distancias y el lenguaje que se maneja en clase, y tenemos una oficina para temas de violencia de género y discriminación para atender los casos de manera más directa.
¿Cómo se ha planteado la atención para la salud mental en Eafit?
Después de la pandemia, se agudizó la exposición a pantallas y la disminución de los buenos hábitos de vida. Por eso, la crisis de salud mental aumentó con el covid-19 y la inversión en este tema tuvo que aumentar. En Eafit hemos triplicado la atención y también hemos capacitado a los profesores para que atiendan a los estudiantes en medio de una crisis con primeros auxilios psicosociales. También queremos enfocarnos en la prevención de problemas de salud mental: hacer conversatorios sobre el tema e invitar a desarrollar actividades de bienestar universitario.
¿Qué desafíos conciben en el futuro?
Queremos posicionarnos en cuatro ejes: el primero es ciencia, tecnología e innovación; el segundo gira en torno al bienestar y la salud, el tercero es la pregunta que tenemos sobre cómo aportar a las energías sostenibles y renovables, y el cuarto se pregunta por la democracia, la cultura y la sociedad: la participación de los jóvenes y el rol de los ciudadanos en la construcción de gobiernos más estables. Esos cuatro componentes reúnen los grandes proyectos de Eafit.
Ahora, nuestros retos futuros giran en torno a consolidar propuestas importantes que se iniciaron el año pasado. Por ejemplo, consolidar Ongoing, que es nuestro centro de emprendimiento para nuestros estudiantes. También queremos estar en el “top” cinco de las universidades latinoamericanas que impulsen el emprendimiento. En mayo de este año, esperamos lanzar el centro de gerencia de empresa que estará enfocado en liderazgo y sostenibilidad. Pero nuestro gran interés es formar a los estudiantes para que generen conocimiento en diferentes áreas que puedan aportar en un futuro al desarrollo de Colombia.