Los docentes en Colombia (y América Latina) se rajan en su formación
Un reciente estudio del BID analizó los perfiles de las personas que estudian pedagogía en la región. En Colombia encontraron que han disminuido los profesionales en etnoeducación y que los estudiantes que se matriculan en carreras de formación docente, comparado con otras, tienen los menores puntajes en la prueba Saber 11.
Paula Casas Mogollón
Al final de una clase de geofísica, el profesor Rick J. O’Connell comentó que recientemente habían encontrado planetas en otros sistemas solares y, de manera escueta, lanzó una pregunta al azar: ¿qué pasaría si la Tierra tuviera dos veces su masa? Esa pregunta llevó a la astrofísica planetaria colombiana Diana Valencia a centrar sus investigaciones en estudiar vida en los exoplanetas. Esa capacidad de despertar curiosidad de los docentes es quizás una de las estrategias más efectivas para conseguir que los estudiantes aprendan. (Lea: Mineducación anunció la creación de 60 mil nuevos cupos en las SUE para 2023)
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Al final de una clase de geofísica, el profesor Rick J. O’Connell comentó que recientemente habían encontrado planetas en otros sistemas solares y, de manera escueta, lanzó una pregunta al azar: ¿qué pasaría si la Tierra tuviera dos veces su masa? Esa pregunta llevó a la astrofísica planetaria colombiana Diana Valencia a centrar sus investigaciones en estudiar vida en los exoplanetas. Esa capacidad de despertar curiosidad de los docentes es quizás una de las estrategias más efectivas para conseguir que los estudiantes aprendan. (Lea: Mineducación anunció la creación de 60 mil nuevos cupos en las SUE para 2023)
Así lo determinó el estudio “¿Quiénes estudian pedagogía en América Latina y el Caribe? Tendencias y desafíos en el perfil de los futuros docentes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)”, el cual analizó los datos en educación superior en 16 países de la región, entre 2015 y 2020. El objetivo, explica Analía Jaimovich, una de las autoras, es “entender cómo han sido las tendencias en la cantidad de matrículas de carreras de formación docente inicial (FID). Nos centramos en las de nivel universitario o terciarios no universitario, como los institutos de formación docente”.
Lo primero a lo que hace referencia Jaimovich, quien también es especialista sénior en educación del BID, es que la carrera de pedagogía, en varios países, sigue siendo una opción para aquellas personas que no quieren quedarse sin un título universitario, en vez de ser una alternativa para las vocaciones docentes. A este panorama se le suma el déficit que está presentando la región en cuanto a la cantidad de docentes. “Se ha estimado que para 2040, América Latina y el Caribe necesitará un 70 % más de docentes que los que requirió en 2017″, advierte.
Las razones de esta escasez son varias y dependen del nivel de enseñanza, la asignatura que dicte el maestro y la ubicación de las escuelas. “El déficit se acentúa en los niveles de preprimaria y secundaria, en áreas que requieren una especialización como matemáticas, ciencias o programas interculturales bilingües, y en instituciones que están en zonas rurales”, indica el estudio. Las precarias condiciones laborales, como los bajos salarios, la deserción y la jubilación anticipada, han contribuido también a esta problemática.
“A las condiciones anteriores se les ha sumado que, durante la pandemia registrada por el coronavirus, los docentes desarrollaron cuadros de ansiedad, cansancio y estrés provocado por la emergencia sanitaria”, apuntan los investigadores. A pesar de este panorama, “la matrícula en carreras de formación inicial docente en educación superior se mantiene estable. Entre 2018 y 2020 la matrícula en programas FID, en relación con la matrícula total en educación superior, es alta, entre 12,6 y 13,1 %”, comenta Jaimovich.
A pesar de que el número de matrículas se ha mantenido estable en estos años, Jaimovich aprovecha este indicador para señalar que no es solo cuestión de aumentar la cantidad de docentes, sino que es fundamental evaluar la calidad de educación que tienen los egresados de estos programas. Para explicar un poco mejor este punto, la investigadora pone el caso de Colombia y Chile, que son los países que cuentan con las bases de datos más robustas en cuanto a estos indicadores. (Puede leer: Las dudas sobre los 500 mil nuevos cupos en educación superior)
“Las cifras de estos países nos muestran que los estudiantes que optan por carreras de formación inicial docente vienen de contextos socioeconómicos más bajos, con padres y madres que tienen menores niveles educativos”, advierte la investigadora y continúa explicando que “incluso muchos de estos alumnos son la primera generación de sus familias que consiguen llegar a la universidad. También vemos que, en general, se presenta un rendimiento académico menor que el que se encuentra en otras carreras”.
Otro de los hallazgos importantes, cuenta Jaimovich, es que la matrícula en formación de docentes es en su mayoría femenina, pues el 73 % de las personas inscritas son mujeres. Sin embargo, muestra su preocupación por los resultados en torno a los pueblos originarios o de comunidades indígenas. “Es un tema que en América Latina nos preocupa mucho porque trabajamos con una cantidad de países que tienen múltiples lenguas, variedad de etnias y culturas, y no pareciera haberse reflejado en la matrícula global “, agrega.
¿Cómo le fue a Colombia?
El capítulo de Colombia lo explica Carolina Méndez Vargas, especialista sénior en educación del BID, y comienza justo con el caso de las comunidades indígenas. Como lo muestra la infografía que acompaña este texto, el índice que señala la participación de estudiantes en pedagogía que pertenecen a un grupo étnico se ha reducido. “Necesitamos tener profesores de diversas lenguas y culturas para que los jóvenes puedan tener una educación intercultural bilingüe y de calidad, logren aprender a leer en su lengua materna o aprender en su cultura”, dice.
Un indicador que llamó la atención, anota Méndez, es que aquellos que estudian carreras de formación docente, comparado con otras, tienen los menores puntajes en la prueba Saber 11, el examen requerido para graduarse del colegio. “También vimos que los puntajes de los egresados de programas universitarios, medidos por la prueba Saber Pro, son menores para las que están enfocadas en educación. Y el porcentaje de docentes que logra un puntaje mínimo en la prueba escrita del Concurso de Ingreso a la Carrera Pública Magisterial no supera el 20 %”, explica.
Los resultados de este estudio, señala Méndez, podrían ser una buena herramienta para el país, sobre todo ahora con la apuesta del Ministerio de Educación de impulsar la educación superior. “Estos hallazgos muestran que se necesitan más estudiantes de pedagogía y tenemos que ir a la educación media a buscarlos”, puntualiza y añade que en este punto hay un doble desafío, sobre todo en inversión en calidad, para que, por ejemplo, las instituciones de pedagogía, no sean una escuela, sino instituciones de educación superior. (Lea también: Violencias basadas en género: de 316 IES, 261 entregaron sus protocolos)
Para Méndez, lo que muestra este estudio es que es fundamental que los colegios cuenten con buenos maestros, y para conseguirlo se debe invertir en las herramientas necesarias para su formación, sobre todo enfocadas en la pedagogía. “Tener buenos docentes hace que contemos con estudiantes que tengan un aprendizaje de calidad. Esta teoría la han respaldado varias investigaciones. De hecho, un estudio anterior del BID mostró que cuando al poner un buen profesor, este es más efectivo en entornos vulnerables o con condiciones difíciles. Ahí es donde hace la diferencia”, concluye.
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