La importancia de la educación terciaria para el desarrollo del país
“Muchas personas en Colombia creen que los programas técnicos y tecnológicos son de menor categoría, de menor importancia, de menor calidad y que están destinados para ciertos grupos poblacionales”.
Luz Karime Abadía Alvarado
Referirse a educación terciaria, en lugar de educación superior, fue una de las apuestas que generó polémica en la propuesta de Ley Estatutaria de Educación, que recientemente se hundió en el Congreso. Si bien esto no era una novedad en Colombia, pues existen los niveles educativos que compone la educación terciaria, introducir esta definición era un cambio importante para avanzar en la construcción de un sistema educativo cuyos niveles de formación estén claramente diferenciados, pero articulados y con puentes comunicantes.
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Referirse a educación terciaria, en lugar de educación superior, fue una de las apuestas que generó polémica en la propuesta de Ley Estatutaria de Educación, que recientemente se hundió en el Congreso. Si bien esto no era una novedad en Colombia, pues existen los niveles educativos que compone la educación terciaria, introducir esta definición era un cambio importante para avanzar en la construcción de un sistema educativo cuyos niveles de formación estén claramente diferenciados, pero articulados y con puentes comunicantes.
La educación terciaria es un término ampliamente conocido a nivel internacional, definido en muchos países del mundo, especialmente aquellos desarrollados. Es la educación formal, conducente a título, que se da después de la educación secundaria y que prepara a las personas para adquirir conocimientos y habilidades de alto nivel, es decir, la educación profesional. Comprende lo que en Colombia se conoce como formación técnica profesional, tecnológica, pregrado universitario, especialización, maestría y doctorado; es decir, educación superior. (Puede ver: ¡Pilas! Universidad Nacional no está ofreciendo cursos de inglés gratis)
El cambio de nombre no solo es clave para estar alineados con los estándares internacionales, sino que, además, es importante como paso inicial para cambiar la cultura en el país, alrededor de los programas técnicos y tecnológicos. Cuando se hace referencia en Colombia a educación superior, el imaginario de la mayoría de las personas, incluyendo los empleadores, es solo tener en cuenta a los programas de pregrado universitarios, dejando a un lado, subordinados, los programas técnicos y tecnológicos. El término superior de alguna manera puede sonar como descalificador del resto de los niveles educativos.
Muchas personas en Colombia creen que los programas técnicos y tecnológicos son de menor categoría, de menor importancia, de menor calidad y que están destinados para ciertos grupos poblacionales. Por tanto, la aspiración de la mayoría de los jóvenes es acceder a un programa de pregrado universitario. Este poco prestigio de los programas técnicos y tecnólogos está basado en lo que ha sido el desarrollo de estos programas en el país. Muchos de ellos, no todos, en efecto de baja calidad (similar a lo que ocurre con el resto de la oferta), desconectados del sector productivo y con currículos similares a los del nivel universitario en contenidos, metodologías y asignaturas, pero de menor duración.
Sumado a lo anterior, algunos empleadores no comprenden la diferencia entre un cargo diseñado para el nivel técnico y uno de pregrado universitario. Por tanto, varios contratan profesionales universitarios, de Instituciones de Educación Superior de baja calidad, para desarrollar cargos del nivel técnico o tecnológico. Según ManpowerGroup, en Colombia el 78% de las empresas tienen dificultades para encontrar los perfiles adecuados para cubrir sus vacantes, aspecto que se viene acelerando con los avances tecnológicos, la automatización, la digitalización y la inteligencia artificial.
En Colombia, del total de la matrícula en programas de pregrado, solo el 30% corresponde a programas técnicos y tecnológicos. Mientras que, en el promedio de países de la OCDE, es al revés. El 30% de la matrícula corresponde a programas de pregrado universitario. La tasa de cotización laboral promedio (una proxy de salarios) de los egresados de programas técnicos y tecnológicos en Colombia es similar a la de programas de pregrado universitarios y, de hecho, en algunas áreas de conocimiento, los salarios ofrecidos y el número de vacantes disponibles son mayores que la de universitarios.
Los programas técnicos y tecnológicos son ideales para formar conocimientos, competencias y habilidades prácticas, aplicadas, en áreas específicas y en menor tiempo que los de pregrado universitario. Por su parte, los programas de pregrado universitario tienen una mayor duración, contienen mucha más teoría, conocimientos más amplios y profundos en una disciplina, y un mayor enfoque hacia la investigación.
Los primeros pueden responder de manera más efectiva a los cambios tecnológicos, y las necesidades puntuales de las empresas. Sin embargo, no es cierto que en los programas técnicos y tecnológicos no haya investigación ni desarrollo de nuevo conocimiento, así como tampoco es cierto que en los programas de pregrado universitario no haya componentes prácticos y aplicaciones. Tampoco es cierto que los últimos sean mejores o superiores a los primeros. Está demostrado que en un país se requieren ambos tipos de formación (de hecho, debe haber mayor proporción de técnicos y tecnólogos), pues se complementan y además ofrecen posibilidades que responden a intereses, habilidades y gustos diferentes de los jóvenes y en general de la población. No todos quieren dedicar la mayoría del tiempo a aprender conocimiento abstracto y teórico, ni el mercado laboral lo requiere.
Contar en Colombia con una oferta diversa, innovadora, y de alta calidad de programas técnicos y tecnológicos, creada en conjunto con el sector industrial, basada en las vocaciones productivas de las regiones, y con rutas de avance hacia la formación de posgrados, como por ejemplo, maestrías técnicas (como ocurre en otros países del mundo), impulsaría empleabilidad, el acceso de la población a empleos de mejor calidad, así como la innovación, la productividad empresarial y, por tanto, el desarrollo económico del país. (Puede ver: ¿Está interesado en estudiar una maestría en Alemania? Esta beca le puede interesar)
*Luz Karime Abadía Alvarado es decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.
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