“Vamos a desbloquear el CSU”: nuevas representantes de los estudiantes de la Nacional
Laura Quevedo y Ana Manrique fueron elegidas como representantes estudiantiles (titular y suplente, respectivamente) ante el Consejo Superior Universitario de la U. Nacional. Su rol puede ser clave en medio de la tensa situación que vive esa institución. ¿Cómo piensan actuar? ¿Qué opinan sobre la designación de Ismael Peña? Entrevista.
Julián Merchán
El martes 21 de mayo, los estudiantes de la Universidad Nacional eligieron a las personas que los representarán ante el Consejo Superior Universitario (CSU), el órgano que se encargó de designar a Ismael Peña como rector, una decisión que ha desatado una intensa discusión entre la comunidad académica. Laura Quevedo (titular) y Ana María Manrique (suplente), las ganadoras, tendrán ahora un rol clave en las discusiones que se den al interior del CSU, pues, en medio de las tensiones que viven sus integrantes, podrían inclinar la balanza de las votaciones.
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El martes 21 de mayo, los estudiantes de la Universidad Nacional eligieron a las personas que los representarán ante el Consejo Superior Universitario (CSU), el órgano que se encargó de designar a Ismael Peña como rector, una decisión que ha desatado una intensa discusión entre la comunidad académica. Laura Quevedo (titular) y Ana María Manrique (suplente), las ganadoras, tendrán ahora un rol clave en las discusiones que se den al interior del CSU, pues, en medio de las tensiones que viven sus integrantes, podrían inclinar la balanza de las votaciones.
La selección de Quevedo, ingeniera química de la sede Bogotá y estudiante de maestría en Medio Ambiente y Desarrollo en el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA), y de Manrique, estudiante de Ingeniería Ambiental en la sede Palmira, no estuvo, sin embargo, libre de críticas. Fueron las únicas candidatas y su único “rival” fue el voto en blanco. El resultado dejó en evidencia la posición de los estudiantes de la UNAL: 3.494 frente a 3.434. Es decir, una diferencia de solo 60 votos.
Este proceso de elección de “plancha única”, como se conoce cuando hay una candidatura, causó el disgusto de varias organizaciones estudiantes que se manifestaron en contra de la elección. A sus ojos, no hubo suficientes garantías.
Las nuevas representantes llegan a este cargo para reemplazar a Sara Jiménez y Juan Camilo Hoyos, quienes renunciaron luego de la designación de Ismael Peña por parte del CSU y de la lluvia de crítica que hubo en torno al método usado para elegirlo.
En esta entrevista, Quevedo y Manrique, que ya habían sido representantes estudiantiles en otras instancias de la U. Nacional, explican cuál será su posición en el CSU y qué esperan lograr en medio del complejo panorama de la universidad.
¿Por qué hubo “plancha única” para la elección de representación estudiantil ante el CSU?
Ana Manrique (AM): Eso responde al fenómeno de la pérdida de legitimidad de la misma figura de representación. Creo que también es como muestra a la traición de la representación estudiantil anterior y la desconfianza. Eso se reflejó en las elecciones y, lastimosamente, no fue un proceso tan democrático, pues estábamos nosotras como una opción
¿Por qué se proponen como una representación de carácter transitorio? ¿Esto qué implica?
Laura Quevedo (LQ): Partiendo del reconocimiento de que, al ser una plancha, no permite la posibilidad de que la gente pueda elegir, nosotras nos planteamos como una plancha de transición respecto a eso, para poder desbloquear la situación actual de la universidad, pues está bastante complicada. La idea es, después, apartarnos voluntariamente para que se pueda abrir un espacio más democrático para la realización de esas elecciones.
AM: La plancha transitoria también está sujeta a los compromisos que exijan las asambleas de todas las sedes de la universidad. Nosotras estamos pendientes de la consolidación de ese pliego de compromisos que deberíamos asumir, porque entre varias sedes hay algunas propuestas que no se complementan. Tal vez, hay que hacer algún tipo de empalme, para poder hasta saber hasta qué punto la representación va a continuar.
¿Cuáles son las implicaciones de tener una representación estudiantil en el CSU?
AM: Esto garantiza una mayoría absoluta y que no se necesite a las personas que han estado saliendo de la sesión y han hecho que no se cumpla el quórum para la toma de decisiones.
LQ: Con la vacancia de la representación estudiantil, las personas que tampoco respetaron la consulta han tomado una estrategia de romper el quórum cada vez que se sesiona. Eso es un problema grave porque se somete la discusión en el CSU un poco a la voluntad de estas personas. Entonces, si no quieren discutir, se salen y rompen el quórum. Lo que entraría a hacer la representación estudiantil en ese punto es mantener el quórum. Si quieren ausentarse de la discusión o no darla, están en su derecho, pero el CSU igual tomaría decisiones al respecto.
¿Ustedes se refieren particularmente al bloque del CSU compuesto por Diego Torres, representante profesional, Verónica Botero, representante del Consejo Académico, e Ignacio Mantilla, representante de exrectores?
LQ: Sí, particularmente a ellos tres.
¿Existe alguna posibilidad de que esta representación cumpla el periodo determinado?
LQ: En este momento no existe ninguna posibilidad. Nosotras reconocemos esa desconfianza [que hubo en el proceso de elección] y por eso mismo, decimos que vamos a desbloquear este asunto y después permitimos que haya elecciones.
¿Cómo leen ustedes las peticiones de ciertas organizaciones estudiantiles y políticas de votar en blanco en la elección de esta representación?
AM: Yo creo que se impulsa a que se vote en blanco porque éramos una plancha única y eso no es tan democrático. Teníamos todo el derecho, pero no es democracia plena; no era el proceso que ellos estaban esperando y es completamente válido.
LQ: El paro y esta movilización parte de una ruptura de la confianza tanto del CSU, como de las representaciones estudiantiles, y además que generan un ambiente de recelo frente a estas figuras en sí, y en ese sentido se plantearon también críticas de frente.
¿Cuál es la posición de la representación frente a Ismael Peña?
LQ: Ismael Peña no es nuestro rector; no lo reconocemos como nuestro rector. La razón es que el mecanismo que fue utilizado para la designación y las condiciones que se dieron en la designación son dudosas e irregulares. Más allá de que son presuntamente ilegales, por lo menos ya son reconocidas como ilegítimas. En ese sentido, no existe un acto administrativo actualmente que nombre a Ismael y, por tanto, no es rector de la universidad. Sin embargo, con la renuncia de Dolly Montoya como docente se presenta un espacio de vacío en el que no tenemos una cabeza administrativa en la universidad.
¿Cómo destrabar en las discusiones del CSU?
LQ: Ahora estamos en una situación de anormalidad académica que va a requerir una modificación en el calendario académico; no se va a poder terminar definitivamente el calendario, como se ha dicho. Las modificaciones del calendario académico les corresponden a cuerpos colegiados, pero las firma la Rectoría. Por eso, hemos buscado el nombramiento de una persona en la rectoría encargada. Obviamente, no puede ser Ismael Peña.
La solución de la crisis que sufre la institución debe ser una salida dialogada que respete a la comunidad universitaria. Estamos hablando del derecho de la educación de las de las generaciones venideras; entonces, el llamado es a que se unan a nuestras exigencias, a que no le creamos tanto a la estigmatización del movimiento estudiantil y que entendamos que esto es un factor importante para las garantías que se le pueden dar a las personas que van a ingresar a la Universidad Nacional a cumplir sus sueños.
Laura hubo una denuncia anónima que circuló esta semana e indicaba que usted se había beneficiado, durante su representación estudiantil, por medio de contratos con la administración de la universidad. ¿Los contratos adjuntados en la denuncia son verídicos?
LQ: Esa denuncia agrupa de forma intencional ciertas contrataciones o vinculaciones que han tenido estas personas a lo largo de su vida universitaria. Quiero aclarar que mi contrato no tiene ninguna relación con esos contratos (de los otros representantes), incluso hay muchas de esas vinculaciones de las otras personas que yo no conocía.
Esta contratación se hace en el marco de la finalización de mi carrera y de mi representación estudiantil; yo estaba terminando y necesitaba trabajo por problemas económicos personales, en los que no voy a ahondar. Busqué varios trabajos, de hecho, este no fue mi único trabajo, no fue la única fuente de sustento. Tuve trabajos dentro y fuera de la universidad.
¿Usted considera que esto constituye un conflicto de intereses para cumplir con su rol?
LQ: Yo pasé todos mis papeles en línea. En su momento, no era profesional, pero sí tenía más de un año de experiencia como auxiliar administrativo que certificaba que yo estaba capacitada para el puesto. Si los contratos de prestación de servicios fueran un impedimento para lanzarse a la representación, realmente no hubiéramos podido hacerlo. Las prestaciones de servicios es una labor que no relaciona por contrato laboral con la universidad, por lo que, por lo menos, de mi parte, no existe un conflicto de intereses.
Si se pudiese generar un conflicto de intereses ya se hubiera roto, porque, claramente, en todos los espacios he manifestado mi postura al respecto de la designación de rectoría y de todo lo que está pasando.
¿No hay ninguna relación entre sus funciones como representante o vínculos con ciertos estamentos administrativos y la obtención de estos contratos?
LQ: Yo no solicité el trabajo en el marco de la representación estudiantil, ni en un consejo ni en nada similar.
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