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Este miércoles, 29 de mayo, la senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia, citó a un debate de control a la Ministra de Educación, Aurora Vergara, para discutir sobre la autonomía universitaria, a propósito de la situación por la que atraviesa la Universidad Nacional después de la designación de José Ismael Peña como rector del plantel.
Vergara comenzó su intervención señalando que, basada en la normatividad vigente, se atrevía a decir que “el cargo de rector de la Universidad Nacional se encuentra vacante”. Luego, explicó algunas de las normas en las que se basó, como por ejemplo, la Ley 30 de 1992. En el artículo 64 de la norma está establecido que el Consejo Superior Universitario (CSU) es el máximo órgano de dirección y gobierno de la universidad y será presidido por el Ministerio de Educación o uno de sus delegados.
Además, Vergara se refirió al decreto 1210 de 1993, donde está establecido en su artículo 11 que el CSU es el máximo órgano de dirección y gobierno de la Universidad Nacional.
Después de aclarar algunas de las normas que, según ella, sustentaban su afirmación, respondió la principal pregunta que se le hizo en el debate de control: ¿Por qué, ella al presidir el CSU, no levantó la sesión del pasado 21 de marzo cuando se designó a Peña como rector?
Según Vergara, uno de los principales acuerdos a los que llegaron en la sesión es que “nadie se iba a levantar de la reunión hasta que se eligiera al rector de la Universidad Nacional”. Tras responder esa pregunta, la ministra dijo que el único objetivo del Gobierno era “la transparencia de este proceso para mostrarle a la comunidad universitaria y que digan los detalles de cómo se eligió este rector porque hasta la última rectora se hizo así”.
Para ello, explicó cómo había sido el proceso de designación de Peña como rector. Además, según dijo, buscaba que no se hiciera un teatro con los “votos para ocultar lo que allí ocurrió y, como ha pasado en los últimos días, de usar mi nombre y el del Gobierno Nacional para evitar asumir las responsabilidades de las decisiones que tomaron”.
También dijo que en la sesión no se votó por la confidencialidad del acta y por ende, señaló, que después de la designación no se podía imponer un documento confidencial. “Lo que se votó era que, en efecto, cada quien se hacía responsable de su cargo y de sus votos”, dijo y añadió que “si un Consejo Superior Universitario ingresó con cinco personas diciendo que votaban en coherencia con los resultados de la consulta es muy complicado que salga un resultado completamente diferente”.
Uno de los ejemplos que puso era el de ella y las delegadas del presidente, quienes, públicamente, aseguraron que respetaban los resultados de la consulta. Pero, añadió, que como ministra no puede aceptar la falta de transparencia y explicó que se refería a esto por las dos personas que cambiaron el sentido de su voto. “Ellas deberían poder decir que lo hicieron así y no publicar en redes sociales o en un comunicado que no fueron los que cambiaron el sentido de su voto”, puntualizó.
Por eso, precisó Vergara, que si cambiaron el sentido de su voto deberían explicar a la comunidad universitaria (que los eligió para conformar el CSU) por qué lo hicieron y cuáles eran las razones que los llevaron a hacerlo.
La ministra también recordó que antes de llevarse a cabo la votación, se le acercaron cinco de los consejeros del CSU con el objetivo de que ella cambiara su voto y, en los pasillos, según dice, algunas personas le dijeron que no se preocupara porque “los estudiantes se movilizan dos meses y ya luego se tranquilizan. Esto ha pasado siempre”. Sin embargo, anotó, que “eso no era justificación para cambiar un voto”.
Desde la cartera, según dijo Vergara, consultaron las actas previas de la designación del rector y se dieron cuenta de que todos los consejeros habían revelado su voto y que esta era la primera vez que se usaba el método Borda. Asimismo, señaló que no están desconociendo el resultado de una elección, sino que “están diciendo que una comunidad universitaria no merece ser engañada y no merece que se le diga una verdad a medias”.
Otra de las precisiones que hizo Vergara fue que a José Ismael Peña “nunca se le desconoció los resultados de un proceso, pero tampoco se le reconoció este resultado” y añadió que “cuando una persona apela a una ley de hace un siglo para posesionarse, lo que está demostrando es que se están desconociendo las decisiones para que la universidad funcione”.
Estas decisiones de las que habla Vergara son las sesiones extraordinarias que ha citado en el CSU. Cuenta que citó al consejo en el edificio Uriel (donde funciona la rectoría de la Nacional) y añadió que los cinco votos que avanzaron con una sola posición específica con respecto a la votación, de manera unánime, rechazaron esta sesión.
Finalizó su intervención explicando que quien está tomando decisiones en este momento en la institución cuenta con el respaldo “de un Consejo Superior que sistemáticamente disuelve el quórum cuando se les presenta la posibilidad de responder con un acta que sea coherente con lo que ocurrió en la sesión”.
Por el momento, Vergara aclaró que en la agenda del Gobierno Nacional no está violentar la autonomía universitaria y que una de las principales salidas es la de designar a un rector encargado mientras se soluciona la crisis
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