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En un acto solemne, donde el discurso laudatorio estuvo a cargo del historiador francés de Arte Paul Dujardin, el artista reflexionó sobre el hecho de que haya ido a parar a Montemor-o-Novo, un pueblo de poco más de 10.000 habitantes no muy lejos de Évora.
Allí, "hay un mercado los sábados para comprar verduras, pescado y frutas, y una mujer de entre 30 o 40 años me reconoció y me dijo 'usted ha estado en muchos sitios del mundo, ¿por qué se ha quedado en Montemor?", rememoró.
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Ai Weiwei reconoció que se quedó pensando un rato en la respuesta: "Llevo aquí 4 años, desde justo antes de la pandemia, y me he establecido en Montemor, siento una gran generosidad por parte del pueblo portugués, me están dando paz mental y me estoy acostumbrando a su lentitud".
Subrayó que ha estado en grandes ciudades como Nueva York y Londres, donde la gente anda rápido, "como si siempre estuvieran intentando alcanzar el tren", y aseguró que le gusta la lentitud portuguesa y que aquí la gente disfrute de la naturaleza.
"Tengo una sensación de confort, a lo mejor es porque me estoy haciendo viejo", dijo el artista, de 66 años, quien destacó que en Montemor puede dormir profundamente y puede respirar bien, porque "nunca hubo una revolución industrial, el agua y el aire están limpios".
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El artista chino está considerado como un exponente de las vanguardias del siglo XXI, al igual que lo fueron Marcel Duchamp y Andy Warhol de las avanzadas artísticas del siglo XX.
Durante su intervención, Dejardin hizo mención en su discurso laudatorio al hecho de que Ai Weiwei por fin haya encontrado una lugar donde descansar y permanecer en paz.
"Ha hallado en las últimas etapas de su vida una casa definitiva y un futuro lugar de descanso en Portugal, cerca de Évora, tras una vida llena de retos complicados, que fueron consecuencia directa de su búsqueda implacable y la de su padre de la libertad de pensamiento, y de la expresión artística e intelectual", indicó el historiador de Arte.
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El nombre del artista plástico ha estado por años en museos, bienales y galerías del mundo, donde nunca ha dejado de lado su lucha por los derechos humanos y su activismo político que, incluso, lo llevó a estar preso en una cárcel china por supuesta evasión fiscal.
Ai Weiwei es hijo del poeta chino Ai Qing, quien fue denunciado durante el movimiento antiderechista de China. Su familia fue exiliada, enviada a un campo de trabajo y finalmente trasladada a Pekín.