A la altura
“Una niña que llora al otro lado del río” es un relato audiovisual de siete minutos que recrea el accidente que tuvieron unos escaladores colombianos. Juan Pablo Católico, su director, habla de su realización.
Sarah Gutiérrez
¿Cómo fue la experiencia de participar en el festival SmartFilms?
Todo esto nace, primero, por la facilidad de hacerlo con teléfono. Uno se lanza con un equipo básico a contar una historia, y segundo, lo que hice fue un homenaje a uno de los primeros colombianos en la cumbre del monte Everest; en la preparación que él tenía para ir a los Himalayas, está entrenando en la roca y es cuando ocurre este accidente y eso es lo que yo quise contar.
(Le recomendamos: Guadalupe Loaeza: “La humanidad vive distraída con sus juguetes”)
Cuando vi la oportunidad del SmartFilms de grabar con celular, al tener experiencia previa en cinematografía y realización de video, pensé: “Está como fácil”. Vengo de la realización con cámara de cine. Hay veces que una cámara tiene hasta cinco asistentes, y hacerlo ahora con un celular es interesante.
Por otro lado, con la complejidad del lugar donde fui a grabar, en las rocas de Suesca, más o menos a 40 metros de altura, con solo el hecho de estar seguros arriba era un riesgo, pero con el celular se solucionó todo. Era experimentar un poco para ver qué podía hacer.
¿Cuál es su experiencia en la cinematografía?
Estuve en una empresa que se llama Mapalé Films, en los que producimos videos y documentales, y durante un tiempo estuvimos haciendo maquillaje para comida de comerciales. Cuando llegó pandemia, cada uno de mis socios se fue por su lado y yo me quedé solo. Me gusta el mundo de la aventura y del deporte, así que me inclino hacia estas temáticas.
¿Cuál fue el reto de grabar a sus actores escalando las rocas de Suesca?
La seguridad, porque estando en la altura estábamos expuestos a cualquier riesgo. Otra cosa que hice fue mezclar un poco los requerimientos que pedía Motorola, introduje a los dos verdaderos protagonistas de la historia real: Marcelo Arbeláez y José Fernando Machado. El reto más bonito era hacer un cortometraje en las alturas.
¿Cómo lograr construir la narrativa para enganchar al espectador?
Primero, no ser ambicioso al querer contar más de la historia, contar lo necesario y contarlo bien. No fui exagerado en la edición ni pretencioso para contar algo de más. Lo hice lo más sencillo posible para poder contar un accidente.
(Le recomendamos:Plumas transgresoras: Safo de Mitilene)
¿Qué significa para usted haberse llevado este reconocimiento?
Por una parte, tener la certeza de que tengo un buen nivel para contar historias. Por otro lado, que estoy logrando mi meta de ser un realizador audiovisual outdoor como Jimmy Chin, me da más confianza para seguir con la realización de documentales.
¿Cómo fue la experiencia de participar en el festival SmartFilms?
Todo esto nace, primero, por la facilidad de hacerlo con teléfono. Uno se lanza con un equipo básico a contar una historia, y segundo, lo que hice fue un homenaje a uno de los primeros colombianos en la cumbre del monte Everest; en la preparación que él tenía para ir a los Himalayas, está entrenando en la roca y es cuando ocurre este accidente y eso es lo que yo quise contar.
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Cuando vi la oportunidad del SmartFilms de grabar con celular, al tener experiencia previa en cinematografía y realización de video, pensé: “Está como fácil”. Vengo de la realización con cámara de cine. Hay veces que una cámara tiene hasta cinco asistentes, y hacerlo ahora con un celular es interesante.
Por otro lado, con la complejidad del lugar donde fui a grabar, en las rocas de Suesca, más o menos a 40 metros de altura, con solo el hecho de estar seguros arriba era un riesgo, pero con el celular se solucionó todo. Era experimentar un poco para ver qué podía hacer.
¿Cuál es su experiencia en la cinematografía?
Estuve en una empresa que se llama Mapalé Films, en los que producimos videos y documentales, y durante un tiempo estuvimos haciendo maquillaje para comida de comerciales. Cuando llegó pandemia, cada uno de mis socios se fue por su lado y yo me quedé solo. Me gusta el mundo de la aventura y del deporte, así que me inclino hacia estas temáticas.
¿Cuál fue el reto de grabar a sus actores escalando las rocas de Suesca?
La seguridad, porque estando en la altura estábamos expuestos a cualquier riesgo. Otra cosa que hice fue mezclar un poco los requerimientos que pedía Motorola, introduje a los dos verdaderos protagonistas de la historia real: Marcelo Arbeláez y José Fernando Machado. El reto más bonito era hacer un cortometraje en las alturas.
¿Cómo lograr construir la narrativa para enganchar al espectador?
Primero, no ser ambicioso al querer contar más de la historia, contar lo necesario y contarlo bien. No fui exagerado en la edición ni pretencioso para contar algo de más. Lo hice lo más sencillo posible para poder contar un accidente.
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¿Qué significa para usted haberse llevado este reconocimiento?
Por una parte, tener la certeza de que tengo un buen nivel para contar historias. Por otro lado, que estoy logrando mi meta de ser un realizador audiovisual outdoor como Jimmy Chin, me da más confianza para seguir con la realización de documentales.