“Me honra ser la primera mujer en una pared con 23 fotos de hombres”: Raquel Bernal
Raquel Bernal es la primera rectora en los 74 años de la Universidad de los Andes. En entrevista, habla de las lecciones y desafíos que dejó la pandemia en la Institución y en la educación superior en Colombia; las estrategias que están empleando para promover el cuidado de la salud mental entre los y las estudiantes; y sus metas como rectora del plantel.
Paula Casas Mogollón
En los 74 años de existencia que tiene la Universidad de los Andes han pasado 23 hombres por la rectoría. En una de las paredes está la foto de cada uno de ellos. Desde el 21 de abril, por primera vez en su historia, está colgada la imagen de una mujer, la primera rectora. Se trata de la economista Raquel Bernal Salazar, quien ha centrado su investigación en estudiar la economía social, la economía de la educación, la de los hogares y laboral, así como los determinantes del capital humano, principalmente durante la primera infancia.
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En los 74 años de existencia que tiene la Universidad de los Andes han pasado 23 hombres por la rectoría. En una de las paredes está la foto de cada uno de ellos. Desde el 21 de abril, por primera vez en su historia, está colgada la imagen de una mujer, la primera rectora. Se trata de la economista Raquel Bernal Salazar, quien ha centrado su investigación en estudiar la economía social, la economía de la educación, la de los hogares y laboral, así como los determinantes del capital humano, principalmente durante la primera infancia.
Este cargo no es nuevo para Bernal, desde el 21 de agosto de 2021 se viene desempeñando como rectora encargada. Desde este puesto desarrolló el plan que seguirá la universidad en los próximos cinco años. En entrevista, Bernal habla de las lecciones y desafíos que dejó la pandemia en la Institución y en la educación superior en Colombia; las estrategias que están empleando para promover el cuidado de la salud mental entre los y las estudiantes; y sus metas como rectora del plantel.
Cuando recibió la vicerrectoría, en diciembre de 2019, tenían un plan de trabajo diferente, pero con la pandemia hubo un cambio de estrategia. ¿Qué ha significado estos últimos años para la institución y la educación superior?
Me haces acordar cómo fue esa época de dura. Veníamos con unos planes y realmente estuvimos año y medio concentrados en una cosa totalmente distinta. El sistema de admisión cambió porque no se hizo la prueba Saber 11. Todo hubo que ajustarlo. Yo creo que la educación superior venía con unos cambios muy significativos, con unos retos importantes que implicaban la necesidad de unas transformaciones muy grandes. La pandemia tuvo unos efectos, como las brechas de aprendizaje, pero realmente el sistema educativo venía enfrentando unos desafíos muy grandes desde antes y creo que de alguna manera la pandemia y la virtualidad asociada a ella nos lanzaron a darnos a la tarea de enfrentarlos de una manera más rápida. (Puede leer: ¿Quién es Raquel Bernal, la nueva rectora de la Universidad de los Andes?)
¿Cuáles son esos retos a los que hace referencia?
Los tengo clasificados en cinco. El primero es un reto demográfico y se da porque los hogares tienen menos hijos. Eso significa que las cohortes de jóvenes que llegan a la universidad son más pequeñas, hay menos estudiantes. El segundo es la transformación tecnológica, que trae consigo la inteligencia artificial, la automatización y se estima que el 50 % de las ocupaciones que ahora conocemos se van a desaparecer en la próxima década. Eso tiene una gran incidencia sobre lo que hacemos, porque entonces qué tipo de ocupaciones vamos a tener que formar y qué va a pasar con las carreras que ahora existen.
El tercer reto es la financiación de la educación superior. Lo cuarto es que veníamos aprendiendo de las neurociencias, es decir, hemos visto que el ser humano aprende de unas maneras que no son las formas cómo enseñamos nosotros. Vemos que el ser humano aprende más si es con experiencias o si es un alumno activo, pero las instituciones educativas seguíamos enseñando desde el tablero. Y el quinto reto es un cambio en el tipo de estudiante. Vamos a tener estudiantes de cualquier edad, con diferentes objetivos y la educación se debe modularizar.
La pandemia dejó unas secuelas en la educación. Generalmente se habla de deserción o inasistencia escolar. ¿Cuáles son esas otras consecuencias?
Los estudiantes nuevos que esperábamos se redujeron como en un 17% a nivel nacional y luego están las brechas de aprendizaje. Hay alguna evidencia con las pruebas Saber 11 de que efectivamente por nivel socioeconómico se ampliaron durante la pandemia. Los estudiantes que están en colegios privados lograron mantener la continuidad de su educación, pero el sector público tuvo mayor dificultad, no todos tenían conectividad. También está el impacto en la salud mental y esto pasó tanto en los jóvenes estudiantes como a los grandes. Se presentaron unos grandes impactos en el desarrollo socioemocional de los niños, niñas y adolescentes, porque estuvieron aislados o se comunicaron a través de plataformas. Esto es como una bolita de nieve: cuando uno no está bien emocionalmente, tampoco puede aprender bien y quizás eso va a tener una repercusión adicional sobre los resultados de aprendizaje de nuestros estudiantes. (Le puede interesar: Icetex: Gobierno alista decreto que implementaría pagos según el salario)
Hablando de la salud mental, ¿qué estrategias implementaron para apoyar a los y las estudiantes?
El tema de la salud mental en la población universitaria venía con crecientes problemas en la prepandemia. En el lustro anterior a la pandemia, las instituciones habían multiplicado por seis los servicios de atención a sus estudiantes a través de apoyo psicológico y de consejería porque era tal la magnitud de los trastornos de salud mental. En la pandemia vimos que aumentaron los casos de ansiedad, depresión, de estrés crónico y vemos un incremento en los problemas de adicción. En este tiempo atendimos con algo de dificultad todo virtualmente. Y la primera estrategia de combate fue la presencialidad y me inventé estrategias para prácticamente obligarlos a venir, porque estaba convencida de que si le seguíamos ofreciendo un pedacito virtual aquí y allá, ellos iban a preferir quedarse en sus casas.
Luego tenemos un plan bastante extenso de bienestar que tiene varias partes. Una es medir. Hacemos una encuesta anual de medición del bienestar de los estudiantes para saber cómo están y para entender por qué. Medimos qué aspectos son los que tienen mayor impacto sobre el bienestar y eso nos da varias luces de políticas que podemos implementar. Seguramente habrá unos estudiantes que ya tenemos vulnerables y ya no funciona tan bien la estrategia de prevención y promoción. Por eso, otro ítem, es un apoyo psicológico individual y hay otros estudiantes que están en riesgo, pero aún no en situación severa. El otro plan está enfocado en este último grupo, que podemos atender a través de estrategias grupales con las que ayudas a mitigar el riesgo.
Ya hablamos de esos grandes retos, pero, ¿cuáles son esas lecciones que quedan de la pandemia?
Una de las cosas que más me llamó la atención es que, irónicamente, “rehumanizamos” la educación. Los estudiantes a través de las pantallas estuvieron en nuestras casas, en las de los profesores, y nosotros estuvimos en las casas de ellos. Esto creó una cercanía y como estábamos en crisis, pues los profesores se tomaban el tiempo de saber cómo estaban, digamos que se daban unas discusiones mucho más personales. Otra cosa que pasó es la resignificación de la presencialidad, ver que hacer ir al estudiante puede tener un propósito. Entonces digo, lo voy a hacer interactuar, lo voy a hacer debatir, lo voy a poner a reflexionar alrededor de un tema ético, por ejemplo. Y la digitalidad va a apalancar muchos de los procesos que ya veníamos utilizando, sería el tercer aprendizaje que tomaría yo. (También puede leer: La mitad de los estudiantes cree que la educación se deterioró después de los encierros)
Dice que uno de los aprendizajes fue tomar la virtualidad como una herramienta. ¿Qué tan difícil fue esta adaptación, teniendo en cuenta que las universidades tradicionales le tenían miedo a este cambio?
Nos pudimos dar cuenta de que lo digital era posible. Había un gran escepticismo desde las universidades tradicionales, que pensábamos que esto solo era posible si se hacía presencialmente y que no había otro modelo siquiera imaginable. La pandemia nos dijo que era posible, pero que tocaba hacerlo bien para tener mayor impacto, mayor alcance y mejor sostenibilidad. Apalancar en la tecnología va a ayudar mucho a ese nuevo modelo educativo de los próximos años en el mundo. A través de la tecnología podemos atender a nuestros estudiantes mejor. Si yo, por ejemplo, montó un curso de alta calidad con analíticas de datos con inteligencia artificial, voy a darle a mi estudiante un camino más flexible.
Ya llevaba siete meses en el cargo, como rectora encargada. ¿Qué planes pudo adelantar ese tiempo?
Desarrollamos nuestro plan estratégico que será de 2021 a 2025, que define los pasos para esta universidad los siguientes cinco años y en el que se incluyó los aprendizajes que teníamos en ese momento con la pandemia y los grandes retos que nombré al comienzo. Cuando asumo como rectora encargada estaba el inicio de implementación de ese nuevo plan estratégico. Está una educación continúa, entendiendo que ahora la gente debe aprender a lo largo de toda la vida y ya no como unos certificados de asistencia, porque yo quería aprender un poquito más de historia o de arte, sino con unos certificados por competencias. También hay un énfasis en las maestrías 100 % virtuales y unas iniciativas de cómo apalancar el pregrado en la transformación digital. Mi tarea era darle inicio a la implementación a esas estrategias, ir avanzando en lo que habíamos empezado.
¿Y ahora como rectora electa cuál será su objetivo?
El encargo con el que llego es que la universidad tenga en firme su nuevo modelo de oferta educativa. Materializar todo eso que está en nuestro plan estratégico. Lo segundo es que a través del nuevo modelo podamos garantizar la sostenibilidad financiera, el impacto, la vigencia y nuestro mejor cumplimiento de la misión de la universidad. En todo este proceso sigue siendo importante el liderazgo. Cuidar nuestra posición en los rankings y mejorarla. Somos líderes en Colombia según la gran mayoría de los rankings, y en Latinoamérica aparecemos como entre el top cinco o el top diez. Podemos mejorar y eso requiere un esfuerzo grande en investigación, en internacionalización, en empleabilidad o en indicadores de docencia. (Le puede interesar: Universidad Externado entregará más de 400 becas para estudios de pregrado)
Esta es una pregunta chiclé, pero hasta ahora estamos rompiendo estereotipos en Colombia. ¿Qué representa ser la primera rectora en la historia de esta institución?
Es un gran honor. El día de la elección pasé un día muy feliz, francamente. Me honra muchísimo ser esa primera mujer en una pared que tiene 23 fotos de hombre. La cosa que más alegría me produce es que es una inspiración para mis estudiantes y más allá para las jóvenes de este país. Ver esos modelos de rol de unas mujeres que llegan por méritos, por esfuerzo, es verdaderamente valioso para las jóvenes de este país y eso a mí me llena de emoción. La literatura muestra que cuando uno tiene esos modelos de rol, uno logra cambiar las aspiraciones y las expectativas de vida que tiene. Las jóvenes dicen esto sí se puede, cambia un chip, cambia la aspiración.