Un nuevo rector, la autonomía universitaria y el futuro de la U. Nacional
En una inesperada decisión, este 6 de junio, el Consejo Superior Universitario designó un nuevo rector: Leopoldo Múnera. Tres de los integrantes no votaron, pues consideran que el proceso no fue legal. ¿Qué viene para la universidad pública más grande del país?
En la tarde de este 6 de junio, el abogado Leopoldo Múnera dio un discurso en la Universidad Nacional, en la carpa donde se encontraban los trabajadores de Sintraunal, el sindicato de trabajadores de la universidad. “Vamos a empezar y, de hecho, ya empezamos, un proceso de reconstrucción colectiva de la universidad”, dijo. “Tiene como eje un diálogo intenso. El diálogo debe empezar ahora”.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
En la tarde de este 6 de junio, el abogado Leopoldo Múnera dio un discurso en la Universidad Nacional, en la carpa donde se encontraban los trabajadores de Sintraunal, el sindicato de trabajadores de la universidad. “Vamos a empezar y, de hecho, ya empezamos, un proceso de reconstrucción colectiva de la universidad”, dijo. “Tiene como eje un diálogo intenso. El diálogo debe empezar ahora”.
Múnera, que se había declarado en desobediencia civil cuando Ismael Peña fue designado como rector el 21 de marzo, había logrado su objetivo: llegar a la rectoría. Ya había aspirado una vez a ese puesto y, en esta ocasión, con un gobierno que respaldaba su candidatura, sintió que se la habían sacado del bolsillo. Incluso, había ganado la consulta de la comunidad educativa.
Pero, con una sorpresiva reunión extraordinaria que empezó en la mañana, el Consejo Superior Universitario (CSU) de la U. Nacional dio un giro de 180 grados. Cambió las reglas del juego de la elección y decidió que Múnera sería el nuevo rector.
La decisión, que causó asombro en la comunidad universitaria, la ratificó el CSU un par de horas después en un escueto comunicado: “El CSU informa que en sesión extraordinaria No. 10 del 06 de junio del año en curso, se designó al profesor Leopoldo Múnera Ruiz como rector de la Universidad Nacional para el período institucional 20024 - 2027″.
Ismael Peña, que había optado por posesionarse en una notaría ante la negativa de la ministra de Educación, Aurora Vergara, de darle el aval, dijo que acataría la decisión, pero dejó una puerta abierta. En un comunicado advirtió que interpondrá los “recursos judiciales, penales y disciplinarios a los que haya lugar”. A su parecer, el camino por el que optó el CSU fue “atípico e irregular” y una “violación a la autonomía universitaria”.
A otros integrantes del CSU tampoco les cayó muy bien esa propuesta de cambiar el rector, una idea con la que llegó el viceministro de Educación Superior, Alejandro Álvarez, quien preside ese órgano. Ni Ignacio Mantilla, representante de los exrectores; ni Diego Torres, representante de los profesores; ni Verónica Botero, representante del Consejo Académico, estuvieron de acuerdo. Prefirieron retirarse y no votar. Uno de sus argumentos es que, con ese nuevo rumbo, los estaban conduciendo a cometer faltas disciplinarias y presuntos delitos.
Múnera, sin embargo, se mostró satisfecho con la decisión que le abrió las puertas de la rectoría. Antes de dar su discurso, conversó brevemente con El Espectador para ratificar que aceptaba su designación y que sería respetuoso del “camino jurídico” que tenga este nuevo capítulo. “El Consejo de Estado en su autonomía fallará”, aseguró.
Por el momento, hay cinco demandas en curso, dice el abogado Carlos Acero, que ha seguido de cerca el proceso. Habrá que tener paciencia para ver qué decide el alto tribunal, pero, por lo pronto, “hay completa legalidad en la nueva decisión del CSU”, afirma.
Lo mismo piensa otra profesora de la Facultad de Derecho de la U. Nacional, que prefiere mantener su nombre al margen de la controversia: “Es un proceso amparado por la presunción de legalidad, porque el que toma la decisión hoy, en esta resolución, es el órgano que es competente: el CSU”.
A su parecer, la decisión del juez que falló una tutela a favor de Ismael Peña tenía otro propósito: dejar sin efecto la resolución, proferida por el ministro de Educación Ad hoc, Juan David Correa, con la que buscaba elegir un rector encargado, mientras se tomaba una decisión definitiva sobre la posesión de Ismael Peña.
Pero este giro que acaba de dar la historia de la Universidad Nacional también abre una enorme discusión sobre la autonomía universitaria, que ya algunos actores habían empezado a poner sobre la mesa. Exrectores de la U. Nacional, como Moisés Wasserman, habían reprochado que el gobierno de Gustavo Petro sobrepasara la línea de lo que, a sus ojos, era la autonomía universitaria. Lo mismo opinaba la exsecretaria de Educación, Edna Bonilla.
“¡Vergonzosa la acción del ministerio, del viceministro y de los cinco consejeros que se presentaron a esta acción!”, escribió Wasserman en su cuenta de X, luego de que se conociera la decisión.
Los 5 consejeros a los que se refería fueron los que sí se quedaron en la reunión del CSU y, quienes finalmente eligieron a Múnera como nuevo rector: el viceministro Álvarez; María Alejandra Rojas y Danna Garzón, delegadas del Gobierno; Laura Quevedo, representante estudiantil; y Víctor Moncayo, delegado del CESU.
Mantilla, por su parte, escribió en su cuenta de X que no había conocido algún antecedente de una elección del rector de una universidad que se hubiese dado por “un cuerpo colegiado y sin el voto a favor de, al menos, un profesor. La Universidad Nacional de Colombia se convierte en este ejemplo”. Sin embargo, también es cierto que Múnera ganó la consulta entre los maestros de la Unal.
En la otra cara de la moneda está un amplio sector de la Universidad Nacional que ha reprochado el camino por el que Ismael Peña llegó a la rectoría. En su designación se empleó un método que, para algunos profesores como Rodrigo Uprimny, iba en contravía de las reglas y dejaba esa decisión en la ilegitimidad.
“Para la organización sindical y para el estamento administrativo es una muy buena noticia, una muy buena noticia por cuanto nosotros siempre planteamos que era necesario que en el ejercicio de designación y elección de rector se respetara el resultado de la consulta previa, que se realiza a la comunidad”, dice, por su parte, Jaime Salamandra, presidente nacional de SINTRAUNAL, el sindicato de los trabajadores de las universidades públicas.
¿Qué le espera a la U. Nacional?
La Universidad Nacional vive días muy difíciles. Las clases se habían suspendido y el calendario académico, según había dicho el ahora exrector Peña, debería extenderse hasta agosto. El siguiente semestre empezaría en septiembre.
Con la llegada de Múnera, muchos esperan que haya una salida a esa incertidumbre. Según le dijo a El Espectador, el siguiente paso que dará como rector será “hablar con estudiantes, hablar con profesores, hablar con trabajadores y proponer alternativas de retorno a todas las actividades. Para la mayoría de los miembros de la comunidad universitaria es muy importante el funcionamiento de la universidad”.
Salamandra de Sintraunal, y quien había respaldado el paro, tiene una opinión similar: “Seguramente hoy se da un paso hacia el desescalamiento; no se agota aquí porque aquí se necesitan unas garantías mínimas para la gente que le puso el pecho a este asunto y por supuesto unos compromisos que permitan la construcción de una hoja”, advierte. De hecho, este viernes habrá asamblea extraordinaria para analizar la situación del paro.
Por lo pronto, Múnera también quiere que se resuelvan algunas de las inquietudes que se han generado tras este capítulo de la U. Nacional. Una de ellas tiene que ver con algunos rumores de corrupción, que, a sus ojos, no tienen mucho peso. “Creo que es muy importante hacer la investigación, entre otras cosas, para acabar con el rumor de que la Universidad Nacional es una universidad corrupta. Creo que ese es un falso rumor”, asegura a este diario. “Hay que aclarar y hay que poner de presente a la sociedad si hay problemas o si no hay problemas”.