Pruebas Pisa: las lecciones que dejó el coronavirus en los sistemas educativos
Las Pruebas Pisa de 2022, entre los indicadores que evaluó, fue el acceso a la educación preescolar y mostró que los estudiantes que habían asistido a este tipo de nivel durante al menos un año tenían menos probabilidades de haber repetido un grado que los estudiantes que nunca habían asistido. En Colombia, por ejemplo, de cada 100 niños que ingresan a preescolar, solo 33 se gradúan de bachilleres y 20 acceden a educación superior.
Paula Casas Mogollón
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó los más recientes resultados de las pruebas Pisa, que se encarga de evaluar los conocimientos en matemáticas, lectura y ciencia de los estudiantes de 15 años de 81 países miembros y asociados. Este análisis, además, es la primera radiografía del impacto que tuvo la pandemia en los estudiantes y recopila datos y cifras sobre el rendimiento, el bienestar y la equidad en la educación. (Lea: Publican los resultados de las Pruebas Pisa: así le fue a 81 países, incluido Colombia)
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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó los más recientes resultados de las pruebas Pisa, que se encarga de evaluar los conocimientos en matemáticas, lectura y ciencia de los estudiantes de 15 años de 81 países miembros y asociados. Este análisis, además, es la primera radiografía del impacto que tuvo la pandemia en los estudiantes y recopila datos y cifras sobre el rendimiento, el bienestar y la equidad en la educación. (Lea: Publican los resultados de las Pruebas Pisa: así le fue a 81 países, incluido Colombia)
Como lo contamos en esta nota, el promedio de la OCDE registró una caída sin precedentes en el desempeño en comparación con las pruebas realizadas durante 2018. Por ejemplo, en lectura el rendimiento cayó diez puntos, mientras que en matemáticas el panorama es inquietante, pues la disminución fue de 15 unidades. En ciencia, por su parte, la tendencia se mantuvo.
Estos resultados, en opinión de Mercedes Mateo, jefe de División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en América Latina y el Caribe deberíamos tomarlos como una llamada urgente a la acción, que muestra que la educación “hoy más que nunca tiene que ser una prioridad y se debe acelerar aprendizajes desde los primeros años”.
También, dice Mateo, refleja una cruda realidad: aquellos estudiantes que no aprenden al principio a leer y escribir y los conceptos básicos de matemáticas van acumulando rezagos hasta llegar a lo que captura PISA, que son las muestras en adolescentes de 15 años que están cinco años por detrás de sus pares de la OCDE.
El coronavirus en la educación
Una de las principales razones de esta disminución en el puntaje, pero no la única, es la pandemia por el coronavirus, una situación catalogada por la OCDE como una prueba de resistencia para los sistemas educativos, la cual, asimismo, reveló si las escuelas y los estudiantes del mundo pudieron adaptarse a cambios repentinos y profundos en la forma en que estábamos acostumbrados a aprender.
En el segundo documento de hallazgos, la OCDE explica que durante la pandemia algunos sistemas educativos emplearon mejores estrategias que otros y a estos sistemas educativos los catalogó como resilientes. Básicamente, hace referencia a lo resistentes que fueron frente a esta situación y cuán fuertes y preparados están para futuros desafíos similares. El objetivo, añade la organización, “era identificar los sistemas que se recuperaron de la pandemia o ganaron fuerza al observar las tendencias de corto plazo”. (Puede leer: Pruebas Pisa: así le fue a Colombia en ciencias, matemáticas y lectura)
El indicador de resiliencia, a los ojos de Mateo, es clave, porque ningún país es inmune a una contingencia de este tipo y reflejó que existen dos desafíos tras la pandemia, que son inequidad y calidad. “Tenemos a docentes y estudiantes de la región manejando carros antiguos y pretendemos que alcancen los mismos resultados que docentes y estudiantes que están manejando carros con tecnología y mecánica del siglo 21″, comenta.
Uno de los ejemplos que plantea es el de Colombia, donde de cada 100 niños que ingresan a preescolar, solo 33 se gradúan de bachilleres y 20 acceden a educación superior. Lo que, en su opinión, “implica que las trayectorias educativas de los estudiantes no son completas y las diferencias son particularmente marcadas por quintiles de ingreso y entre zonas urbanas y rurales del país”.
El acceso a la educación preescolar también fue evaluada en Pisa y mostró que los estudiantes que habían asistido a este tipo de nivel durante al menos un año tenían menos probabilidades de haber repetido un grado que los estudiantes que nunca habían asistido. La evaluación también midió el impacto de la educación virtual y determinó que los estudiantes de los sistemas educativos cuyos colegios ofrecieron más actividades para mantener el aprendizaje y el bienestar durante el cierre de las escuelas informaron sentirse más seguros de su capacidad para aprender de forma autónoma y remota.
Otros índices de bienestar
Otro de los índices de bienestar que midió Pisa es la inseguridad alimentaria, que mostró que el 8% de los estudiantes de la OCDE reportó altos índices y, en algunos países y economías, este índice superó el 19%; o el del acoso, que reflejó que el 20% de los estudiantes son acosados al menos unas cuantas veces al mes. (Le puede interesar: Pensamiento científico, el reto de las próximas Pruebas Pisa)
En Colombia, por ejemplo, los resultados mostraron que en 2022, cerca del 23% de las niñas y el 25% de los niños informaron haber sido víctimas de actos de acoso en algunas oportunidades; y el 3% de los estudiantes tuvieron problemas al menos una vez a la semana con comprender las tareas escolares en las clases virtuales.
Pero, después de los resultados, ¿a qué aspectos deberíamos prestarle mayor atención? Lo primero que dice Mateo es que se debe invertir más en educación, pues la inversión promedio acumulada por estudiante desde los seis años hasta los 15 de la OCDE es de USD$ 102.000, mientras que el promedio regional es de USD$37.000 (En Colombia la cifra es similar). Pero, dice, no es solo investir más, es saber hacerlo mejor. “Todos los países de la región están por debajo de la línea de tendencia, lo que quiere decir que con la misma inversión podrían estar haciéndolo un poco mejor”.
Otro punto que es urgente para Mateo es el de acelerar aprendizajes, pues los estudiantes más ricos de América Latina y el Caribe tienen un rezago de cinco años de escolaridad respecto a los estudiantes más pobres de Singapur, “mostrando que la mayor parte de los países de la región están estancados. Eso quiere decir que no estamos igual que en 2018, sino que hemos perdido en general posiciones con respecto a los 10 países líderes del ranking”. Y, un último punto es el de brechas entre los estudiantes a los que les va mejor y peor y entre los más ricos y pobres.
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