Pruebas Pisa: así le fue a Colombia en ciencias, matemáticas y lectura
Aunque los resultados frente a los de 2018 no cayeron de forma tan abrupta como en el promedio de los países de la OCDE, el rendimiento de los estudiantes colombianos sigue estando lejos del performance medio de la organización. A pesar de esto, Colombia es uno de los cuatro países que se opone a una tendencia de descenso a largo plazo que la organización ha identificado en los últimos años.
Paula Casas Mogollón
César Giraldo Zuluaga
Este martes, 5 de diciembre, y tras un año de retraso por cuenta de la pandemia por covid-19, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicó los resultados de las Pruebas Pisa 2022, una evaluación esperada con ansias en el mundo de la educación por ser la primera aproximación al impacto que tuvo la emergencia sanitaria en los sistemas educativos del mundo. (Puede leer: Pensamiento científico, el reto de las próximas Pruebas Pisa)
Como contamos en esta nota, en la que abordamos el panorama general de los 81 países donde se llevó a cabo la prueba, “los resultados de PISA 2022 no tienen precedentes”, según la OCDE. El rendimiento medio en los países de la Organización cayó 15 puntos en matemáticas y 10 puntos en lectura, mientras que los resultados en ciencia no variaron significativamente.
Para hacerse una idea de la caída en el rendimiento, es importante señalar que en las dos décadas que se llevan adelantando las pruebas PISA, la puntuación media nunca había variado en más de cuatro puntos en matemáticas o cinco en lectura entre evaluaciones consecutivas. “La dramática caída en el rendimiento sugiere un choque negativo que afecta a muchos países, al mismo tiempo que el covid-19 pareciera ser un factor obvio”, resaltó la organización.
Si bien en Colombia los resultados de 2022 también muestran un declive respecto a los obtenidos en 2018, la caída no es tan fuerte como en el promedio de los países analizados. En matemáticas, por ejemplo, el puntaje del año pasado fue de 383, frente a los 391 obtenidos en 2018, lo que evidencia una caída en 8.2 puntos. De 412 puntos en ciencia, el país pasó a 409 en la última evaluación, una reducción de 3.6 puntos; mientras que ciencia, en donde pasamos de 413 a 411 puntos, es la que menos cae, con una diferencia negativa de solo 2.2 puntos entre ambas pruebas.
Para Óscar Sánchez, viceministro de Educación Preescolar, Básica y Media, estos resultados muestran que Colombia “de pronto no lo hizo tan mal como nos lo imaginábamos”. Aunque es pronto para sacar conclusiones sobre por qué el país no se vio tan afectado por el covid-19 como el promedio de los países de la OCDE, Sánchez le señaló a este diario algunas de las hipótesis que maneja.
La primera de ellas, apunta el viceministro, es que “de todos modos se mandaron guías y se hicieron programas de televisión”. La segunda apela a la “creatividad que pudieron tener los maestros”, sobre todo, dice, en un país donde tienen tanta autonomía: “ese ejercicio autonómico, que es muy cuestionado, de pronto les dio la posibilidad de no esperar a que llegaran las instrucciones, sino ver cómo resolvían por su cuenta”. (Le puede interesar: Educar en ciencia, un modelo aún por construir en Colombia)
Por último, plantea Sánchez, es posible que “los programas de alimentación escolar hayan hecho que el vínculo entre la familia y la escuela no se perdiera del todo”. Bajo esta lógica, comenta el viceministro, cuando los padres de familia iban al colegio por el refrigerio o el mercado, recogían los materiales que elaboraban las instituciones. Eso sí, “todas estas hipótesis habría que entrar a evaluarlas de manera más científica”, concluye.
Mientras tanto, Gloria Bernal, directora del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, tiene un análisis menos optimista. Para Bernal, no solo es el hecho de que hayamos desmejorado con respecto a 2018, sino que “lo más preocupante está por venir”.
“Las cohortes más pequeñas, quienes debieron aprender a leer y escribir en 2020 y 2021 y no lo hicieron adecuadamente, tendrán más rezagos que lo que hoy muestran nuestros estudiantes con respecto a la OCDE”, dice la directora del LEE.
Una caída en los últimos años, pero resultados destacables a largo plazo
Si bien la caída de los resultados para Colombia fueron menos drásticos que en el promedio de los países de la OCDE, también es cierto que los puntajes obtenidos por los estudiantes colombianos en las tres áreas evaluadas por las pruebas siguen estando muy lejos del promedio.
Como puede ver en la infografía que acompaña este texto, la diferencia entre el puntaje obtenido por el promedio de los países de la OCDE y Colombia en matemáticas es de 89 puntos; en lectura es de 67 y, en ciencia, es de 74. En palabras de Bernal, del LEE, “estamos rezagados”.
Otra forma de ver este rezago es comparando el porcentaje de estudiantes que alcanzaron los niveles 2 de competencia, considerados los niveles básicos en las tres áreas evaluadas. En el caso de matemáticas, en este punto “los alumnos empiezan a demostrar capacidad e iniciativa para utilizar las matemáticas en situaciones sencillas de la vida real”. (También puede leer: Matemáticas, una brecha de género por cerrar)
En Colombia, al menos el 29 % de los estudiantes alcanzó este nivel en matemáticas, un porcentaje significativamente menor que la media de los países de la OCDE, que es del 69 %.
El panorama en lectura es similar: cerca del 49 % de los estudiantes colombianos alcanzaron el nivel 2, que les permite identificar la idea principal de un texto de extensión moderada, encontrar información basándose en criterios explícitos y reflexionar sobre el propósito y la forma de los textos, entre otras competencias. El promedio de estudiantes en este nivel para los países de la OCDE es de 74 %.
Y, finalmente, en ciencia ocurre algo muy parecido. Mientras el promedio en los países de la OCDE es de 76 % de los estudiantes en nivel 2, en nuestro país es solo del 49 %. Estos alumnos “pueden reconocer la explicación correcta de fenómenos científicos conocidos y pueden utilizar dicho conocimiento para identificar, en casos sencillos, si una conclusión es válida basándose en los datos aportados”, explica la OCDE.
Bernal dice que esta brecha de matemáticas en el presente “precede una ampliación de la brecha en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) con respecto a estos países a futuro”. Por su parte, agrega la directora del LEE, las deficiencias en la lectura “también implica retrasos en el aprendizaje de muchas otras áreas y otras barreras como la posibilidad de leer críticamente o de acceder a ciertos empleos”.
De hecho, a su parecer, si bien matemáticas es el área en la que peor le va al país, los desafíos más altos se encuentran, precisamente, en la lectura crítica. “Solo en la medida que nuestros estudiantes mejoren en comprensión lectora y desarrollemos habilidades de lectura crítica, podemos mejorar sustancialmente en otras áreas, incluyendo matemáticas”.
Sin embargo, rescata la OCDE, no todo son malas noticias para el país. Si bien la pandemia explica, en gran parte, el dramático declive en los resultados de las últimas pruebas, “la tendencia de los resultados de PISA revela un descenso de décadas que comenzó mucho antes de la pandemia”.
Por ejemplo, advierte la organización, los resultados en lectura y ciencias alcanzaron su punto máximo entre 2009 y 2012, mientras que el rendimiento en matemáticas empezó a descender antes de 2018, incluso en algunos de los países que mejores resultados obtienen. (Puede interesarle: Ley estatutaria de educación, a punto de pasar su primera prueba en el Congreso)
La cuestión, como resalta la OCDE en su informe, es que cuatro países y economías se oponen a esta tendencia de descenso a largo plazo. Además de la región china de Maco, Perú y Catar, se encuentra Colombia. “Sus resultados han mejorado de media en las tres materias durante todo el periodo en que han participado en PISA”, apuntan desde la organización. Cabe resaltar, como puede ver en la infografía, que el país participa en estas pruebas desde 2006.
Diferencias socioeconómicas y de género en Colombia
Las pruebas Pisa también permiten ver qué tanto se diferencian los resultados al interior de los países por cuenta del nivel socioeconómico. En Colombia, por ejemplo, el 25 % de los estudiantes más favorecidos (en términos socioeconómicos) obtuvo79 puntos más en matemáticas que el 25 % menos favorecido. Sin embargo, dice la OCDE, esta diferencia es inferior a los 93 puntos que hay entre ambos grupos en los países de la organización. Además, acota el informe, entre 2012 y 2022 esas diferencias, tanto en Colombia como en el resto de países, se han mantenido estable
En lo que sí coincide Colombia con el resto de países analizados es en el hecho de que el estatus socioeconómico es un factor para predecir el rendimiento en matemáticas. Mientras en nuestro país este factor representó el 16 % de la variación en rendimiento en esta área, en los países de la OCDE lo hace en un 15 %.
Hay otro punto en el que Colombia coincide con el promedio de los países de la organización: el porcentaje de estudiantes desfavorecidos (el 25 % inferior) que logran puntajes similares al del cuarto superior en matemáticas. “Estos estudiantes —el 10 % en ambos casos— pueden considerarse académicamente resilientes porque, a pesar de su desventaja socioeconómica, han alcanzado la excelencia educativa en comparación con los estudiantes de su propio país”.
Respecto a las diferencias en los resultados por género (que puede ampliar con la infografía), los niños de Colombia obtienen mejores resultados en matemáticas que las niñas, al igual que en otros 40 países y economías. Mientras tanto, el país hace parte de 79 de los 81 países donde las niñas obtienen mejores resultados en lectura. La brecha de género en la primera área se ha ido reduciendo en el país, pues el rendimiento de los niños ha descendido un poco, a medida que el de las niñas mejora.
Las oportunidades de mejora del país
Aunque hasta ahora empiezan a surgir los análisis y las interpretaciones sobre estos resultados que el mundo y el país acaban de conocer, para Bernal del LEE es claro que los principales desafíos de la educación en Colombia pasan por mejorar el acceso a la educación —sobre todo en la primera infancia—, cerrar las brechas de aprendizaje que revelan esta y otras pruebas, así como aumentar la calidad y pertinencia de la misma.
En cierta medida, las prioridades señaladas por la directora del LEE coinciden con las expuestas por Sánchez a El Espectador. La primera para este gobierno, dice, es aumentar el acceso a la educación inicial, es decir, para los niños de 0 a 6 años. La segunda, continúa, es trabajar todas las dimensiones del ser humano, “desde el lenguaje propio —que incluyen las lenguas indígenas— hasta lo más negado, como el arte, el bienestar físico y la formación ciudadana”. (Lea: Icetex amplía jornada de soluciones para deudores hasta el 15 de diciembre)
Por último, apunta el viceministro Sánchez, además de seguir fortaleciendo la educación superior, el país requiere de mayores esfuerzos en la educación básica. “Necesitamos que no deserten, sobre todo en las zonas donde tenemos coberturas muy bajas. Pero, además, que la educación tenga sentido para ellos en muchos aspectos: que sea pertinente para su cultura y que les ayude a formar un proyecto de vida que los lleve a la formación superior, sea técnica, tecnológica o universitaria”.
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Este martes, 5 de diciembre, y tras un año de retraso por cuenta de la pandemia por covid-19, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicó los resultados de las Pruebas Pisa 2022, una evaluación esperada con ansias en el mundo de la educación por ser la primera aproximación al impacto que tuvo la emergencia sanitaria en los sistemas educativos del mundo. (Puede leer: Pensamiento científico, el reto de las próximas Pruebas Pisa)
Como contamos en esta nota, en la que abordamos el panorama general de los 81 países donde se llevó a cabo la prueba, “los resultados de PISA 2022 no tienen precedentes”, según la OCDE. El rendimiento medio en los países de la Organización cayó 15 puntos en matemáticas y 10 puntos en lectura, mientras que los resultados en ciencia no variaron significativamente.
Para hacerse una idea de la caída en el rendimiento, es importante señalar que en las dos décadas que se llevan adelantando las pruebas PISA, la puntuación media nunca había variado en más de cuatro puntos en matemáticas o cinco en lectura entre evaluaciones consecutivas. “La dramática caída en el rendimiento sugiere un choque negativo que afecta a muchos países, al mismo tiempo que el covid-19 pareciera ser un factor obvio”, resaltó la organización.
Si bien en Colombia los resultados de 2022 también muestran un declive respecto a los obtenidos en 2018, la caída no es tan fuerte como en el promedio de los países analizados. En matemáticas, por ejemplo, el puntaje del año pasado fue de 383, frente a los 391 obtenidos en 2018, lo que evidencia una caída en 8.2 puntos. De 412 puntos en ciencia, el país pasó a 409 en la última evaluación, una reducción de 3.6 puntos; mientras que ciencia, en donde pasamos de 413 a 411 puntos, es la que menos cae, con una diferencia negativa de solo 2.2 puntos entre ambas pruebas.
Para Óscar Sánchez, viceministro de Educación Preescolar, Básica y Media, estos resultados muestran que Colombia “de pronto no lo hizo tan mal como nos lo imaginábamos”. Aunque es pronto para sacar conclusiones sobre por qué el país no se vio tan afectado por el covid-19 como el promedio de los países de la OCDE, Sánchez le señaló a este diario algunas de las hipótesis que maneja.
La primera de ellas, apunta el viceministro, es que “de todos modos se mandaron guías y se hicieron programas de televisión”. La segunda apela a la “creatividad que pudieron tener los maestros”, sobre todo, dice, en un país donde tienen tanta autonomía: “ese ejercicio autonómico, que es muy cuestionado, de pronto les dio la posibilidad de no esperar a que llegaran las instrucciones, sino ver cómo resolvían por su cuenta”. (Le puede interesar: Educar en ciencia, un modelo aún por construir en Colombia)
Por último, plantea Sánchez, es posible que “los programas de alimentación escolar hayan hecho que el vínculo entre la familia y la escuela no se perdiera del todo”. Bajo esta lógica, comenta el viceministro, cuando los padres de familia iban al colegio por el refrigerio o el mercado, recogían los materiales que elaboraban las instituciones. Eso sí, “todas estas hipótesis habría que entrar a evaluarlas de manera más científica”, concluye.
Mientras tanto, Gloria Bernal, directora del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, tiene un análisis menos optimista. Para Bernal, no solo es el hecho de que hayamos desmejorado con respecto a 2018, sino que “lo más preocupante está por venir”.
“Las cohortes más pequeñas, quienes debieron aprender a leer y escribir en 2020 y 2021 y no lo hicieron adecuadamente, tendrán más rezagos que lo que hoy muestran nuestros estudiantes con respecto a la OCDE”, dice la directora del LEE.
Una caída en los últimos años, pero resultados destacables a largo plazo
Si bien la caída de los resultados para Colombia fueron menos drásticos que en el promedio de los países de la OCDE, también es cierto que los puntajes obtenidos por los estudiantes colombianos en las tres áreas evaluadas por las pruebas siguen estando muy lejos del promedio.
Como puede ver en la infografía que acompaña este texto, la diferencia entre el puntaje obtenido por el promedio de los países de la OCDE y Colombia en matemáticas es de 89 puntos; en lectura es de 67 y, en ciencia, es de 74. En palabras de Bernal, del LEE, “estamos rezagados”.
Otra forma de ver este rezago es comparando el porcentaje de estudiantes que alcanzaron los niveles 2 de competencia, considerados los niveles básicos en las tres áreas evaluadas. En el caso de matemáticas, en este punto “los alumnos empiezan a demostrar capacidad e iniciativa para utilizar las matemáticas en situaciones sencillas de la vida real”. (También puede leer: Matemáticas, una brecha de género por cerrar)
En Colombia, al menos el 29 % de los estudiantes alcanzó este nivel en matemáticas, un porcentaje significativamente menor que la media de los países de la OCDE, que es del 69 %.
El panorama en lectura es similar: cerca del 49 % de los estudiantes colombianos alcanzaron el nivel 2, que les permite identificar la idea principal de un texto de extensión moderada, encontrar información basándose en criterios explícitos y reflexionar sobre el propósito y la forma de los textos, entre otras competencias. El promedio de estudiantes en este nivel para los países de la OCDE es de 74 %.
Y, finalmente, en ciencia ocurre algo muy parecido. Mientras el promedio en los países de la OCDE es de 76 % de los estudiantes en nivel 2, en nuestro país es solo del 49 %. Estos alumnos “pueden reconocer la explicación correcta de fenómenos científicos conocidos y pueden utilizar dicho conocimiento para identificar, en casos sencillos, si una conclusión es válida basándose en los datos aportados”, explica la OCDE.
Bernal dice que esta brecha de matemáticas en el presente “precede una ampliación de la brecha en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) con respecto a estos países a futuro”. Por su parte, agrega la directora del LEE, las deficiencias en la lectura “también implica retrasos en el aprendizaje de muchas otras áreas y otras barreras como la posibilidad de leer críticamente o de acceder a ciertos empleos”.
De hecho, a su parecer, si bien matemáticas es el área en la que peor le va al país, los desafíos más altos se encuentran, precisamente, en la lectura crítica. “Solo en la medida que nuestros estudiantes mejoren en comprensión lectora y desarrollemos habilidades de lectura crítica, podemos mejorar sustancialmente en otras áreas, incluyendo matemáticas”.
Sin embargo, rescata la OCDE, no todo son malas noticias para el país. Si bien la pandemia explica, en gran parte, el dramático declive en los resultados de las últimas pruebas, “la tendencia de los resultados de PISA revela un descenso de décadas que comenzó mucho antes de la pandemia”.
Por ejemplo, advierte la organización, los resultados en lectura y ciencias alcanzaron su punto máximo entre 2009 y 2012, mientras que el rendimiento en matemáticas empezó a descender antes de 2018, incluso en algunos de los países que mejores resultados obtienen. (Puede interesarle: Ley estatutaria de educación, a punto de pasar su primera prueba en el Congreso)
La cuestión, como resalta la OCDE en su informe, es que cuatro países y economías se oponen a esta tendencia de descenso a largo plazo. Además de la región china de Maco, Perú y Catar, se encuentra Colombia. “Sus resultados han mejorado de media en las tres materias durante todo el periodo en que han participado en PISA”, apuntan desde la organización. Cabe resaltar, como puede ver en la infografía, que el país participa en estas pruebas desde 2006.
Diferencias socioeconómicas y de género en Colombia
Las pruebas Pisa también permiten ver qué tanto se diferencian los resultados al interior de los países por cuenta del nivel socioeconómico. En Colombia, por ejemplo, el 25 % de los estudiantes más favorecidos (en términos socioeconómicos) obtuvo79 puntos más en matemáticas que el 25 % menos favorecido. Sin embargo, dice la OCDE, esta diferencia es inferior a los 93 puntos que hay entre ambos grupos en los países de la organización. Además, acota el informe, entre 2012 y 2022 esas diferencias, tanto en Colombia como en el resto de países, se han mantenido estable
En lo que sí coincide Colombia con el resto de países analizados es en el hecho de que el estatus socioeconómico es un factor para predecir el rendimiento en matemáticas. Mientras en nuestro país este factor representó el 16 % de la variación en rendimiento en esta área, en los países de la OCDE lo hace en un 15 %.
Hay otro punto en el que Colombia coincide con el promedio de los países de la organización: el porcentaje de estudiantes desfavorecidos (el 25 % inferior) que logran puntajes similares al del cuarto superior en matemáticas. “Estos estudiantes —el 10 % en ambos casos— pueden considerarse académicamente resilientes porque, a pesar de su desventaja socioeconómica, han alcanzado la excelencia educativa en comparación con los estudiantes de su propio país”.
Respecto a las diferencias en los resultados por género (que puede ampliar con la infografía), los niños de Colombia obtienen mejores resultados en matemáticas que las niñas, al igual que en otros 40 países y economías. Mientras tanto, el país hace parte de 79 de los 81 países donde las niñas obtienen mejores resultados en lectura. La brecha de género en la primera área se ha ido reduciendo en el país, pues el rendimiento de los niños ha descendido un poco, a medida que el de las niñas mejora.
Las oportunidades de mejora del país
Aunque hasta ahora empiezan a surgir los análisis y las interpretaciones sobre estos resultados que el mundo y el país acaban de conocer, para Bernal del LEE es claro que los principales desafíos de la educación en Colombia pasan por mejorar el acceso a la educación —sobre todo en la primera infancia—, cerrar las brechas de aprendizaje que revelan esta y otras pruebas, así como aumentar la calidad y pertinencia de la misma.
En cierta medida, las prioridades señaladas por la directora del LEE coinciden con las expuestas por Sánchez a El Espectador. La primera para este gobierno, dice, es aumentar el acceso a la educación inicial, es decir, para los niños de 0 a 6 años. La segunda, continúa, es trabajar todas las dimensiones del ser humano, “desde el lenguaje propio —que incluyen las lenguas indígenas— hasta lo más negado, como el arte, el bienestar físico y la formación ciudadana”. (Lea: Icetex amplía jornada de soluciones para deudores hasta el 15 de diciembre)
Por último, apunta el viceministro Sánchez, además de seguir fortaleciendo la educación superior, el país requiere de mayores esfuerzos en la educación básica. “Necesitamos que no deserten, sobre todo en las zonas donde tenemos coberturas muy bajas. Pero, además, que la educación tenga sentido para ellos en muchos aspectos: que sea pertinente para su cultura y que les ayude a formar un proyecto de vida que los lleve a la formación superior, sea técnica, tecnológica o universitaria”.
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