Adriana Molano Arenas: “Escuchamos lo que ofrece cada comunidad”
En la mañana de este miércoles 1 de noviembre, se realizó el posicionamiento de la nueva viceministra de Cultura, Adriana Molano Arenas, que se desempeñará en el área de Fomento Regional y Desarrollo. La viceministra habló para El Espectador sobre los planes a seguir tras su nombramiento.
Sarah Gutiérrez
Pasados dos meses del nombramiento de Juan David Correa como el ministro de Cultura, Arte y Saberes del gobierno de Gustavo Petro, se oficializó el pasado 23 de octubre a Adriana Molano Arenas, antropóloga y especialista en Políticas Culturales y Gestión de Artes, como la nueva viceministra de Cultura en el área de Fomento Regional y de Desarrollo.
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Pasados dos meses del nombramiento de Juan David Correa como el ministro de Cultura, Arte y Saberes del gobierno de Gustavo Petro, se oficializó el pasado 23 de octubre a Adriana Molano Arenas, antropóloga y especialista en Políticas Culturales y Gestión de Artes, como la nueva viceministra de Cultura en el área de Fomento Regional y de Desarrollo.
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Molano se ha desempeñado en “la coordinación de proyectos de fortalecimiento del tejido social desde la perspectiva social y de conocimientos tradicionales” en puestos como directora general del Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina (CRESPIAL), y también como Coordinadora del grupo de patrimonio inmaterial de la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura de Colombia de 2008 a 2015.
Desde agosto de 2022, la viceministra había sido designada como la encargada del área de Fomento Regional y Desarrollo por parte del presidente Gustavo Petro, y fue hasta este miércoles 1 de noviembre, que se realizó el nombramiento oficial por parte del mandatario en el despacho ministerial.
¿Quién le dio la noticia?
Fue el ministro de Cultura, Juan David Correa.
¿Cuáles son los planes a seguir ahora?
Lo primero es que el viceministerio cambió el nombre, ahora se llama: De los Patrimonios, las Memorias y la Gobernanza Cultural. Recoge las tres direcciones que ya tenemos y nuevas apuestas.
Por este lado tenemos la dirección de Poblaciones, la dirección de Fomento Regional y la dirección de Patrimonio y Memoria, y desde aquí, estamos trabajando bajo el concepto de justicia cultural, el cual dialoga con el Plan Nacional de Desarrollo, con los ejes articuladores y las grandes apuestas estructurales del Gobierno Nacional, la justicia social, la justicia económica y la justicia ambiental.
Tenemos también el tema de patrimonios integrales e integradores, que es una visión contemporánea del patrimonio, no solamente desde la conservación ni de la salvaguardia, sino desde una visión integral entre lo material y lo inmaterial, lo mueble y lo inmueble. También integra a la sociedad y a las comunidades en el manejo de su territorio.
Estamos realizando varios proyectos emblemáticos y dinamizadores sobre qué es el patrimonio integral; uno de ellos es el río Magdalena, también respondiendo al Plan Nacional de Desarrollo del ordenamiento territorial alrededor del agua.
En el río Magdalena se conjugan varios patrimonios inmateriales como el Carnaval de Barranquilla, San Basilio del Palenque, la pesca artesanal, el Centro Histórico de Mompox, y el Centro Histórico de Cartagena, refiriéndonos a este cuerpo de agua como una región grande.
Desde el viceministerio estamos trabajando con una nueva mirada cartográfica del país, una regionalización biocultural, atendiendo no solo a nuestros 32 departamentos, sino a las regiones culturales que se han conformado desde allí.
Cuando habla de lo biocultural, ¿se refiere a los escenarios naturales representativos de cada región?
Cada población va generando una cultura que se determina por la naturaleza. Ese es un concepto que se viene trabajando desde la gestión pública hace varios años y en la que debemos laborar en relación con el cuidado del medioambiente.
En la Sierra Nevada de Santa Marta estamos abarcando varios patrimonios. Por un lado, hay una declaratoria del patrimonio inmaterial de los conocimientos tradicionales de los cuatro pueblos de la sierra: Kogui, los Arhuaco, los Wiwa y los Kankuamos; ellos tienen una manera de entender, conocer y habitar su territorio, desde los conocimientos que van aprendiendo de generación en generación, una ley de origen que tiene como mandato cuidar a la naturaleza.
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Son en estas relaciones en las que puedes encontrar su conexión entre la cultura que se ha creado y los conocimientos que han desarrollado, desde la ritualidad, la forma de organización social, los bailes y cantos. Todo esto en conjunto está relacionado como un mandato para ellos que les ha dicho como cuidar de la naturaleza.
Estamos trabajando, de igual manera, en la devolución de varios objetos que ellos consideran sagrados y que se encuentran en varios museos del país y del mundo. Uno de los ejemplos más destacados fue la devolución de las máscaras al pueblo Kogui con un política de devolución de objetos que tardó entre cinco y siete años. En el proceso de devolución, pudimos admirar cómo fue el ritual de conservación que ellos les aplicaron a estas máscaras.
Esto hace parte de la primera de nuestras cuatro grandes apuestas: Patrimonios integrados e integrantes; Gobernanza cultural, donde queremos cambiar la forma en la que el estado se relaciona con las comunidades; la Cultura de Paz, que acoge el Ministerio de Cultura siguiendo las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y la Reparación Cultural, donde se va a reparar a las comunidades étnicas, simbólica y culturalmente, desde las afectaciones que han tenido desde el racismo, la colonización y el clasismo.
Habla también sobre el reconocimiento de los territorios y sus comunidades, ¿cómo planean acercarse a ellas?
Con todas ha habido acercamientos previamente. Desde el gobierno, cambiamos la forma de hacerlo, ahora se hace desde los derechos culturales y eso ha significado un gran cambio desde la forma en la que conversamos y en cómo escuchamos, y atendemos las demandas. Trabajé en el ministerio en tiempos pasados y por eso puedo hablarlo de esta manera.
Antes, estaba pensado en la manera de atender lo legal, pero no desde el derecho que tienen estas comunidades por la diversidad cultural que hay en este país; no nos preguntábamos por qué es importante reconocer esta diversidad y la importancia de proteger a los más de 115 pueblos indígenas que tenemos en Colombia.
La manera en la que trabajamos con estas comunidades es el cambio, ya no nos acercamos llevando una oferta cultural, sino, por el contrario, escuchamos lo que hay en cada comunidad: quiénes son, por qué están ahí, cuáles son sus demandas, por qué habitan ese territorio, cómo lo hacen, qué necesitan, cuál es la infraestructura cultural que necesitan. Ese es el cambio.
Tras el retorno de las máscaras Kogui, donde usted también estuvo presente, ¿seguirá en la búsqueda para el retorno de más objetos patrimoniales?
Desde la Sierra Nevada de Santa Marta y el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), son los grupos indígenas que nos van marcando el camino identificando objetos que se encuentran en diversos museos en Europa e incluso en Colombia, y otros países de Latinoamérica. Lo que hacemos es comunicarnos con las cancillerías correspondientes y haciendo acuerdos con estos museos para la devolución.
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Esperamos que con esto, más pueblos soliciten las respectivas búsquedas, porque dentro de su concepción, estos objetos tienen alma y es como si estuviesen encarcelados, volver a su territorio les va a permitir reactivar partes de su ritualidad que protegen al medio ambiente.
Los habitantes de ciudades y municipios con patrimonio cultural como Barichara, Villa de Leyva y Cartagena, se han quejado de una ‘mala intervención’ en las estructuras históricas por parte de terceros, ¿desde el ministerio se han tomado en cuenta estás quejas? ¿Cómo van a proceder?
En patrimonio tenemos tres grandes apuestas: la restauración del Hospital San Juan de Dios, los patrimonios integrados y centros históricos. Este último tiene que dar un vuelco en la manera en la que se ha manejado, porque se ha hecho desde lo material y no se ha entendido como un espacio de gozo social y de la relación entre los habitantes y lo que queremos conservar en términos materiales.
Varias de las quejas y los reclamos que hay, y que claramente queremos atender, es porque había, hasta ahora, unos instrumentos muy rígidos, dirigidos a una conservación que no estaba en relación habitacional que hay y que tiene muchísima movilidad.
Para el caso de Cartagena, estamos realizando un proyecto integral que relaciona el Plan de Manejo y Protección del Centro Histórico y su Zona de Influencia (PEMP), con un plan de salvaguardia del barrio Getsemaní y proyectarlo hacia el mar y hacía todo el patrimonio sumergido que hay, más allá del Galeón.
A Cartagena la entendemos como un territorio cultural que tiene mar y que tiene una relación con el patrimonio sumergido, y los problemas que nos trae un turismo desmedido.
Allí estamos diseñando un proyecto para atender todos esos frentes de manera articulada y también teniendo en cuenta la economía popular, que es una de las grandes apuestas del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. Esto lo queremos trabajar en Cartagena, en Mompox y en Santa Marta, para actualizar los instrumentos de protección, pero también para observarlo desde el ordenamiento territorial.