Los cambios que el Mineducación quiere hacerle al programa “Todos a aprender”
En 2011, el Ministerio de Educación lanzó un programa para mejorar la manera en que enseñaban los maestros de Colombia. La cartera encabezada por Aurora Vergara quiere hacer algunos cambios, pero no a todos les suena la idea.
Paula Casas Mogollón
El Ministerio de Educación publicó una circular (la directiva ministerial 003 del 7 de diciembre de 2023) que ha generado ruido y tiene inquietos a varios actores del sector. La principal razón es la estrategia que la cartera va a emplear para cumplir la meta establecida en cuanto a educación básica en el Plan Nacional de Desarrollo. Con el programa Tutorías Para el Aprendizaje y la Formación Integral (PTA/FI 3.0), como se llama la iniciativa, busca, entre otras cosas, formar a más de 7.000 tutores. (Lea: Mineducación abre convocatoria para que profesores oficiales apliquen a posgrados)
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El Ministerio de Educación publicó una circular (la directiva ministerial 003 del 7 de diciembre de 2023) que ha generado ruido y tiene inquietos a varios actores del sector. La principal razón es la estrategia que la cartera va a emplear para cumplir la meta establecida en cuanto a educación básica en el Plan Nacional de Desarrollo. Con el programa Tutorías Para el Aprendizaje y la Formación Integral (PTA/FI 3.0), como se llama la iniciativa, busca, entre otras cosas, formar a más de 7.000 tutores. (Lea: Mineducación abre convocatoria para que profesores oficiales apliquen a posgrados)
Sin embargo, las inquietudes que giran alrededor de esta iniciativa se basan en que el documento no explica qué va a pasar con el programa “Todos a aprender”, creado en 2011 para transformar las prácticas pedagógicas de los docentes con el fin de fortalecer los aprendizajes de los estudiantes.
Según Hernando Bayona, exviceministro de Educación Básica y Media, a pesar de que en los últimos años el programa ha tenido unos reveses, “particularmente en el Gobierno anterior, el aprendizaje de estos 10 años, según dicen los formadores y tutores, ha llevado a desarrollar habilidades, competencias y conocimientos frente a las necesidades de los colegios”. Como complementa Julián de Zubiría, educador y fundador del Instituto Alberto Merani, podría considerarse como el “programa educativo más importante de los últimos 30 años, ya que está orientado a disminuir la desigualdad y elevar la calidad”.
Este programa, básicamente, funciona en formato cascada. Es decir, un grupo de docentes tienen la labor de capacitar a unos tutores, quienes llegan a las escuelas y forman a los otros maestros con herramientas educativas.
“Todos a aprender” surgió en 2011 porque se registraron bajos niveles en Lenguaje y Matemáticas en las pruebas Saber aplicadas entre 2002 y 2009. Además, en ese entonces, el Ministerio reportó que hubo brechas significativas entre establecimientos educativos oficiales y privados, y entre zonas rurales y urbanas.
“Mientras que los estudiantes de colegios privados mejoraron su desempeño en ambas áreas, en los planteles oficiales se mantuvieron o disminuyeron”, aclaró en ese entonces la cartera y formuló que la principal estrategia era enfocarse en la formación de los docentes.
Una política de ese tipo no era nueva en el país. La primera vez que se implementó una iniciativa similar fue entre 1987 y 1989, que fue liderada por la Universidad de La Sabana. Aquella experiencia consistía en un plan de formación en ocho departamentos y tenía como propósito fortalecer los niveles cognitivo y pedagógico de los profesores que mostraban mejores resultados en su labor, para luego replicar estas herramientas de formación con los otros maestros.
Luego, en 1992, entró en marcha el Programa de Fortalecimiento de la Capacidad Científica en la Educación Básica y Media, con el apoyo de la Universidad Nacional. En esta iniciativa, los docentes iban a los colegios y acompañaban a los profesores durante sus clases. Al finalizar la sesión, hacían una especie de evaluación de la clase y, en caso de presentar falencias, buscaban otras estrategias. (Puede leer: U. de Caldas recibió terrenos expropiados al narcotráfico para nueva ciudadela universitaria)
Basados en esta experiencia, el gobierno de Juan Manuel Santos autorizó la creación del programa “Todos a aprender”, que, en sus primeros años, no tuvo buenos resultados, a pesar de que mostró cambios en la gestión educativa de los colegios en ciertas prácticas pedagógicas. No obstante, en una segunda evaluación realizada en 2016 por la Universidad de los Andes se registró una “mejora en el desempeño de los estudiantes en las pruebas Saber 5.º y 9.º, de Lenguaje y Matemáticas”.
De hecho, por sus buenos resultados, en 2020 la Unesco seleccionó al programa como uno de los diez finalistas del Premio Hamdan bin Rashid Al-Maktoum, que destaca cada dos años las “prácticas destacables para el mejoramiento de la eficacia de los docentes en todo el mundo”.
Un ejemplo de cómo se fue puliendo la estrategia lo explica Julio Alandete, primer director del programa y exviceministro de Educación Básica y Media. Fue en una escuela rural en Córdoba, en el Caribe colombiano. Allí los docentes se inventaron una mochila pedagógica y los profesores de Matemáticas compartían las prácticas que empleaban para enseñar. “¿Cómo enseño fraccionarios? Se preguntaban. Entonces pasaba el primer docente y exponía, luego el segundo y así sucesivamente. Al final, todos salían con mayores aprendizajes cuando llegaron a esa sesión porque se amplió el panorama y se enriquecía mutuamente”, añade.
La norma de la discordia
¿Qué es lo que hoy propone el Ministerio de Educación? El viceministro de Educación Básica y Media, Óscar Sánchez, explica que contrario a lo que quieren mostrar esta es una excelente noticia para el país, porque lo que busca es “resignificar este programa en virtud a la nueva apuesta que tiene el Gobierno en cuanto a la educación básica. Repotencia este programa al pasar de beneficiar a estudiantes de 1° a 5° a involucrar a los alumnos hasta 9°”.
Es decir, lo que pretende el Estado es impulsar una educación integral, que incorpore elementos como la cultura, el deporte, la recreación y las artes mediante la estrategia de Educación Socioemocional, Ciudadana y para la Reconciliación (CRESE). También, comenta Sánchez, se incorporarán al Ministerio de Cultura, el Ministerio del Deporte, el Ministerio de Ambiente, Ministerio de Ciencia y Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones en estos procesos de formación integral.
La idea, añade Sánchez, es abordar temas más allá de los disciplinares de Matemáticas y Lenguaje y que los estudiantes comiencen a ser “formados en estrategias, sobre todo, de competencias ciudadanas”. Entonces, resume, desde la cartera se seguirá cumpliendo la misma función, pero abordando otras áreas de formación y resalta que “recortar la multidimensionalidad de un ser humano es no reconocer lo que es la buena educación”. (Le puede interesar: La inteligencia artificial puede ser una de las mayores revoluciones en la educación)
En cuanto al cambio de nombre, Sánchez señala que lo hacen justamente porque quieren pasar del aprendizaje de las dimensiones cognitivas (matemáticas y español) a aprendizajes y formación integral, en las que, como explicaba anteriormente, buscan reconocer las capacidades artísticas, el bienestar físico y las competencias ciudadanas.
Este programa también maneja una figura de facilitador que, básicamente, hace referencia a que aquellas personas vinculadas a entidades públicas, privadas y comunitarias puedan facilitar la formación para cada uno de los centros de interés definidos por los establecimientos educativos. Esto, comenta Bayona, hoy profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes, es abrirle la puerta al sector privado.
En opinión de Bayona, la apuesta es “un tránsito armonioso”; sin embargo, advierte que más allá del cambio en el nombre sí se plantea una variación en la esencia del programa y eso genera una serie de retos. El primero, dice, es que se pierde el aprendizaje que se ha adquirido en los 10 años de funcionamiento del programa y que existe el riesgo de “improvisar o comenzar a generar acciones que no tienen evidencia”.
Otro de los desafíos, complementa el exviceministro Julio Alandete, es que se puede perder el foco del programa, que era incidir en las prácticas pedagógicas con acciones concretas y estructuradas. Entonces, añade Bayona, lo que da a entender la circular es que la iniciativa tendrá una mezcla de muchas cosas. (Lea también: La educación en 2023: el año de ChatGPT y de las pruebas PISA)
Alandete recuerda que cuando empezó “Todos a aprender”, por ejemplo, querían incluir varios factores y, después de un tiempo, se dieron cuenta de que no era posible. “Era mejor estar bien focalizados en un solo componente”, añade.
Además, agrega Bayona, podría involucrarse un tema de credibilidad, pues al programa le llevó varios años que “los maestros, tutores y formadores lo reconocieran como una apuesta de país. Eso se podría perder en caso de que no se direccione bastante bien”. En caso de que esta estrategia llegue a su fin, advierte De Zubiría, sería un mal indicador.
“El gobierno Duque ya lo debilitó mucho al cambiar los tutores y formadores, no utilizar los seguimientos para potenciarlo y descuidar la formación de los docentes”, cuenta De Zubiría y plantea que la mejor estrategia debería ser “reforzarlo y concentrarlo en lectura, pensamiento y formación para la paz. El programa tiene enorme potencial”.
Una fuente del Ministerio que prefiere reservar su nombre, por su parte, comenta que si bien la circular es ambiciosa, cuenta con unas metas muy importantes, como por ejemplo pasar de 4.500 a 7.000 tutores. “La parte operativa va a ser la parte sensible. Se debe hacerle seguimiento y una evaluación a ver cómo se va a presentar y cumplir”, advierte. Por el momento, los maestros y expertos en educación están a la expectativa de un documento que cuente con un soporte técnico de este nuevo programa que, como dice el Ministerio, es solo una “transformación” de “Todos a aprender”.
Esta es la directiva ministerial 003 del 7 de diciembre de 2023:
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