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Aguador o aguatero en el fútbol (Fútbol paradójico)

A veces son anónimos, a veces inciden en las prácticas, a veces juegan fútbol profesional y, a veces, han sido tema de conversación entre escritores, jugadores, técnicos e hinchas.

Juan Carlos Rodas Montoya
25 de noviembre de 2021 - 11:56 p. m.
"Durante muchos años ser aguador era una ocupación cotidiana cuando no había agua corriente en los hogares, incluso algunos la sacaban de fuentes y la vendían aromatizada".
"Durante muchos años ser aguador era una ocupación cotidiana cuando no había agua corriente en los hogares, incluso algunos la sacaban de fuentes y la vendían aromatizada".
Foto: Pixabay
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Agüita fresca traigo del río, para que tomen todos los días. ¡Aguateroooooo! ¡Agua, agüita para las damas bonitas! Soy el aguatero; reparto el agua que al gran río voy a buscar. Es agua dulce para lavarse, preparar mate y amasar. Anónimo.

Un aguador o aguatero recibe este nombre desde antaño para hacer referencia a la persona que vendía el líquido sin el cual el fútbol sería una especie de desierto. El agua alivia dolores de cabeza, refresca la mente y evita ataques de asfixia, además, es protagonista principal en instancias decisivas como cobros de penales, intercambio entre compañeros y contrincantes o un minuto de hidratación, tan de moda en estos tiempos.

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Durante muchos años ser aguador era una ocupación cotidiana cuando no había agua corriente en los hogares, incluso algunos la sacaban de fuentes y la vendían aromatizada. Por ejemplo, esta fue una labor del Lazarillo de Tormes y Guzmán de Alfarache y que quedan registrados en la literatura española. En la pintura tenemos registros de una obra de Goya, titulada La aguadora y El aguador de Sevilla, de Diego Velázquez. Varios ejemplos para valorar esta labor que cumplen múltiples seres humanos en todos los deportes. El líquido milagroso viene en distintos tamaños y empaques, pero el que más me gusta es el que se entrega en una bolsa pequeñita (como de bolis), se le abre un pequeño agujero con los dientes y rinde para los 22 jugadores porque se comparte hasta que el último jugador la tira lejos en un gesto de silencio, tristeza y dolor por el agua que ya salvó.

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No sé si algún aguatero haya entrado a un partido de fútbol profesional para hacer un gol, pero conozco la historia de uno en la cuarta división del fútbol de Brasil y, ante un gol inminente del equipo rival, ingresó a la cancha y, de cabeza, impidió la anotación. La noticia de este extraordinario acontecimiento dice textualmente: “El Tribunal Superior de Justicia Deportiva (STJD) excluyó del campeonato brasileño de cuarta división al equipo de Aparecidense, cuyo aguatero invadió la cancha y evitó un gol durante un partido válido por los octavos de final del torneo. En un juicio celebrado en la noche de este lunes, el STJD también suspendió a Romildo Fonseca da Silva por 24 partidos y le impuso una multa equivalente a 218 dólares”.

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Se trata de un hecho real que parece salido de uno de los cuentos de un escritor de ficción, pero, lo mejor, para terminar el relato ficcionado, es el argumento que esgrimió: “Esta era nuestra única posibilidad. Si yo no lo hubiese hecho, Aparecidense habría sido eliminado. No me arrepiento porque tengo amor por este club, nuestro grupo está muy unido”, afirmó ‘Esquerdinha’, después del incidente. Además de todas estas curiosidades, creo que el nombre del equipo se lo merece es el aguatero: “Aparecidense”.

juan.rodas@upb.edu.co

Por Juan Carlos Rodas Montoya

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