Los cambios que empleará la UdeA para tratar las violencias basadas en género
Jhon Jairo Arboleda, rector de la Universidad de Antioquia, responde a cómo fue el manejo que la institución tuvo sobre las recientes denuncias sobre acoso y abuso sexual realizadas por estudiantes. Además asegura que, a diferencia de otras universidades, durante la pandemia tuvieron los menores niveles de deserción en más de una década y que desde 2002 la institución ofrece matrícula cero para estudiantes de estrato 1 y 2.
Luisa Fernanda Orozco
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Salud mental, violencia sexual y acceso a internet. Esos fueron tres de los pilares claves para la Universidad de Antioquia, en Medellín, durante 2022. El Espectador habló con su rector, Jhon Jairo Arboleda, sobre los retos que ha tenido esta institución de educación superior pública tras la pandemia y en el marco de debates nacionales, como la reforma a los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992, que espera hacerse este 2023 como una de las apuestas más ambiciosas del Gobierno Petro.
Pero la UdeA tiene otro debate pendiente: los casos de violencia sexual que fueron denunciados dentro del campus el año pasado y que ocasionaron un revuelo mediático. Varias decenas de estudiantes, en su mayoría mujeres, publicaron el nombre de sus presuntos abusadores, quienes además estaban vinculados de alguna manera con la Universidad de Antioquia. Las modalidades fueron varias: se usó el escrache presencial y virtual, junto a la divulgación de listas con nombres que incluyeron a docentes señalados de supuesto acoso. Las estudiantes aseguraban que, si bien existían vías para denunciar, estas no eran lo suficientemente operantes y que en ocasiones, incluso, se sintieron revictimizadas. Afirmaron también que los profesores no eran suspendidos y mucho menos sancionados por sus presuntas conductas. Es por eso que, en palabras del rector Arboleda, se espera que el próximo 25 de enero se entregue una nueva política que reglamente el trato de los asuntos de género para la comunidad universitaria. De hecho, todas las universidades del país están obligadas a hacerlo mediante la Resolución 014466 de 2022 del Ministerio de Educación.
Arboleda fue elegido como rector de la UdeA para el periodo 2018-2021 y fue reelegido hasta 2024. Es egresado de Medicina Veterinaria del Alma Máter, y también cursó allí su maestría en Ciencias - Medicina Tropical. Su administración ha estado rodeada de lo impredecible: la pandemia por el covid-19 y el reto de la educación virtual son algunos ejemplos.
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Hace unos meses, integrantes de la comunidad universitaria denunciaron casos de violencia de género dentro del campus. ¿Qué medidas ha tomado la Universidad de Antioquia para atender con mayor diligencia estas denuncias?
John Jairo Arboleda: Nuestra política es cero tolerancia a temas que tengan que ver con violencia de género y violencia sexual. Primero, quisiera agradecer la contribución de la comunidad universitaria que constituyó a partir de una Asamblea, en la cual estuve, una serie de compromisos, y uno de ellos fue construir una mesa que representara todos los estamentos de la universidad. Uno de los resultados se vio reflejado en la Ruta Violenta: hicimos un ajuste.
Logramos una cosa que parecía increíble y es que en nuestro estatuto general el tema de acoso y micromachismo era tratado como un asunto de convivencia. Ahora estas conductas son tomadas como un asunto disciplinario y eso nos permitirá tomar cartas en el asunto: tenemos herramientas para proceder en lo que acontezca en la institución.
También tuvimos la necesidad de reestructurar la Unidad de Asuntos Disciplinarios: vinculamos a dos abogadas y dos psicólogas con formación en asuntos de género para tratar a nuestros estudiantes. Además, estamos trabajando para garantizar una respuesta rápida y una no revictimización junto a un debido proceso para los acusados. El 25 de enero del 2023 entregaremos la nueva política para tratar estos asuntos de género.
¿Qué piensa de la reforma que se quiere hacer en la Ley 30 de 1992?
La ley 30 tiene grandes falencias en cuanto a cuestiones presupuestales para las universidades públicas. Ha habido un liderazgo grandísimo en la UdeA respecto a este tema: profesores, estudiantes y egresados están muy involucrados. Insistimos en la importancia de enfocarnos en la modificación de los artículos que tienen que ver con la financiación de las IES públicas. Después podríamos enfocarnos como país en artículos que discuten temas como la elección del rector y de decanos. No es que estos últimos no sean importantes, sino que primero necesitamos un respiro financiero para luego modificar o incluso establecer una nueva ley que recoja todas las observaciones y regule la educación superior.
¿Cuál es su posición actual frente a programas como Ser Pilo Paga y Generación E?
No tengo ninguna duda respecto a Ser Pilo Paga. Es una propuesta muy interesante, aunque lo que siempre criticamos fue de dónde venían los recursos porque no podía ser que le quitaran los recursos a la universidad pública: el 98 % de los recursos se iba para las universidades privadas y a nosotros nos quedan porcentajes muy bajos. En la política no quedó claro un estándar de matrícula independiente de la universidad sino que equivalía al valor de la matrícula de cada institución, y las universidades públicas tienen unos costos más bajos por obvias razones. Eran desproporciones grandísimas. Además no era una beca sino un préstamo condonable. Los jóvenes que no lograban culminar sus estudios se quedaban con una deuda gigante.
Respecto a Generación E, creo que amerita un análisis importante. Los grandes beneficiarios son los jóvenes de otros estratos que puedan estudiar en universidades de alto prestigio. Este tiene como ventaja que estableció un valor de matrícula estándar o promedio y eso beneficia mucho a las universidades. La buena noticia en general es la gratuidad y el acompañamiento a los estratos 1, 2 y 3. Hasta ahora se sabe que todo el 2023 se va a garantizar la financiación para el programa.
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¿Cuáles fueron los retos y enseñanzas que dejó la pandemia?
La pandemia nos obligó a utilizar herramientas que ya teníamos cuando se decretó la suspensión de actividades presenciales. Por ejemplo, logramos meternos en las multimodalidades, un término que habla de la cantidad de recursos que tenemos y que no habíamos visto en una universidad, como la UdeA, que tiene 219 años.
Después de la pandemia, nos dimos cuenta de lo que significa la infraestructura física: la cantidad de cosas que se aprenden y se comparten, por ejemplo en las conversaciones de cafetería y mesas de la universidad.
Otro reto que tenemos es la expansión de la conectividad para nuestros estudiantes y la salud mental. El covid-19 nos revivió la atención que le debemos dar a nuestros estudiantes y también a nuestros profesores. Hemos intentado dar un buen acompañamiento y nuestro lema es “un buen vivir”. Una de las mejores respuestas que tuvimos respecto a eso fue, durante la pandemia, tuvimos el nivel más bajo de deserción que hemos tenido en 12 años.
¿Qué papel jugaron los grupos de investigación de la UdeA para el desarrollo de soluciones ante el covid-19?
Nuestros grupos de investigación aislaron el virus productor del covid-19, Sars-CoV-2, en laboratorios de nuestra universidad. Eso ayudó enormemente al diagnóstico entregado luego de las pruebas: Antes había que esperar que las muestras llegaran a Bogotá y los resultados se entregaban en 48 horas, en las cuales la propagación del virus de la persona sospechosa podía ser mayor. Gracias a nuestros grupos de investigación, logramos resultados entre 4 y 6 horas. Logramos una alianza con la Secretaría de Salud del departamento y otras instituciones de educación superior, y teníamos 14 laboratorios en Antioquia certificados para realizar el diagnóstico. También hicimos ensayos con vacunas y desarrollamos ventiladores mecánicos.
Por eso, es fundamental que nuestros equipos reciban financiamiento a ver si por fin, en algún punto de nuestra historia, alcanzamos el 1,5 % o más del PIB para ciencia, tecnología e innovación.
¿Cuáles son los puntos destacados de su gestión durante 2022?
Fue fundamental el apoyo del Gobierno para recursos adicionales, ese incremento de la valla presupuestal de las universidades públicas fue importante para sobrevivir presupuestalmente luego de la pandemia. Logramos terminar los semestres y graduar profesionales que seguramente están vinculados a espacios laborales. También logramos mantener nuestra nómina. La UdeA puede decir con toda tranquilidad que tuvo 0 % de desempleados, garantizando ingresos a las personas en momentos tan aciagos como los que se vivieron en la pandemia.
Tuvimos visita de 12 pares nacionales e internacionales que dejaron un buen informe para mantener nuestra acreditación en máxima calidad: ellos visitaron nuestro campus principal y algunos en las regiones.
¿Cuáles son los retos que tiene la UdeA en materia financiera?
Esperamos la reforma de la Ley 30, y las modificaciones a los artículos 86 y 87. Ha habido buena recepción por parte del ministro de Educación, Alejandro Gaviria, para tramitar ese asunto presupuestal y lograr tapar el déficit que ha generado la Ley 30. En eso estamos muy confiados y esperamos que eso se mantenga como una política de Estado que trascienda Gobiernos y mantenga vigencia. Nosotros en la UdeA tenemos una situación muy difícil, y las universidades públicas en general, con ese déficit que se generó en 30 años de esa ley, pero es muy significativo que este Gobierno logre modificar la Ley 30.
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¿La matrícula cero se ha adoptado para los estudiantes de todos los estratos de la UdeA?
Desde el 2002, la UdeA tiene una política de no cobro a las familias de estratos 1 y 2. Nosotros siempre hemos celebrado las nuevas políticas que atienden a las necesidades de los estratos más bajos. El municipio de Medellín logró el Acuerdo en el Consejo para la gratuidad en estratos 1, 2 y 3 para estudiantes en instituciones de educación superior pública. Con este nuevo acuerdo, cualquier entidad que tenga matriculados a estos estudiantes, recibirá los recursos para mantenerlos.
En Medellín, se estaba tramitando la acogida de la propuesta de llevar la matrícula cero a estratos 4, 5 y 6 pero todavía no tenemos novedades en la UdeA respecto a eso.
¿Qué propuestas le ofrece la UdeA a las comunidades diversas?
Ahora tenemos examen de admisión para los sordos señantes, que se unen a la admisión que pueden presentar las personas ciegas. Para los sordos señantes, interpretamos el examen en lenguaje de señas y tenemos acompañamiento de intérpretes durante el proceso. Ya tenemos entre 3 y 4 sordo señantes matriculados. Tenemos el acompañamiento durante el proceso de formación y vida universitaria para esas personas.
Nosotros también recibimos admisiones a indígenas y afrodescendientes: damos dos cupos en nuestros 108 programas para cada una de esas comunidades. Tenemos apoyos también para deportistas de alto rendimiento.
También es importante destacar nuestra presencia en regiones que ha sido nuestro proyecto histórico más importante como universidad: llevar la educación superior a los territorios más allá de Medellín.
¿Cómo se está pensando la UdeA en términos de sostenibilidad medioambiental para el 2023?
Eso está dentro de nuestro plan de desarrollo. Es un mandato que tenemos que atender durante estos años. Nosotros incluso estábamos presentando los logros sobre la base del impacto positivo a los objetivos de desarrollo sostenible a nivel mundial para el 2030.
Nosotros tenemos políticas claras como la de cero papel, que está vigente. Cada vez más irán desapareciendo las impresoras que tenemos. También tenemos otro tema como el carbono neutro. Estamos intentando implementar un aplicativo para medir los niveles.
Estamos estudiando las emisiones de gas metano relacionado a la ganadería, y estamos en un proyecto de un biogenerador de energía a partir de desechos digitales, sin contar que estamos en una transición a energías como la luz solar gracias a desarrollos de nuestros grupos de investigación.
Es una tarea que no termina pero tenemos unos objetivos claros que sean amigables con el medio ambiente.