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En 2012, el G-20, grupo de países industrializados y emergentes, galardonó el modelo de inclusión social de la Universidad Minuto de Dios por proveer educación de alta calidad en las regiones más apartadas y brindar oportunidades de desarrollo y emprendimiento. Ahora, tras dos años de esfuerzos por replicar esta propuesta, la institución está a punto de abrir un plan de estudios en África.
“Llenar la cabeza de muchas cosas y no hacer nada con lo que se sabe: en esto consiste el modelo de educación francés”, dice Evaristos Buitanga, sacerdote eudista africano. Lleva cinco meses en Colombia en un intercambio académico con Uniminuto y tiene claro que su país, Benín, necesita transformar el sistema educativo que hace 50 años, tras la independencia, dejaron los franceses.
Según Jorge Gallego, gerente internacional de Uniminuto, “hay problemas de cobertura, acceso a la educación superior y pertinencia de los programas. Estos estados no tienen los recursos para garantizar el acceso universal a la educación. Por ello, las instituciones privadas son necesarias para el desarrollo de estas regiones”.
En este marco se planteó el proyecto “Transferencia de conocimiento del modelo integral Uniminuto”. En principio ofrecerán nueve especializaciones técnicas enfocadas en la formación en las áreas agrícola, de informática, telecomunicaciones y mercadeo.
En 2013 comenzó la primera fase dedicada a conseguir financiación internacional, formar personal e identificar las necesidades de los países receptores. Se reconoció que “además de que la cobertura en educación es de 12%, no hay una oferta de cursos enfocada en el desarrollo de la región”, dice Gallego.
Según el sacerdote africano Ioadrian Koandio, en África la gente piensa que el futuro es trabajar para alguien y no piensan que pueden tener su propio negocio. “Costa de Marfil es el mayor productor de cacao en el mundo, pero no hay formación para contribuir al desarrollo del país en esta área”, asegura.
Por ello, pensar en el modelo enfocado en las necesidades de cada región y dirigido a las personas más pobres, es una alternativa que en África llama la atención. Pero lograrlo en otro país no ha sido ni será una tarea fácil. Se necesita conocer una cultura diferente y para ello hay 200 colaboradores recibiendo formación en cultura africana con el fin de ayudar a transferir el modelo.
El objetivo es que en septiembre de 2015, la Universidad Tecnológica Eudista Africana (UTEA) inicie clases con 1.250 estudiantes de Costa de Marfil para generar una educación de alta calidad e incluyente, pues, como asevera Buitanga, “en África el sistema privado es elitista y caro y el público no tiene suficientes cupos”.
Tal y como recalca Gallego, lo novedoso de este proyecto es que es una iniciativa de cooperación Sur-Sur, en la que no se trata de una potencia ayudando a un país pobre, sino que Colombia contribuirá a la educación africana. Asegura que “lo importante es que hoy miramos a África, pero dentro de unos años ayudaremos al desarrollo de otras regiones del mundo”.
me.avella@gmail.com
@EstefaniaAvella