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Luego de la elección del nuevo rector de la Universidad Nacional ha habido, como era de esperarse, tanto críticas como opiniones favorables frente a la victoria de José Ismael Peña Reyes la semana pasada. También una intensa discusión, como suele suceder, sobre el proceso de elección. Es difícil que toda la comunidad académica resulte conforme tras estos procesos.
Por eso, este 25 y 26 de marzo se hicieron públicos un par de comunicados de algunos de los integrantes del Consejo Superior Universitario (CSU), encargado de elegir al rector, para aclarar, lo que, a sus ojos, ha sido una muy equivocada lectura de la situación. Algunas publicaciones, dice uno de ellos, están dando a entender, erróneamente, que hubo una “conspiración”.
El primer comunicado fue firmado por Ignacio Mantilla Prada, representante de los exrectores; Humberto Rosania Ortega, designado del Consejo Nacional de Educación Superior (CSU); Verónica Botero Fernández, delegada del Consejo Académico; y Diego Torres Galindo, representante profesoral. En este artículo es posible leer algunos de los puntos que aclararon, pero, en síntesis, expresan que todo el proceso de elección estuvo ajustado a la norma.
El otro comunicado fue publicado únicamente por el profesor Diego Torres Galindo. En él, aclara varios puntos que han causado confusión y que, para él, han alimentado las teorías de conspiración. Uno de ellos tiene que ver con las reuniones que tuvieron integrantes del CSU con algunos de los candidatos que aspiraban a la rectoría de la U. Nacional.
“Previo a la designación, todos los miembros del CSU tuvieron diferentes reuniones que son absolutamente normales y hasta rutinarias en las sesiones del CSU, y en especial dentro del proceso de designación rectoral de la UNAL”, aclara Torres.
“En particular, la Representación profesoral tuvo reuniones no solo con todos los candidatos, sino además con miembros del CSU de forma individual y grupal, como pueden constatar las designadas del gobierno nacional María Alejandra Rojas Ordóñez y Danna Nataly Garzón Polanía, con quienes se tuvo una reunión el día lunes 18 de marzo a petición de ellas mismas, o con los restantes miembros del Consejo Superior Universitario el 19 de marzo, después del Consejo Ordinario en el que se entrevistó a los candidatos”.
Para Torres, “esta supuesta conspiración entra en conflicto con la realidad del proceso”.
En su comunicado (que se puede leer de forma completa al final de este artículo) también critica la manera en la que actuaron las delgadas de la Presidencia y la ministra de Educación, Aurora Vergara. Pese a que habían acordado cómo se llevaría a cabo el proceso, Torres escribe que “para nuestra sorpresa, a lo largo de la tarde tanto las delegadas del señor presidente como la misma ministra de educación difundieron de forma pública en sus cuentas de X la información del desarrollo de la jornada de designación junto con sus supuestos votos”.
Eso, anota, agravó la situación de seguridad, “estuvo en contra de los acuerdos que las mismas consejeras y la ministra de educación habían concertado el día 21 de marzo, y mostró un absoluto desprecio por la autonomía universitaria junto con un muy bajo conocimiento y falta de experiencia de las responsabilidades que se tienen al pertenecer a un cuerpo colegiado del nivel del Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional de Colombia”.
Para Torres, la exigencia que hizo el presidente Gustavo Petro a sus consejeros de revelar sus votos, y la aceptación de Vergara y de las consejeras, rompió el compromiso de mantener la confidencialidad y “exponer a los miembros del CSU que por semanas venían siendo víctimas de intentos de coaccionarlos”.
En el comunicado, que se puede leer a continuación, también detalla cómo fue el proceso metodológico, que también ha causado discusión. “Es claro que nuestro sistema de designación de los rectores y decanos no es un sistema perfecto, de hecho ninguno lo es. Pero ha sido construido por las mismas personas que al parecer hoy se niegan a aceptarlo y que en 2015, 2018, 2021 apoyaron la postura de la representación profesoral de no acompañar con su voto a quienes obtuvieron la mayoría de opiniones favorables entre los profesores en la consulta previa”, apunta el profesor Torres.
Sin embargo, la posición del profesor Diego Torres también ha recibido críticas. Unas de ellas fueron recogidas por un grupo de profesoras reunidas en la Red de Profesoras Universitarias, que señalan que hubo una “pérdida de la confianza, y de la falta de honestidad y transparencia en su actuar, de varios de los representantes que integran el CSU”.
“En ninguna de las pobres explicaciones entregadas por los integrantes del CSU que se han pronunciado de manera fragmentada, se defienden las calidades superiores del profesor Peña para ser el acreedor al título de rector de la Universidad Nacional de Colombia”, anotan las profesoras. “Que la elección del rector se reduzca a la suerte o a criterios tipo reallity como el candidato de menor ‘antipatía’, es muy preocupante para una Universidad que se precia de ponderar el mérito, por encima de todo. Por méritos se ingresa para ser estudiante, profesor, funcionario administrativo, pero para rector, se necesita afinidad, simpatía y suerte con la mayoría del CSU (y su método secreto de elección)”, se lee en otro apartado.
El grupo también reprocha que el profesor Diego Torres hubiese anunciado con anterioridad su compromiso de votar por el ganador de la consulta que se llevó a cabo en la U. Nacional, pero luego cambió de opinión por ser víctima de amenazas.
En este artículo se pueden leer con más detalles sus reparos.
Nota del editor (31 de marzo): Incluimos unos fragmentos del comunicado de la Red de Profesoras Universitarias publicado el 30 de marzo.
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