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Como siempre, el Hay Festival estuvo entretenido y muy concurrido. Escritoras, escritores, artistas, economistas, políticos asistieron a este evento que reúne a representantes de diversos sectores culturales nacionales e internacionales. Dentro de esta extensa y variopinta agenda destaco una escritora que me llamó la atención, no solo por su obra y comentarios objetivos y contundentes, sino por su visión sobre la función de la novela, en un contexto de conflicto colectivo. Se trata de Adania Shibli, palestina, nacida en Galilea en 1974, ahora reside en Berlín, Alemania. Es autora de varias novelas, finalista de National Book Award (2020) en Estados Unidos; del Booker Prize (2021) en el Reino Unido; ganadora del premio LiBeraturpreis en 2023 en Alemania por la novela Un detalle menor, editada en español por Hoja de lata y traducida al español por Salvador Peña Martín.
Un detalle menor tiene lugar en 1949. Una joven mujer árabe palestina, que se encontraba en las dunas del desierto de Néguev, es víctima de una violación por parte de miembros de las tropas israelitas. Es una narración dinámica, directa y contundente que filtra temas como la empatía, el alcance de lo que consideramos bueno o malo, el deseo por alcanzar el bienestar; la historia y sus violencias y la manera como la memoria se inserta en el presente.
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En una de las conversaciones en las que participó junto con el escritor congolés, In Koli Jean Bofane, moderada Por Jon Lee Anderson y titulada “Conversaciones Sur a Sur: literatura y libertad de expresión”, discutieron los distintos escenarios de violencia que han enfrentado en sus países respectivos a lo largo de la historia y lo que suponen las situaciones bélicas, los gobiernos dictatoriales y la censura, para la literatura, el periodismo y la cultura en general.
Shibli hizo referencia también a la dinámica de las relaciones familiares que muchas veces se tornan complicadas y silenciosas. Contaba, por ejemplo, que sus padres, tal vez por protegerla, nunca le explicaban las causas de las diferentes guerras. Y, adujo que son, precisamente, esos silencios que se repiten de generación de generación, los que muchas veces contribuyen a frustraciones y a la incomprensión.
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Se refirió a la diferencia entre la labor de la crónica y la novela. El periodismo está para narrar y observar objetivamente, aunque siempre exista algún tipo de mediación, en cambio la novela se encarga de llenar o interpretar esos vacíos que ni la realidad, ni la historia son capaces de suplir. Relató, a manera de ejemplo, que en alguna ocasión en la ella que cubría, como traductora, un episodio posterior a un ataque en el que una familia había resultado terriblemente afectada, una mujer que acababa de perder a su marido y todas sus pertenencias, le pedía que tradujera de manera urgente a los periodistas que su carnet de identidad se había quemado. Ese hecho no era tan importante para la prensa, pero en cambio ahí estaba la novela para interpretarlo, y llenar los vacíos que la crónica no estaba interesada en expresar.
Adania Shibli es uno de los tantos ejemplos de los diálogos entre la literatura y la sociología. Es una prosa objetiva e indispensable que fusiona la realidad y la ficción con la memoria colectiva.
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