Abraham Maslow, el psicólogo que creyó en el potencial del ser humano (II)
El psicoanalista con orientación existencial, y uno de los fundadores de la psicología humanista, es conocido por su jerarquización de las necesidades humanas, siendo la “autorrealización” la de orden superior.
Danelys Vega Cardozo
La autorrealización de la que hablaba Maslow hace parte de lo que él mismo denominó necesidades B o de ser; ese impulso de las personas por desarrollar su potencial innato. Esas que aumentan la tensión, un mecanismo necesario para movilizar a los individuos y lograr su “mejor versión”. Aquellas que a su vez integran lo que distinguió como metamotivación, una tendencia del hombre hacia la maduración. Pero el psicólogo también habló de las necesidades D o por deficiencia, que son aquellas que garantizan su seguridad fisiológica o supervivencia, como el descanso, la alimentación, entre otras. Debido a esto, los seres humanos se sienten impulsados a desarrollar actividades que les permita su satisfacción. Y es que estas necesidades hacen parte de la motivación, cuyo fin último es la reducción de la tensión que se produce por los estados de carencia.
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La autorrealización de la que hablaba Maslow hace parte de lo que él mismo denominó necesidades B o de ser; ese impulso de las personas por desarrollar su potencial innato. Esas que aumentan la tensión, un mecanismo necesario para movilizar a los individuos y lograr su “mejor versión”. Aquellas que a su vez integran lo que distinguió como metamotivación, una tendencia del hombre hacia la maduración. Pero el psicólogo también habló de las necesidades D o por deficiencia, que son aquellas que garantizan su seguridad fisiológica o supervivencia, como el descanso, la alimentación, entre otras. Debido a esto, los seres humanos se sienten impulsados a desarrollar actividades que les permita su satisfacción. Y es que estas necesidades hacen parte de la motivación, cuyo fin último es la reducción de la tensión que se produce por los estados de carencia.
Maslow recibió algunas críticas, porque creía que las necesidades D debían ser suplidas primero, pues era la única manera de que las necesidades B pudieran ser satisfechas. Es decir, para él existía un orden jerárquico. Su pensamiento se distanciaba de lo que había propuesto Viktor Frankl a través de la libertad espiritual. El fundador de la logoterapia se había dado cuenta que el hombre era capaz de oponerse a su organismo psicofísico, gracias a su dimensión espiritual. Lo anterior, implicaba una visión no determinista, reconociendo la posibilidad de elección de todos los individuos.
Para Abraham Maslow existían cincos necesidades básicas: fisiológicas, de seguridad, pertenencia y amor, autoestima y autorrealización. Las cuatro primeras corresponden a las necesidades D, por lo que la última hace referencia a las necesidades B. Por lo tanto, teniendo en cuenta su teoría jerárquica, una persona que no pueda satisfacer su necesidad de alimentación, no llegaría a desarrollarse adecuadamente, se le dificultaría autorrealizarse; alcanzar la cúspide la pirámide.
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Las necesidades fisiológicas se relacionan con aquellas ligadas a la supervivencia. El mismo organismo se encarga de emitir señales como el hambre, el sueño, entre otras, con el fin de que puedan ser satisfechas. Necesidades como la alimentación, el abrigo, el sexo, el sueño, por mencionar algunas, deben ser cubiertas para que los individuos se sientan motivados a satisfacer las otras necesidades.
Por su parte, las necesidades de seguridad comprenden aquel mandato del organismo por un mundo ordenado y que se encuentre bajo su control. Aquí es importante tener en cuenta que no solo se necesita que los seres humanos habiten un ambiente seguro, sino que también lo perciban de este modo. Entonces, si una persona está constantemente preocupada por mantener todo bajo su control o luchando para defenderse de la inseguridad que lo rodea, va a dedicar la mayor parte de su tiempo a estas tareas, por lo que las otras necesidades pasarían a un segundo plano.
Luego, siguiendo el orden jerárquico ascendente, vendrían las necesidades de pertenencia y amor. Aquellas que corresponden a las relaciones afectuosas que las personas establecen a lo largo de su vida, llámense familiares, amistosas, amorosas, laborales, entre otras. Maslow consideraba que este tipo de necesidades pueden ser difíciles de satisfacer en una sociedad dominada por la tecnología, en donde las formas de vida y de relacionarnos se han transformado. “Lo pequeño, lo liviano, lo más portable significa ahora mejora y “progreso”. Viajar liviano, en vez de aferrarse a cosas consideradas confiables y sólidas -por su gran peso, solidez e inflexible capacidad de resistencia-, es ahora el mayor bien y símbolo de poder”, decía Zygmunt Bauman.
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Asimismo, se encuentran las necesidades de autoestima, que a su vez se dividen en dos: respeto de los demás y autorrespeto. Esta última involucra tanto la seguridad, el dominio, el logro, la competencia, como la libertad y la independencia. En cambio, la primera implica estatus, reconocimiento, apreciación y aceptación. Si un ser humano no logra satisfacer estas necesidades, podría sentirse desanimado o inferior, dificultándose su proceso de maduración.
Cuando ya las otras cuatro necesidades han sido cubiertas, entonces en ese momento el hombre llega a la cúspide de la pirámide: a las necesidades de autorrealización. Necesidades que varían dependiendo de cada persona, pero que comparten una característica en común: el deseo del ser humano por desarrollar su máximo potencial. Y una sensación de intranquilidad puede generarse en quienes no logran aprovechar sus capacidades. “Un músico debe crear música, un artista debe pintar, un poeta debe escribir, si ha de estar en paz consigo mismo”, decía Maslow.
A su vez, el psicólogo también se refirió a otras necesidades que se interrelacionan con las anteriores: conocer y entender, siendo la primera la principal, pues se parte de que, a mayor conocimiento, mayor entendimiento. También, admitió que satisfacer las necesidades estéticas como la belleza, puede ser muy relevante para algunos.
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Abraham Maslow creyó que todas esas necesidades eran inherentes a la naturaleza del ser humano, una tendencia del hombre solo por su esencia humana, y que debe ser impulsada y cultivada. Incluso, consideraba que la no satisfacción de estas necesidades podría generar la aparición de enfermedades.
En realidad, el interés principal de Maslow giró en torno a las personas saludables, tanto así que llevó a cabo un estudio con individuos que consideraba autorrealizados. Entonces, hasta los definió como personas que están “satisfaciéndose a sí mismas y realizando lo mejor de lo que son capaces de hacer”. Empleó distintas técnicas para la realización del estudio, pues todo dependía de cada caso particular. Cuando se adentraba a estudiar a personas vivas optó por las pruebas psicológicas y las entrevistas, pero cuando se encontraba examinando a un personaje histórico, prefirió analizar los registros escritos y el material biográfico. Y es que sus sujetos de estudio fueron desde personajes públicos, históricos, amigos, conocidos personales, hasta estudiantes universitarios. Y, luego de todo eso, pensó que las personas autorrealizadas poseen cuatro características: conciencia, honestidad, libertad y confianza.