Latinoamérica no ha podido reducir la desigualdad en acceso a la educación superior
Un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina señala que, mientras el porcentaje de personas que acceden a los niveles básicos y medios de la educación ha aumentado en América Latina y el Caribe en las últimas décadas, no ha pasado lo mismo en el nivel superior.
En la década de 1980, en América Latina, el 63% de los hijos de personas que no lograron graduarse de la primaria, rompían la tendencia y sí lograban hacerlo. El porcentaje disminuía a un 36% de quienes lograron graduarse de la secundaria, aunque sus padres no lo hubiesen hecho. Esos porcentajes han venido en aumento, según señala un reciente informe publicado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Es decir, cada vez más personas se gradúan de los niveles de educación básica y medio, aunque sus padres no lo hubiesen logrado. (Puede leer: La fórmula para que 110 millones de estudiantes se animen a estudiar de forma virtual)
Sin embargo, la tendencia no ha sido la misma en la educación universitaria. Hace cuatro décadas, solo el 12% de las personas finalizaban este nivel de estudios, a pesar de que sus padres no lo hubiesen hecho. Este porcentaje “apenas ha crecido desde entonces”, apunta el CAF.
Esto, según la entidad, muestra “que los altos niveles de movilidad ascendente en la región (...) están fuertemente empujados por la expansión en educación primaria, pero limitados por el magro avance en los niveles más altos”. A lo anterior se le suma que la probabilidad de completar la educación superior es más alta y ha crecido más rápido en los hijos de padres que sí tienen título universitario, frente a los hijos de padres con educación media o baja. (Le puede interesar: Alejandro Gaviria se pronuncia sobre caso de racismo y violencia sexual en Boyacá)
Para el CAF, son innegables los esfuerzos que se han hecho por disminuir las desigualdades en torno al acceso a la educación, por eso no se puede pasar por alto “el gran progreso hecho en materia de cobertura durante el siglo XX y especialmente durante las últimas décadas”. Sin embargo, la expansión educativa no ha sido igual para todos los sectores de la sociedad.
“Gran parte de la expansión de la expansión educativa que benefició a los niños y jóvenes de familias desaventajadas se dio en los niveles educativos más bajos (fundamentalmente primario, y, en menor medida, secundario)”, apunta el estudio de esta entidad, y agrega que “en los niveles educativos más altos, en particular en la educación superior, estuvo más concentrada en los jóvenes de familias de nivel socioeconómico medio y alto”. (También puede leer: Estos son los colegios oficiales de Colombia con mejor calidad educativa)
Muestra de esto son los porcentajes de las personas que en la región logran concluir cada uno de estos niveles educativos. Mientras en las primeras décadas del siglo XX casi el 80% de las personas no lograban terminar la primaria, el porcentaje se redujo drásticamente al 5% en las personas que nacieron en 1990. Por su parte, el porcentaje de personas nacidas en la última década del siglo pasado que no finaliza la secundaria es del 50%, “dejando aún muy distante el objetivo de la universalidad en este nivel”.
Manteniendo la tendencia, el nivel que menores avances muestra al respecto, es el universitario. Aunque ha aumentado en la cobertura de la educación superior, el crecimiento promedio de las matrículas para la región es del 0,7% anual, lo que lleva a que el porcentaje de la población con este nivel educativo sea todavía bajo en la mayoría de los países de la región, apunta el documento. (Podría interesarle: Colombianos ya no tendrán que homologar título de bachiller en España)
Para la CAF, el panorama regional de la desigualdad en el acceso a la educación superior se puede deber a que las personas adquieren pocas habilidades durante su paso por la educación básica, pero, sobre todo, a restricciones financieras. Otro factor a tener en cuenta, “son las disparidades regionales en la accesibilidad a oferta de este nivel, típicamente concentrada en las grandes ciudades”.
Por eso, concluye la entidad financiera, el gran reto de la región es expandir la cobertura de sus sistemas de educación superior, sea con mayor acceso a financiamiento o ampliando las sedes de las universidades en ciudades del interior.
En la década de 1980, en América Latina, el 63% de los hijos de personas que no lograron graduarse de la primaria, rompían la tendencia y sí lograban hacerlo. El porcentaje disminuía a un 36% de quienes lograron graduarse de la secundaria, aunque sus padres no lo hubiesen hecho. Esos porcentajes han venido en aumento, según señala un reciente informe publicado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Es decir, cada vez más personas se gradúan de los niveles de educación básica y medio, aunque sus padres no lo hubiesen logrado. (Puede leer: La fórmula para que 110 millones de estudiantes se animen a estudiar de forma virtual)
Sin embargo, la tendencia no ha sido la misma en la educación universitaria. Hace cuatro décadas, solo el 12% de las personas finalizaban este nivel de estudios, a pesar de que sus padres no lo hubiesen hecho. Este porcentaje “apenas ha crecido desde entonces”, apunta el CAF.
Esto, según la entidad, muestra “que los altos niveles de movilidad ascendente en la región (...) están fuertemente empujados por la expansión en educación primaria, pero limitados por el magro avance en los niveles más altos”. A lo anterior se le suma que la probabilidad de completar la educación superior es más alta y ha crecido más rápido en los hijos de padres que sí tienen título universitario, frente a los hijos de padres con educación media o baja. (Le puede interesar: Alejandro Gaviria se pronuncia sobre caso de racismo y violencia sexual en Boyacá)
Para el CAF, son innegables los esfuerzos que se han hecho por disminuir las desigualdades en torno al acceso a la educación, por eso no se puede pasar por alto “el gran progreso hecho en materia de cobertura durante el siglo XX y especialmente durante las últimas décadas”. Sin embargo, la expansión educativa no ha sido igual para todos los sectores de la sociedad.
“Gran parte de la expansión de la expansión educativa que benefició a los niños y jóvenes de familias desaventajadas se dio en los niveles educativos más bajos (fundamentalmente primario, y, en menor medida, secundario)”, apunta el estudio de esta entidad, y agrega que “en los niveles educativos más altos, en particular en la educación superior, estuvo más concentrada en los jóvenes de familias de nivel socioeconómico medio y alto”. (También puede leer: Estos son los colegios oficiales de Colombia con mejor calidad educativa)
Muestra de esto son los porcentajes de las personas que en la región logran concluir cada uno de estos niveles educativos. Mientras en las primeras décadas del siglo XX casi el 80% de las personas no lograban terminar la primaria, el porcentaje se redujo drásticamente al 5% en las personas que nacieron en 1990. Por su parte, el porcentaje de personas nacidas en la última década del siglo pasado que no finaliza la secundaria es del 50%, “dejando aún muy distante el objetivo de la universalidad en este nivel”.
Manteniendo la tendencia, el nivel que menores avances muestra al respecto, es el universitario. Aunque ha aumentado en la cobertura de la educación superior, el crecimiento promedio de las matrículas para la región es del 0,7% anual, lo que lleva a que el porcentaje de la población con este nivel educativo sea todavía bajo en la mayoría de los países de la región, apunta el documento. (Podría interesarle: Colombianos ya no tendrán que homologar título de bachiller en España)
Para la CAF, el panorama regional de la desigualdad en el acceso a la educación superior se puede deber a que las personas adquieren pocas habilidades durante su paso por la educación básica, pero, sobre todo, a restricciones financieras. Otro factor a tener en cuenta, “son las disparidades regionales en la accesibilidad a oferta de este nivel, típicamente concentrada en las grandes ciudades”.
Por eso, concluye la entidad financiera, el gran reto de la región es expandir la cobertura de sus sistemas de educación superior, sea con mayor acceso a financiamiento o ampliando las sedes de las universidades en ciudades del interior.