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A finales de este año conoceremos los resultados de la última evaluación de las Pruebas Pisa, en la que se analizaron las habilidades y los conocimientos de los estudiantes de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias de al menos 77 países vinculados a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Más de 600.000 estudiantes participaron en todos los continentes. (Puede leer: El lío con el supuesto hallazgo de un objeto que no hace parte del Sistema Solar)
Hasta ahora las Pruebas Pisa han confrontado al sistema educativo colombiano con una amarga realidad: los estudiantes del país exhiben un bajo y preocupante desempeño en las tres áreas evaluadas. El desempeño de los jóvenes colombianos está varios puntos por debajo del promedio de la OCDE.
Las pruebas clasifican a los estudiantes en seis niveles de desempeño, siendo uno el más bajo. En el caso de matemáticas, en la penúltima evaluación que se aplicó en 2018, cerca del 35% de los estudiantes de Colombia superaron el nivel 2 (el promedio de la OCDE fue del 76 %). En Colombia apenas un 1 % de los estudiantes se ubicaron en el nivel 5 o superior en matemáticas (media de la OCDE: 11 %). (Le puede interesar: El fósil de una nueva especie que ayudaría a resolver uno de los misterios sobre las aves)
En el área de ciencias los resultados son similares y definitivamente marcan un llamado de atención para trabajar por la calidad en los próximos años. El 50 % de los estudiantes del país superaron el nivel 2, siendo el promedio de la OCDE del 78 %. Sin embargo, “un porcentaje insignificante de los estudiantes se ubicó entre los de mejor rendimiento en ciencias, lo cual quiere decir que su competencia corresponde a los niveles 5 o 6 (media de la OCDE: 7 %)”.
En la prueba de lectura, un 50 % de los estudiantes alcanzaron al menos el nivel 2 de competencia en lectura, siendo el promedio de la OCDE del 77 %. Y tan solo el 1 % de los estudiantes logran los niveles superiores (5 o 6) en las Pruebas Pisa, frente a un 9 % de promedio entre la OCDE.
Las pruebas han hecho evidente una verdad por todos conocida: “La condición socioeconómica es un fuerte factor para predecir el rendimiento en matemáticas y ciencias”. En Colombia este factor explica cerca del 13 % de la variación en rendimiento en matemáticas y 12 % de la variación en rendimiento en ciencias. (También puede leer: Por primera vez, crearon un órgano humano dentro de un animal)
Luz Karime Abadía, profesora de la U. Javeriana y codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación, ve aquí un reto enorme en términos de políticas públicas para cerrar esa brecha de inequidad. “¿A quiénes les va mejor al terminar todo el ciclo educativo? Pues a aquellos que están en hogares de más recursos, aquellos con padres educados, aquellos que tienen mayores ventajas socioeconómicas y están en colegios privados. Esta desigualdad la vemos en las Pruebas Pisa, pero también en las Pruebas Saber”.
Una encuesta aplicada por la OCDE reveló que los directores de escuela de Colombia reportaron más escasez de personal y más escasez de materiales que la media de la OCDE, y los directores de escuelas desfavorecidas reportaron escasez de personal con mayor frecuencia que los directores de escuelas favorecidas.
En Colombia, el 34 % de los estudiantes matriculados en una escuela desfavorecida y 18 % de los estudiantes matriculados en una escuela favorecida asisten a un plantel cuyo director reportó que la capacidad de la escuela para brindar educación se ve obstaculizada por lo menos hasta cierto grado por la falta de personal docente.
Es difícil pensar que con una pandemia de por medio, que perturbó todos los procesos educativos, los próximos resultados sean muy esperanzadores. Aun así, una mirada a los resultados de Colombia desde que comenzó a ser evaluada en 2006 muestran un leve incremento en el rendimiento. (Puede interesarle: El cometa Nishimura podrá verse desde Colombia: conozca fecha y hora para hacerlo)
Andreas Schleicher, asesor especial de política educativa de la OCDE, al frente de las Pruebas Pisa, señaló recientemente que en 2025 estarán enfocados en evaluar mucho mejor cómo se están desarrollando las competencias científicas de los estudiantes alrededor del mundo: “Vamos a fijarnos mucho más en la capacidad de los estudiantes para pensar como científicos, para abordar problemas de la vida real mediante la aplicación de ideas y conceptos científicos complejos, y así sortear la ambigüedad”.
En una conferencia virtual, Schleicher resaltó que “la ciencia crea una realidad compartida que necesitamos desesperadamente en el mundo de polarizaciones en el que vivimos”. Justamente en un mundo que ha visto alterada la vida de millones de personas por un coronavirus, en el que la crisis climática pasó a ser emergencia climática, y en el que otros desafíos globales exigen preparar a ciudadanos capaces de buscar soluciones para adaptarse a nuevos entornos, la enseñanza de la ciencia cobra una dimensión preponderante.
“La ciencia siempre crea ese optimismo científico, esa actitud de que podemos encontrar respuestas a los problemas del futuro”, anotó Schleicher. (Puede leer: Crean, por primera vez, modelos completos de embriones humanos en laboratorio)
Para no dejar que el pesimismo se imponga, vale la pena recordar un proverbio fácilmente trasplantable al ámbito de la educación: “El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años, y el segundo mejor momento es ahora”.
*Este texto es parte de una campaña que impulsa El Espectador, Compensar y Ciencia Magnética para promover el fortalecimiento de la educación en ciencias en Colombia.