Matemáticas, una brecha de género por cerrar
Los datos nos muestran que a medida que niños y niñas atraviesan el sistema educativo, una enorme diferencia se va a abriendo en la comprensión de las matemáticas. El país ostenta la brecha de género en matemáticas más alta de la OCDE.
Luz Karime Abadía Alvarado*
Desde que comencé con mis colegas del Laboratorio de Economía de la Educación en la U. Javeriana a estudiar los problemas que nos han impedido consolidar un mejor sistema educativo en Colombia, hay uno que me trasnocha particularmente: la enorme brecha en la comprensión de las matemáticas entre niños y niñas. (Lea: A despertar el amor por la ciencia en los niños y niñas de Colombia)
Imaginemos lo siguiente: una niña, María, y un niño, Josué, en cualquier municipio o vereda de nuestro país entran al colegio al mismo tiempo. Cuando ambos están en tercero de primaria, lo más probable es que María y Josué obtengan puntajes similares en las pruebas estandarizadas de matemáticas, aunque María tal vez obtenga un mejor puntaje en la prueba de lenguaje.
En quinto de primaria la situación va a comenzar a cambiar. El puntaje de Josué en matemáticas será mayor al de María y en noveno grado María ya habrá perdido la ventaja que tenía en lenguaje. En ese punto, como lo indican los datos del Icfes, la diferencia en matemáticas entre ellos será cinco veces mayor que en primaria.
Si revisamos el desempeño en el último grado de bachillerato, el puntaje en matemáticas de Josué será siete veces mayor al de María en las pruebas Saber 11 y ella habrá perdido totalmente la ventaja que tenía en el desempeño en lenguaje.
Si ambos logran entrar a la universidad, esa brecha ya no se va a cerrar. Al finalizar la carrera la ventaja de Josué en matemáticas será más o menos la misma.
Este relato con el que intenté simplificar un complejo fenómeno, refleja lo que ocurre en Colombia con el desempeño académico en matemáticas y lenguaje de niños y niñas. Este fenómeno no es propio de Colombia, también ocurre en otros países del mundo. Sin embargo, los últimos resultados de las Pruebas Pisa, un estudio llevado a cabo por la OCDE a nivel mundial y que mide el rendimiento académico de los alumnos en matemáticas, ciencia y lectura, muestran que de las 77 economías participantes, Colombia es el país con la brecha de género en matemáticas más alta y el país donde la niñas obtienen la menor ventaja en lectura respecto a los niños.
¿A qué se debe esto? Si bien no hay estudios que determinen las causas de este fenómeno para el caso colombiano, sí hay evidencia científica a nivel internacional que explica que las brechas de género están asociadas con aspectos culturales y los estereotipos de género presentes en las sociedades. Los estereotipos de género están inmersos en la crianza, la educación, el lenguaje, la publicidad y, por tanto, en los roles que desempeñan hombres y mujeres en una sociedad. (Puede leer: Gobierno radica proyecto de ley estatutaria para que la educación sea un derecho fundamental)
Las sociedades más desiguales en contra de las mujeres, donde hay menos modelos de roles femeninos desempeñando actividades consideradas erróneamente “masculinas”, son sociedades en las que a las niñas les va peor en matemáticas.
En sociedades donde están muy arraigadas las creencias falsas como por ejemplo que hombres y mujeres deben jugar con juegos diferentes, comportarse de manera diferente, elegir profesiones y oficios diferentes, son donde las niñas obtienen menores puntaje en matemáticas y terminan escogiendo oficios y carreras universitarias relacionadas con el cuidado a otros (enfermería, educación, servicio social, etc.), mientras que los hombres eligen con más frecuencia las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Lo que sin duda marca una diferencia en los salarios promedios que recibirán.
Frases como “calladita te ves más bonita”, “¡no llores! pareces una niña”, “esa profesión es poco femenina” son frecuentes en nuestra cultura; sin embargo, hacen mucho daño, pues son un reflejo de creencias que se van perpetuando de generación en generación y terminan condicionando los gustos, roles y elecciones de hombres y mujeres desde temprana edad. Esto afecta especialmente a las mujeres, pues aminoran su confianza, condicionan sus gustos y elecciones y limitan su máximo potencial. Las mujeres terminan desempeñando los roles que les han inculcado y no necesariamente los que les gustarían.
Cada uno de nosotros puede aportar evitando el uso de lenguaje y comportamientos sexistas. A nivel de país, se requieren en Colombia políticas con enfoque de género que reduzcan los estereotipos, que potencien y visibilicen los modelos de roles femeninos. Así mismo, políticas que mejoren la calidad de la educación, con especial enfoque en el desempeño de las niñas. (Le puede interesar: Colombia es el segundo país donde hay menos gasto público en la educación secundaria)
* Codirectora Laboratorio de Economía de la Educación - U. Javeriana.
*Este texto hace parte de una campaña que impulsan El Espectador, Compensar y Ciencia Magnética para promover el fortalecimiento de la educación en ciencias en Colombia. .
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Desde que comencé con mis colegas del Laboratorio de Economía de la Educación en la U. Javeriana a estudiar los problemas que nos han impedido consolidar un mejor sistema educativo en Colombia, hay uno que me trasnocha particularmente: la enorme brecha en la comprensión de las matemáticas entre niños y niñas. (Lea: A despertar el amor por la ciencia en los niños y niñas de Colombia)
Imaginemos lo siguiente: una niña, María, y un niño, Josué, en cualquier municipio o vereda de nuestro país entran al colegio al mismo tiempo. Cuando ambos están en tercero de primaria, lo más probable es que María y Josué obtengan puntajes similares en las pruebas estandarizadas de matemáticas, aunque María tal vez obtenga un mejor puntaje en la prueba de lenguaje.
En quinto de primaria la situación va a comenzar a cambiar. El puntaje de Josué en matemáticas será mayor al de María y en noveno grado María ya habrá perdido la ventaja que tenía en lenguaje. En ese punto, como lo indican los datos del Icfes, la diferencia en matemáticas entre ellos será cinco veces mayor que en primaria.
Si revisamos el desempeño en el último grado de bachillerato, el puntaje en matemáticas de Josué será siete veces mayor al de María en las pruebas Saber 11 y ella habrá perdido totalmente la ventaja que tenía en el desempeño en lenguaje.
Si ambos logran entrar a la universidad, esa brecha ya no se va a cerrar. Al finalizar la carrera la ventaja de Josué en matemáticas será más o menos la misma.
Este relato con el que intenté simplificar un complejo fenómeno, refleja lo que ocurre en Colombia con el desempeño académico en matemáticas y lenguaje de niños y niñas. Este fenómeno no es propio de Colombia, también ocurre en otros países del mundo. Sin embargo, los últimos resultados de las Pruebas Pisa, un estudio llevado a cabo por la OCDE a nivel mundial y que mide el rendimiento académico de los alumnos en matemáticas, ciencia y lectura, muestran que de las 77 economías participantes, Colombia es el país con la brecha de género en matemáticas más alta y el país donde la niñas obtienen la menor ventaja en lectura respecto a los niños.
¿A qué se debe esto? Si bien no hay estudios que determinen las causas de este fenómeno para el caso colombiano, sí hay evidencia científica a nivel internacional que explica que las brechas de género están asociadas con aspectos culturales y los estereotipos de género presentes en las sociedades. Los estereotipos de género están inmersos en la crianza, la educación, el lenguaje, la publicidad y, por tanto, en los roles que desempeñan hombres y mujeres en una sociedad. (Puede leer: Gobierno radica proyecto de ley estatutaria para que la educación sea un derecho fundamental)
Las sociedades más desiguales en contra de las mujeres, donde hay menos modelos de roles femeninos desempeñando actividades consideradas erróneamente “masculinas”, son sociedades en las que a las niñas les va peor en matemáticas.
En sociedades donde están muy arraigadas las creencias falsas como por ejemplo que hombres y mujeres deben jugar con juegos diferentes, comportarse de manera diferente, elegir profesiones y oficios diferentes, son donde las niñas obtienen menores puntaje en matemáticas y terminan escogiendo oficios y carreras universitarias relacionadas con el cuidado a otros (enfermería, educación, servicio social, etc.), mientras que los hombres eligen con más frecuencia las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Lo que sin duda marca una diferencia en los salarios promedios que recibirán.
Frases como “calladita te ves más bonita”, “¡no llores! pareces una niña”, “esa profesión es poco femenina” son frecuentes en nuestra cultura; sin embargo, hacen mucho daño, pues son un reflejo de creencias que se van perpetuando de generación en generación y terminan condicionando los gustos, roles y elecciones de hombres y mujeres desde temprana edad. Esto afecta especialmente a las mujeres, pues aminoran su confianza, condicionan sus gustos y elecciones y limitan su máximo potencial. Las mujeres terminan desempeñando los roles que les han inculcado y no necesariamente los que les gustarían.
Cada uno de nosotros puede aportar evitando el uso de lenguaje y comportamientos sexistas. A nivel de país, se requieren en Colombia políticas con enfoque de género que reduzcan los estereotipos, que potencien y visibilicen los modelos de roles femeninos. Así mismo, políticas que mejoren la calidad de la educación, con especial enfoque en el desempeño de las niñas. (Le puede interesar: Colombia es el segundo país donde hay menos gasto público en la educación secundaria)
* Codirectora Laboratorio de Economía de la Educación - U. Javeriana.
*Este texto hace parte de una campaña que impulsan El Espectador, Compensar y Ciencia Magnética para promover el fortalecimiento de la educación en ciencias en Colombia. .
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