Absuelven a los activistas que pegaron sus manos a una obra de Botticelli
En julio de 2022, los activistas climáticos pegaron sus manos con pegamento instantáneo al cuadro “La primavera”, aunque no le causaron ningún daño porque está protegido por un cristal en la Galería de los Uffizi, en Florencia (centro de Italia).
EFE
El Tribunal de Florencia decidió no procesar a los acusados al argumentar que el “delito no existe” tras una audiencia preliminar, informaron los medios de comunicación locales.
Al no haber dañado la pintura, una de las obras maestras del Renacimiento, los tres activistas estaban acusados de participar en una manifestación no anunciada, interrupción de un servicio público y resistencia a un funcionario público, delitos por los que podían ser condenados con hasta cinco años de prisión.
Los responsables de la acción, dos mujeres y un hombre, entraron en el museo, el 22 de julio de 2022, pagando la entrada, luego se dirigieron a la sala de Botticelli, donde primero desplegaron una pancarta con el lema “Last Generation No Gas No Coal” (Ultima Generación No al Gas No al Carbón) y después “se pegaron” a la obra. Se trató de una de las primeras acciones organizadas por el colectivo Ultima Generazione (Última Generación) en Italia, que desde hace un tiempo recibe gran atención mediática al dirigir sus protestas contras el patrimonio artístico.
Le invitamos a leer: Activistas en Italia pegaron sus manos a una obra de Botticelli, ¿por qué?
Hace unos meses el Tribunal de la Ciudad del Vaticano condenó a una pena “suspendida” de nueve meses de prisión a dos activistas de la misma agrupación que se pegaron a la famosa escultura del Laocoonte para protestar contra la crisis climática, así como a pagar una indemnización de 28.148 euros (unos 30.267 dólares). Por su parte, otros integrantes están acusados en otro proceso de daños al patrimonio por pintar la fachada del Senado italiano el pasado 2 de enero.
La frecuencia de estos actos ha llevado al Gobierno italiano a aprobar este año un proyecto de ley que castigará a los autores de actos vandálicos contra obras de arte, monumentos o patrimonio con multas de hasta 60.000 euros o sanciones penales.
La semana pasada, una decena de activistas pintaron algunas partes del Arco de la Paz, uno de los símbolos de la ciudad italiana de Milán (norte), cuya base quedó completamente teñida. En mayo pasado arrojaron un líquido negro en el agua de la monumental Fontana de Trevi de Roma, con acciones similares en la fuente de la Barcaccia de la Plaza de España romana o la de los Cuatro Ríos de Gian Lorenzo Bernini en la Plaza Navona.
Le recomendamos leer: Alvaro Barrios: “Soy un profeta”, La multiplicación de los cuadros
El Tribunal de Florencia decidió no procesar a los acusados al argumentar que el “delito no existe” tras una audiencia preliminar, informaron los medios de comunicación locales.
Al no haber dañado la pintura, una de las obras maestras del Renacimiento, los tres activistas estaban acusados de participar en una manifestación no anunciada, interrupción de un servicio público y resistencia a un funcionario público, delitos por los que podían ser condenados con hasta cinco años de prisión.
Los responsables de la acción, dos mujeres y un hombre, entraron en el museo, el 22 de julio de 2022, pagando la entrada, luego se dirigieron a la sala de Botticelli, donde primero desplegaron una pancarta con el lema “Last Generation No Gas No Coal” (Ultima Generación No al Gas No al Carbón) y después “se pegaron” a la obra. Se trató de una de las primeras acciones organizadas por el colectivo Ultima Generazione (Última Generación) en Italia, que desde hace un tiempo recibe gran atención mediática al dirigir sus protestas contras el patrimonio artístico.
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Hace unos meses el Tribunal de la Ciudad del Vaticano condenó a una pena “suspendida” de nueve meses de prisión a dos activistas de la misma agrupación que se pegaron a la famosa escultura del Laocoonte para protestar contra la crisis climática, así como a pagar una indemnización de 28.148 euros (unos 30.267 dólares). Por su parte, otros integrantes están acusados en otro proceso de daños al patrimonio por pintar la fachada del Senado italiano el pasado 2 de enero.
La frecuencia de estos actos ha llevado al Gobierno italiano a aprobar este año un proyecto de ley que castigará a los autores de actos vandálicos contra obras de arte, monumentos o patrimonio con multas de hasta 60.000 euros o sanciones penales.
La semana pasada, una decena de activistas pintaron algunas partes del Arco de la Paz, uno de los símbolos de la ciudad italiana de Milán (norte), cuya base quedó completamente teñida. En mayo pasado arrojaron un líquido negro en el agua de la monumental Fontana de Trevi de Roma, con acciones similares en la fuente de la Barcaccia de la Plaza de España romana o la de los Cuatro Ríos de Gian Lorenzo Bernini en la Plaza Navona.
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