“Lo fundamental en Encanto era representar las raíces afro, indígena e hispánica”
La historiadora y autora colombiana, hija de Diana Uribe, hizo parte del equipo de investigación de la película de Disney inspirada en Colombia. En esta entrevista cuenta cuáles fueron los temas centrales para el desarrollo de la cinta.
Andrés Osorio Guillott
Una historia sin villano. Una historia con personajes muy distintos el uno del otro. Una película que muchos vimos y nos emocionamos porque costaba mucho creer que una cinta de esa gran industria llamada Disney tuviera en cuenta las mochilas, las arepas, el vallenato, las palmas de cera y demás elementos que cuentan nuestro territorio y culturas.
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Una historia sin villano. Una historia con personajes muy distintos el uno del otro. Una película que muchos vimos y nos emocionamos porque costaba mucho creer que una cinta de esa gran industria llamada Disney tuviera en cuenta las mochilas, las arepas, el vallenato, las palmas de cera y demás elementos que cuentan nuestro territorio y culturas.
Alejandra Espinosa, que vive en Barichara y trabaja como guía turística, y que muchos tienen presente por ser la hija de Diana Uribe y la coautora con su mamá del libro Revoluciones, habló para El Espectador sobre cómo se dio su ingreso al equipo de investigación de Encanto y cómo fue el trabajo para plasmar la identidad de Colombia en la cinta. Para ella era importante reflejar las raíces afros, indígenas e hispánica, así como partir de los géneros literarios de lo real maravilloso y el realismo mágico, estilos narrativos que se dieron el siglo pasado con escritores como Alejo Carpentier o Gabriel García Márquez.
¿Cómo logró hacer parte del equipo de realización de la película?
Yo estaba trabajando como guía turística en Barichara, Santander, que es donde vivo. Aquí llegaron ellos como parte del viaje de investigación que hicieron en 2018. Los directores y Manuel Miranda hacen este recorrido para conocer, para inspirarse y ahí es donde nos conocemos. Yo fui su guía por tres días. Fui muy intensa contándoles toda la historia de Colombia, todo lo que tenían que saber y mostrándoles también los tejidos, los oficios, la arquitectura vernácula y rescatando toda esa Colombia tradicional. Ellos sabían que la película iba a ser de época, entonces querían recuperar ese pasado. Yo no podía creer que estuviera contribuyendo en eso, que ayudara a hacer algo tan grande. Y quedaron tan felices con mi trabajo, que me llamaron un mes después y me dijeron si quería ser consultora para la película. Fue un trabajo de cuatro años, de investigar, de preguntarse, de reuniones y reuniones, de mirar muchas cosas de la película. Tuve la oportunidad de visitar los estudios en Los Ángeles. Allá leí una de las versiones iniciales del guion. La idea era aportar para que entendieran un poco la historia, cultura e identidad del país. Ya luego era un trabajo con los animadores, de ver cómo son los gestos, cómo nos movemos, cómo nos comportamos, cómo son las fiestas, cómo son las relaciones de las casas y los pueblos, cómo son los hogares, todas esas preguntas eran importantes. Hice trabajo de archivo, fui a la Biblioteca Nacional para ver cómo se vestían, cómo eran los municipios en conflicto, por ejemplo, para las escenas donde muestran la historia de los abuelos. Yo necesitaba que supieran cómo era la Colombia rural, que esa ruralidad esté bien representada, sobre la búsqueda de identidad colombiana, sobre la riqueza de la diversidad, de las culturas indígenas, afrocolombianas y la herencia hispánica y católica. Había que ir desde las grandes preguntas de qué es ser colombiano hasta los detalles de cómo nos vestimos y saludamos.
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Justamente la película refleja diversidad de personajes y elementos culturales que van desde la comida, los acentos y el vestuario. ¿Cómo se pensó ese desarrollo de la pluriculturalidad?
Empecé a reflexionar sobre los grandes temas, sobre arquetipos colombianos. A partir de ahí uno puede contar historias que le llegan a muchos porque son hechos que se repiten. Por ejemplo, el desplazamiento es un tropo en la historia de Colombia. La migración, la fundación de pueblos... Todos esos son temas continuos en nuestra historia. La búsqueda de identidad es uno de los más grandes y está muy retratado en Mirabel, ella está buscando su identidad y para mí es la búsqueda de nosotros como país, cómo es que nos buscamos sin ver cómo somos y lo que ya somos, que es esta diversidad. Y sobre esto último uno ya quiere hablar de todas las influencias culturales que existen. Para mí lo fundamental era la representación de la identidad, las tres raíces afro, indígena e hispánica y la ruralidad. Eso se tenía que contar. La historia siempre estuvo pensada a partir de la casa como un personaje más, pero toda la construcción de la relación de la casa y el pueblo se fue dando en el proceso creativo para hacer una historia que rindiera homenaje y estuviera inspirada en la ruralidad colombiana, que es donde ha sucedido gran parte de la historia del país, y donde los fenómenos de migración en los últimos 70 años nos han hecho olvidar todo el legado de pueblos y nuestro origen. Nuestros abuelos vinieron de algún pueblo y ellos cargan la herida de algún lugar. Con esos temas uno logra sentir una película colombiana, son tropos, arquetipos del país.
Resulta casi implícito la mención del desplazamiento forzado en la película. Incluso hay todo un debate alrededor entre las personas que han visto la cinta sobre esta problemática derivada de la violencia. ¿Cómo se habló de este fenómeno y cómo se evitó problematizar o darle más relevancia a un tema tan complejo como este en una cinta infantil?
La película es de época. Es algo que hay que tener claro. No tiene una fecha exacta, pero empezaría sucediendo a principios de siglo XX. Está inspirado en esta idea. El equipo siempre estuvo pendiente de mencionar una realidad de fondo, pero tenía que ser sutil para no caer en politizaciones y porque realmente no se trata de hablar de un bando o de otro, sino de los arquetipos, de la migración y lo que esto conlleva, de llegar a un lugar nuevo, de fundar un pueblo nuevo, de huir. Es constante el tema de migrar de manera forzosa o voluntaria. A veces las personas migran para buscar nuevas oportunidades y llegan a fundar pueblos como en la colonización antioqueña, por ejemplo, que es una de las bases del contexto histórico que trabajé con los directores. La película estuvo inspirada por el realismo mágico o lo real maravilloso también tiene un contexto real y no podíamos ocultarlo. Ese balance hacía que la película tuviera un peso enorme porque se trataba de entender el trauma que carga la abuela, que es lo que sucede en muchas familias en Colombia y América Latina. Si reconocemos por qué la abuela se pregunta tanto por sus generaciones entenderemos que al hacerlo nos liberamos.
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Muchas personas reconocen las mariposas amarillas de García Márquez. Partamos de ahí para hablar de la influencia del realismo mágico en Encanto…
La película está inspirada por el realismo mágico. Siempre fue un debate. Por mi formación como literata es un tema que tengo muy fresco. Lo real maravilloso -que era el término que prefería utilizar-, que es más hacia la corriente de Alejo Carpentier, parte de la idea de cómo nos contamos a nosotros. El género literario que existió en el siglo XX en América apuntaba a cómo contarnos desde nosotros mismos. Que nadie nos cuente, que no contemos historias ajenas a nosotros, que me recuerda ese discurso de José Martí que decía que siempre queríamos ser algo distinto. Para contarnos a nosotros debemos reconocer unas raíces y unas tradiciones que son indígenas y afro, y eso significa que habitamos nuestro territorio de una forma distinta. ¿Cuál es nuestra identidad y cómo reconocemos esa identidad? Aceptando esa influencia cosmogónica, mitológica que traen ambas raíces. Lo del realismo mágico y lo real maravilloso, más que ser géneros literarios, es cuando la escritura adoptó maneras de habitar el mundo que existe en Latinoamérica, que era diferente para los lectores europeos o estadounidenses, pero que esas maneras solo se entienden si reconocemos lo sagrado, lo indígena y lo afro. Siempre trabajé mucho eso, el territorio donde estamos, la relación con lo sagrado para entender que los milagros puedan existir, porque además no es un milagro individual, sino que afecta y le da una nueva oportunidad a una comunidad, porque el milagro no es solo para la familia Madrigal, sino para el pueblo.
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No hay que dejar pasar por alto el concepto de familia, que es tan central en nuestra sociedad. ¿Por qué la relevancia de este tema para la película?
Esa fue una de las grandes motivaciones. Querían contar una historia de familia, en una familia grande, por eso les inspiraba tanto la familia latinoamericana. Es una historia universal porque habla sobre las cargas de una familia y los comportamientos que heredamos, las expectativas que se tienen. Pero querían también centrarse en el modelo latinoamericano por la diversidad y complejidad de las mismas.