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Sentados en unas sillas, un grupo de hombres y mujeres vestidos con camisetas negras y pantalones de mezclilla describen su vida bajo la ocupación rusa en Jersón, una ciudad del sur de Ucrania.
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Son actores de la compañía Mykola Kulich y cuentan su experiencia personal en un espectáculo llamado “Es (im)posible quedarse”, presentado en Kiev y otras ciudades de Ucrania.
“Gracias a Dios, muchos ucranianos, muchas ciudades ucranianas no vivieron todo eso, pero queremos contarles nuestra historia”, explica Oleksandr Knyga, el director del grupo, a la AFP.
Detrás de los actores, una película proyectada en una pantalla muestra a camiones militares rusos entrando en Jersón. Una columna de humo negro se eleva en el cielo mientras los soldados de Moscú van izando su bandera.
La ciudad estuvo bajo ocupación rusa durante ocho meses en 2022. Durante ese periodo, los residentes organizaron concentraciones contra los ocupantes y, en ocasiones, los soldados rusos les dispararon al aire. Todo está contado en la obra.
Hoy, a pesar de haber vuelto bajo control ucraniano, Jersón sigue siendo blanco de bombardeos rusos. Y aún no se sabe si la presentación de cierre prevista en el teatro de la ciudad podrá tener lugar.
El establecimiento siempre está abierto y propone talleres para niños. Pero sus actores están repartidos por toda Ucrania y el extranjero.
La situación es “muy complicada”, lamenta Knyga. Cuando termina una obra, el teatro difunde sus datos bancarios para recolectar fondos.
“La guerra existe”
“Las palabras no logran expresar todo lo que hemos vivido”, explica en Kiev Serguéi Myjailovski, uno de los actores. Es el que más tiempo vivió bajo la ocupación. En total, fueron 214 días.
El objetivo, cuenta, es que los ucranianos que viven en zonas menos golpeadas por el conflicto “entiendan que la guerra existe y que está ahí, para que a nadie se le olvide”.
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Durante la representación, los artistas gritan los mismos eslóganes que solían gritarle a los rusos durante las manifestaciones: “¡Regresen a casa mientras estén vivos!”, “¡Jersón es Ucrania!”
Rimma Kirsanova, otra actriz, cuenta que “todos los habitantes de Jersón sintieron que era imposible no acudir a las protestas”.
“Era surrealista”, añade Myjailovski. “Miles de habitantes de Jersón [reunidos] en la plaza trataban de expulsar a los fascistas de los tiempos modernos”, recuerda.
La situación se empeoró en marzo de 2022, cuando las tropas rusas empezaron a usar granadas aturdidoras para disuadir a los manifestantes.
En otro video proyectado en la pantalla, una persona yace en el suelo, las piernas empapadas en sangre.
“Acudir a las protestas se volvió peligroso para nuestra vida”, cuenta en ese momento Ruslan Vychnyvetski.
“Estaba petrificada”
Durante el espectáculo, los actores describen también los esfuerzos que tuvieron que hacer para huir de Jersón, superando controles y con el riesgo constante de ser disparados.
Ruslan Vychnyvetski decide huir con su familia en septiembre de 2022, cuando Moscú anuncia la organización de un referéndum para anexar la región de Jersón a Rusia.
Un soldado ruso encañona al actor. Un combatiente borracho de la región separatista prorrusa de Donetsk le dice entonces: “Aquí todo está permitido: es la anarquía”.
Vychnyvetski y su esposa, la actriz Ievguenia Kirsanova, describen las cuatro veces que trataron de huir.
Todo iba bien. Hasta que un guardia revisó sus teléfonos en un puesto de control. En una foto se les veía en una protesta con una pancarta que decía “Jersón es Ucrania”.
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“No tenía miedo de lo que pudieran hacernos, solo temía por nuestro hijo”, declara la actriz. “No lloré, solo estaba petrificada”, cuenta.
Pero el guardia, un separatista ucraniano, les propone regresar a Jersón a cambio de 3.000 grivnas cada uno [82 dólares].
En el asiento trasero del coche, Kirsanova susurra: “¡Hurra!”. Su esposo, en cambio, se siente humillado.
La familia logra finalmente huir tras cinco intentos.
Al final del espectáculo, el público ovaciona a los actores. Y como otros espectadores, Natalia, una joven habitante de Kiev, rompe en llanto.