Matoneo escolar en Colombia: ¿en qué estamos fallando?
Más de un tercio de estudiantes reportan haber sufrido algún tipo de matoneo en su colegio. Las cifras del país son inquietantes y están por encima del promedio mundial. ¿Qué estamos haciendo mal?
María Camila Bonilla
Escuchar de casos de acoso o bullying en colegios colombianos no es algo extraordinario. Basta con ver algunos de los titulares que documentan casos de matoneo entre estudiantes para entender, también, la gravedad de la situación. A inicios de este año, por ejemplo, se conoció del caso de un niño de 10 años que tuvo que ser atendido en un hospital después de que algunos de sus compañeros le dieran una golpiza.
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Escuchar de casos de acoso o bullying en colegios colombianos no es algo extraordinario. Basta con ver algunos de los titulares que documentan casos de matoneo entre estudiantes para entender, también, la gravedad de la situación. A inicios de este año, por ejemplo, se conoció del caso de un niño de 10 años que tuvo que ser atendido en un hospital después de que algunos de sus compañeros le dieran una golpiza.
En 2022, la historia de un estudiante de séptimo grado que, al parecer, casi terminó empalado por sus compañeros del Colegio Granadino Manizales también causó indignación en redes sociales; algunos exalumnos de la institución salieron a decir, además, que no les sorprendía el caso, pues el matoneo en aquella institución era algo común.
Estas historias no son casos aislados. En Colombia, existen varias cifras para detallar el panorama de una forma más clara. El Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana ha recopilado varios datos relevantes (y preocupantes). (También puede leer: Guía para hablar con sus hijos e hijas de acoso y abuso)
En un informe del 2022, concluyó que Colombia es el segundo país con mayor exposición al bullying dentro del grupo de países de Latinoamérica y el Caribe que hacen parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Al país solo lo supera República Dominicana.
Del total de estudiantes encuestados, el 32,3 % afirmó sufrir algún tipo de bullying en el colegio, cifra que está por encima del promedio de países de la OCDE, que es del 22,7 %. Según ese informe, Colombia también se ubica por encima del promedio de esos países en otros aspectos: por ejemplo, el 10,6 % de los jóvenes colombianos también indicó haber sido amenazado por otros estudiantes en sus instituciones educativas; el promedio mundial es 4 % menor.
A la economista Gloria Bernal, codirectora del LEE, hay otra cifra que le llama la atención: mientras que el 82 % de estudiantes de otros países de la OCDE respondió que cree que es malo participar del acoso escolar, en Colombia esa cifra es de apenas el 68 %.
“En Colombia hay una especie de mayor normalización del tema del acoso, en comparación con otros países, y eso puede deberse a que somos un país violento, que diariamente está expuesto y ve muchas situaciones violentas”, indica Bernal.
A pesar de estas cifras, el hecho de que cada vez se reporte más sobre los casos es una señal de que hoy “hay un mayor entendimiento de las comunidades educativas sobre qué es el acoso escolar”, en la opinión de Red Papaz, una organización que aboga por la protección de derechos de niños, niñas y adolescentes.
Durante los últimos 10 años, agrega, se han consolidado distintos sistemas de información que permiten tener más datos sobre los casos reportados de acoso escolar en los colegios, como el Sistema de Información Unificado de la Convivencia Escolar (Siuce), el Sistema de Alertas en el Distrito de Bogotá y Te Protejo, una línea virtual que administra la corporación. (Le puede interesar: ¿Qué debe hacer si su hija o hijo es el agresor en casos de acoso escolar?)
Aunque ahora existan más datos y que probablemente se estén reportando más casos, Red Papaz resalta que todavía hay un largo camino que recorrer para arreglar el problema, empezando con entender bien qué es el acoso escolar.
Definiendo el acoso escolar
Hay varias definiciones sobre el matoneo y sus tipos. Por ejemplo, la Ley 1620 de 2013 indica que el acoso o bullying hace referencia a una “conducta negativa, intencional, metódica y sistemática” que se puede expresar a través de agresiones, intimidaciones o amenazas. El maltrato puede ser psicológico, físico, verbal o presentarse por redes sociales, correos y más medios electrónicos.
Lo importante, explicó Red Papaz a este diario, es identificar que sea una situación reiterada y sistemática durante un tiempo determinado y que “exista un desbalance de poder entre la persona o personas que ejercen estas conductas frente a quien las padece”.
¿Qué tan difícil es identificar estas señales? La respuesta, como es común, es que depende. Aunque sí existe mucha información sobre la problemática y los colegios siguen protocolos que sugieren entes territoriales, todavía hay retos, empezando porque aun hay tipos de acoso escolar difíciles de detectar.
Para Bernal, el problema no está, necesariamente, en que no haya suficiente información o consciencia sobre el acoso escolar. Más bien, dice, a pesar de que es una situación “reiterativa, y sobre la que hay manuales y rutas de acción, en la práctica no se llevan a cabo otros protocolos para prevenir eventos de bullying”.
Una de estas medidas puede ser buscar activamente señales que den cuenta que un estudiante puede estar siendo víctima de acoso, como que tenga signos de maltrato o falta de interés para realizar las actividades que antes le gustaban.
La información de estas campañas de acompañamiento y orientación, opina Bernal, no solo deben estar orientados a los niños, niñas y jóvenes en los colegios que pueden estar siendo víctimas de acoso escolar, sino también a los padres de familia y a otros “testigos” del matoneo. (Puede leer: Acoso sexual: ¿Por qué no sabemos enfrentarlo en los colegios?)
“Todos esos niños que lo están viendo pueden cambiar la historia de un momento a otro, decir: ‘yo no apoyo que estén haciéndole esto a cierta persona’. Pueden cambiar las dinámicas de los colegios”, afirma.
¿Qué hacer ante un caso de acoso escolar?
Pero, ¿qué se debe hacer una vez que ya se presente un caso reiterativo de acoso escolar? ¿Qué ruta deben seguir los estudiantes afectados o sus padres? Aquí es donde el asunto se puede poner un poco más enredado. Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), si un niño, niña o joven está siendo víctima de bullying, debe informarles a sus papás, para que ellos tomen acciones. Si un estudiante presencia la situación, debe contársela a un docente para que este le dé manejo.
Una vez que los padres estén enterados de lo que le está sucediendo a su hijo, continúa el ICBF, tienen que comunicarse con la institución educativa para que activen el protocolo de atención. Al mismo tiempo, pueden solicitar atención médica a la EPS que estén afiliados, en caso de que su hijo necesite acompañamiento psicológico o una evaluación física.
Bernal opina, sin embargo, que falta una mayor claridad en todos estos pasos, y los que están incluidos en muchas guías más sobre acoso escolar. “A veces no es completamente claro qué deben hacer los padres de familia si les preocupa que a su hijo le estén haciendo bullying: no saben si hablar directamente con los papás del agresor, ir al colegio o informar al acompañante del curso”, indica. “Esa complejidad también hace que algunos casos potencialmente graves no se reporten”.
En teoría, una vez que el colegio tenga información sobre el evento, debe resolverlo, de acuerdo con su protocolo. La institución educativa se puede enfrentar con otros desafíos, sin embargo. Uno de los últimos informes del LEE advirtió que solo el 19 % de instituciones educativas analizadas tenían mecanismos para identificar la violencia escolar. Además, encontró que, en promedio, hay 800 estudiantes por un profesional psicosocial en los colegios oficiales, mientras que los privados tienen 285 jóvenes por un experto de este tipo. (Le puede interesar: Matoneo: Corte Constitucional ordena a colegios tomar acciones para frenar casos)
Aunque es claro que estas características no aplican a todas las instituciones educativas, uno de los puntos clave que resalta Red Papaz es que los colegios reconozcan que el acoso escolar puede suceder en cualquiera de ellos. Y que, por lo tanto, prevenirlo debe ser “una tarea permanente”.
La tarea, además, no es solo de los colegios, sino de lo que Red Papaz llama las comunidades educativas, donde también participan las familias. Para la organización, una de las prioridades es que la comunidad educativa en general sepa implementar los protocolos contra el acoso escolar. Una de las estrategias para lograr esto es fortalecer la relación que tienen las familias con las instituciones educativas e impulsar la idea de que el “bullying no es chistoso, no es formador de carácter, no es inofensivo”.
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