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Llegó a los medios por su voz. Cuando la televisión no existía aún en Colombia, ya Teresa Gutiérrez, a sus 14 años, empezaba en la emisora Nueva Granada con la dirección de su padre, Carlos Gutiérrez. Una carrera que duró 67 años y que realmente terminó el martes cuando alrededor de las 2:30 p.m. falleció en su casa, pues hasta el año pasado trabajó bajo la dirección de Ramiro Meneses en la nueva versión de Los Victorinos.
Después de haber participado como locutora y actriz en la Nueva Granada, llegó en 1948 a la emisora Nuevo Mundo, que luego sería Caracol, para marcar un hito en la radio que hasta ese entonces, salvo por ella y Esther Sarmiento, la hacían sólo hombres.
Ahí, en Caracol Radio, conoció a gran parte de sus amigos y colegas, como el actor Carlos Muñoz, quien dice golpeado por la noticia: “A Teresita la conocí hace muchos años en Caracol Radio. Desde siempre fue una mujer muy atractiva, gran profesional, actriz y muy buena amiga. Me tocó muy de cerca sentirla, amarla y sufrirla”.
Quien fuera su jefe en esta emisora, Juan Darío Lara, dijo ayer: “Recordamos el humor de doña Rita… qué formidable voz, qué amabilidad, qué buena mujer que era. Vamos a extrañar su chispa, que siempre estuvo a flor de piel. Cuando trabajábamos junto a Yamid Amat, nos encantaba que nos visitara, porque siempre era capaz de hacer reír a cualquiera”.
Con la llegada de la televisión se abrió una nueva puerta, pues la llamó el maestro Bernardo Romero Lozano para que interpretara un personaje de un cuento de Charles Dickens. Eran tiempos de transmisiones en directo y aunque Teresa advirtió al maestro de su falta de experiencia como actriz, los estudios y las telenovelas se convirtieron en su espacio natural. Ahí se convirtió en uno de los rostros más emblemáticos y queridos, no sólo por personajes duros y dramáticos como Brígida de Paredes en La abuela, o Sara Olmedo en Los Cuervos, sino por interpretaciones cómicas en series como Las señoritas Gutiérrez o La escuelita de doña Rita.
Teresa Gutiérrez entregó su vida primero a la radio y después a la actuación. De sus hijos sólo Miguel Varoni siguió sus pasos, y con él compartió set en Pedro el escamoso. Ahora sin mediar aviso, sin que su familia lo esperara, se despidió para siempre, como concluye Carlos Muñoz: “Por fortuna se fue de una forma muy bella, sin lidiar con enfermedades ni penurias. De ella recordaremos siempre su amor por el medio, su disciplina, su respeto para con todos los actores”.