Universidad del Rosario responde a denuncias sobre su estado financiero
A través de un comunicado, la institución educativa dio a conocer algunos indicadores que permiten “asegurar que nuestra institución registra una solvencia financiera comprobable”. Para algunos profesores, el comunicado no es suficiente. El documento tampoco responde a las denuncias sobre posibles conflictos de interés del rector Alejandro Cheyne, recogidas por este diario, ni sobre los despidos repentinos y sin previo aviso a dos de sus más reconocidos profesores.
En la mañana de este viernes (12 de abril), a través de un comunicado, la Universidad del Rosario respondió a las denuncias que en las últimas semanas se han planteado sobre sus estados financieros y que, como reveló El Espectador hace unos días, develarían que la institución educativa tendría muy poco flujo de caja para asumir sus obligaciones.
“El sector de educación superior privado atraviesa una situación difícil. No obstante, las decisiones que la Universidad del Rosario ha venido tomando, nos permiten asegurar que nuestra institución registra una solvencia financiera comprobable”, dice la universidad en el texto.
Cabe recordar que este diario tuvo acceso a los estados financieros de la universidad y, tras una revisión por parte de exfuncionarios que conocen la institución, la conclusión general apuntaba a que si bien el Rosario no está quebrada, está muy grave.
Al respecto, la Universidad señala que los estados financieros cuentan con la revisoría fiscal de la firma Baker Tilly “y registraron un excedente neto en el año 2023 por dos mil doscientos sesenta y cinco millones de pesos ($2.265.000.000)”.
Para 2024, asegura la institución educativa, el consolidado de excedente neto, entre enero y marzo, fue de $4.960.000.000 y que en marzo, el ebitda (excedentes antes de depreciaciones, amortizaciones, intereses e impuestos), fue de $15.064.000.000.
Sin embargo, como explicamos hace unos días en esta nota, para los expertos consultados, el ebitda se ha venido reduciendo tanto, que en 2023 apenas se obtuvo el 17 % de los resultados de 2017, calculando esa cifra a valores constantes de ese año de referencia.
A pesar de esa incapacidad de generar suficientes ingresos, la rectoría mantuvo y hasta redobló sus inversiones en infraestructura, comprando edificios y adecuándolos. Al respecto, la universidad señala que se han desarrollado “nuevos escenarios consecuentes con las necesidades de un campus multisede de talla internacional”, las cuales incluyen laboratorios, salones y “mayores espacios de bienestar”.
Por lo tanto, apunta la universidad, “durante los últimos cinco años, realizamos inversiones para aumentar la infraestructura en un 25 %, pasando de un déficit proyectado a 2025 de 27.113 m² a 1.282 m²″.
Pese a estas aclaraciones, el comunicado no hace referencia a las advertencias que, según las fuentes consultadas por este diario, se le hicieron al rector Alejandro Cheyne sobre el impacto financiero que tendría continuar con el plan de inversiones en infraestructura. Tampoco hace referencia a las deudas que la universidad tiene por cerca de $120.000 millones con distintos bancos.
Respecto a la caída en las matrículas que se habría registrado incluso antes de la pandemia, el Rosario señaló que la población de nuevos estudiantes de pregrado y posgrado creció un 7,9 % entre 2021 y 2023, de acuerdo con la información que la universidad le reporta al Sistema Nacional de Información de Educación Superior (SNIES).
Por último, el comunicado también aborda la inversión que se ha hecho en temas de investigación. “En los tres últimos años la inversión en investigación e innovación fue de más de $130.000.000.000 millones”, lo que, a criterio del plantel educativo, ha permitido que el porcentaje de publicaciones en revistas indexadas en Q1 haya aumentado a un 53 % en 2023, así como que el 49 % de las publicaciones realizadas durante el año pasado se hayan hecho en colaboración internacional.
Sin embargo, el comunicado no ha caído del todo bien en parte de la comunidad educativa rosarista, según pudo conocer El Espectador. Según le dijo a este diario un grupo de profesores de carrera, “un comunicado no es suficiente. Es necesario un diálogo franco y abierto en el que se respondan estos y otros interrogantes sobre la gestión de esta administración”.
Algunas de las inquietudes que plantean los docentes de carrera son: ¿por qué no ha habido incrementos salariales para los profesores y funcionarios administrativos para el 2024, salvo para mantener con salario integral los cargos con remuneraciones alrededor de los 10 SMLMV? ¿Por qué las convocatorias de apoyo a la investigación del 2023 fueron postergadas y no han sido adjudicadas? ¿Por qué se redujeron las asistencias graduadas para los programas de doctorado?
El comunicado tampoco responde a las denuncias sobre posibles conflictos de interés del rector Alejandro Cheyne, recogidas por este diario, ni tampoco ofrece respuestas a los despidos repentinos y sin previo aviso de la reconocida internacionalista Arlene Tickner o el muy citado jurista Manuel Quinche.
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En la mañana de este viernes (12 de abril), a través de un comunicado, la Universidad del Rosario respondió a las denuncias que en las últimas semanas se han planteado sobre sus estados financieros y que, como reveló El Espectador hace unos días, develarían que la institución educativa tendría muy poco flujo de caja para asumir sus obligaciones.
“El sector de educación superior privado atraviesa una situación difícil. No obstante, las decisiones que la Universidad del Rosario ha venido tomando, nos permiten asegurar que nuestra institución registra una solvencia financiera comprobable”, dice la universidad en el texto.
Cabe recordar que este diario tuvo acceso a los estados financieros de la universidad y, tras una revisión por parte de exfuncionarios que conocen la institución, la conclusión general apuntaba a que si bien el Rosario no está quebrada, está muy grave.
Al respecto, la Universidad señala que los estados financieros cuentan con la revisoría fiscal de la firma Baker Tilly “y registraron un excedente neto en el año 2023 por dos mil doscientos sesenta y cinco millones de pesos ($2.265.000.000)”.
Para 2024, asegura la institución educativa, el consolidado de excedente neto, entre enero y marzo, fue de $4.960.000.000 y que en marzo, el ebitda (excedentes antes de depreciaciones, amortizaciones, intereses e impuestos), fue de $15.064.000.000.
Sin embargo, como explicamos hace unos días en esta nota, para los expertos consultados, el ebitda se ha venido reduciendo tanto, que en 2023 apenas se obtuvo el 17 % de los resultados de 2017, calculando esa cifra a valores constantes de ese año de referencia.
A pesar de esa incapacidad de generar suficientes ingresos, la rectoría mantuvo y hasta redobló sus inversiones en infraestructura, comprando edificios y adecuándolos. Al respecto, la universidad señala que se han desarrollado “nuevos escenarios consecuentes con las necesidades de un campus multisede de talla internacional”, las cuales incluyen laboratorios, salones y “mayores espacios de bienestar”.
Por lo tanto, apunta la universidad, “durante los últimos cinco años, realizamos inversiones para aumentar la infraestructura en un 25 %, pasando de un déficit proyectado a 2025 de 27.113 m² a 1.282 m²″.
Pese a estas aclaraciones, el comunicado no hace referencia a las advertencias que, según las fuentes consultadas por este diario, se le hicieron al rector Alejandro Cheyne sobre el impacto financiero que tendría continuar con el plan de inversiones en infraestructura. Tampoco hace referencia a las deudas que la universidad tiene por cerca de $120.000 millones con distintos bancos.
Respecto a la caída en las matrículas que se habría registrado incluso antes de la pandemia, el Rosario señaló que la población de nuevos estudiantes de pregrado y posgrado creció un 7,9 % entre 2021 y 2023, de acuerdo con la información que la universidad le reporta al Sistema Nacional de Información de Educación Superior (SNIES).
Por último, el comunicado también aborda la inversión que se ha hecho en temas de investigación. “En los tres últimos años la inversión en investigación e innovación fue de más de $130.000.000.000 millones”, lo que, a criterio del plantel educativo, ha permitido que el porcentaje de publicaciones en revistas indexadas en Q1 haya aumentado a un 53 % en 2023, así como que el 49 % de las publicaciones realizadas durante el año pasado se hayan hecho en colaboración internacional.
Sin embargo, el comunicado no ha caído del todo bien en parte de la comunidad educativa rosarista, según pudo conocer El Espectador. Según le dijo a este diario un grupo de profesores de carrera, “un comunicado no es suficiente. Es necesario un diálogo franco y abierto en el que se respondan estos y otros interrogantes sobre la gestión de esta administración”.
Algunas de las inquietudes que plantean los docentes de carrera son: ¿por qué no ha habido incrementos salariales para los profesores y funcionarios administrativos para el 2024, salvo para mantener con salario integral los cargos con remuneraciones alrededor de los 10 SMLMV? ¿Por qué las convocatorias de apoyo a la investigación del 2023 fueron postergadas y no han sido adjudicadas? ¿Por qué se redujeron las asistencias graduadas para los programas de doctorado?
El comunicado tampoco responde a las denuncias sobre posibles conflictos de interés del rector Alejandro Cheyne, recogidas por este diario, ni tampoco ofrece respuestas a los despidos repentinos y sin previo aviso de la reconocida internacionalista Arlene Tickner o el muy citado jurista Manuel Quinche.
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