“El aumento de festivales de cine en el país se debe a la terquedad colombiana”
Esta fue la respuesta del actor Alejandro Aguilar a la pregunta de por qué el número de festivales de cine en Colombia iba en aumento. Más voces del sector hablaron sobre el tema en este texto.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Luisa Roldán no vive en Villa de Leyva, pero viaja mucho porque sus papás sí. En un bus de la empresa Valle de Tenza, que partió de Bogotá a las 5 de la tarde el pasado 27 de septiembre, contestó su teléfono. Sus papás le contaron que estaban viendo cómo montaban una pantalla gigante en la plaza del pueblo, que si sabía para qué o por qué. Ella respondió que no, que “tal vez mostrarían alguna película”, pero “ni idea cuál”. Les prometió a ellos averiguar en 10 minutos para que decidieran si se quedaban a verla. No hubo ninguna otra llamada. Muy cerca de la iglesia, en una droguería, dos mujeres de aproximadamente 22 años hablaron del Festival Villa del Cine, que se inauguraba ese día: “¿Cuáles películas verás?”, preguntó una de ellas, a lo que la otra contestó que no había decidido, pero que quería probar con la selección de cortometrajes, porque en la edición pasada “solo había visto largos colombianos”. Se lamentaron porque la película que se estaba proyectando en ese momento en la plaza, La bonga, “no se entendía muy bien”. “Ya me rendí con esta. Me cansó la imagen y el ruido. No me conecté”. Y salieron de la droguería. En las sillas que acomodó la organización del evento, y durante la misma proyección de la que hablaron las dos jóvenes, había un hombre de aproximadamente 30 años con una bebé dormida en sus brazos: “Ya se irá acostumbrando. Me encanta que acompañe al papá y que vaya creciendo en estos espacios”, le dijo a este periódico Antonio Ramírez, cuando se le preguntó si vivía en el pueblo y cómo se había enterado del festival: “Vengo hace cuatro años al Villa del Cine. Me gusta mucho el documental colombiano. Ahora tengo hija y quiero que se acostumbre. Me enteré por redes de que existía”.
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Luisa Roldán no vive en Villa de Leyva, pero viaja mucho porque sus papás sí. En un bus de la empresa Valle de Tenza, que partió de Bogotá a las 5 de la tarde el pasado 27 de septiembre, contestó su teléfono. Sus papás le contaron que estaban viendo cómo montaban una pantalla gigante en la plaza del pueblo, que si sabía para qué o por qué. Ella respondió que no, que “tal vez mostrarían alguna película”, pero “ni idea cuál”. Les prometió a ellos averiguar en 10 minutos para que decidieran si se quedaban a verla. No hubo ninguna otra llamada. Muy cerca de la iglesia, en una droguería, dos mujeres de aproximadamente 22 años hablaron del Festival Villa del Cine, que se inauguraba ese día: “¿Cuáles películas verás?”, preguntó una de ellas, a lo que la otra contestó que no había decidido, pero que quería probar con la selección de cortometrajes, porque en la edición pasada “solo había visto largos colombianos”. Se lamentaron porque la película que se estaba proyectando en ese momento en la plaza, La bonga, “no se entendía muy bien”. “Ya me rendí con esta. Me cansó la imagen y el ruido. No me conecté”. Y salieron de la droguería. En las sillas que acomodó la organización del evento, y durante la misma proyección de la que hablaron las dos jóvenes, había un hombre de aproximadamente 30 años con una bebé dormida en sus brazos: “Ya se irá acostumbrando. Me encanta que acompañe al papá y que vaya creciendo en estos espacios”, le dijo a este periódico Antonio Ramírez, cuando se le preguntó si vivía en el pueblo y cómo se había enterado del festival: “Vengo hace cuatro años al Villa del Cine. Me gusta mucho el documental colombiano. Ahora tengo hija y quiero que se acostumbre. Me enteré por redes de que existía”.
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En Colombia hay al menos 120 festivales y muestras de cine. Según Juan Esteban Rengifo, director general de la Asociación Nacional de Festivales, la aparición de estos eventos en el país ha crecido gracias a la Ley de Cine (2003), y a que el cine no llega a los municipios, así que la única forma de acceso a las películas es a través de un festival.
Hay una percepción que se repite entre algunas personas que no están acostumbradas a ver cine de autor o de un corte más independiente: los festivales parecen diseñados exclusivamente para la industria. Rengifo opinó que, aunque hay algunos que priorizan a los integrantes del sector, hay una intención de comunidad, cultura y socialización. “Tal vez somos el país con más muestras de cine en Latinoamérica”, agregó.
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Alexandra Falla, directora de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, dijo para este periódico que entendía que la distancia de la audiencia con el cine colombiano era un desafío por resolver, pero que ya estaba siendo atendido por todos los festivales del país: “Hay una búsqueda muy seria por involucrar a comunidades de todo tipo a la programación de estos eventos. De hecho, creo que ese es el objetivo fundamental: abrir el nicho”.
Según Falla, a pesar de que aún no se ha encontrado la línea más efectiva para que haya una mayor apropiación del cine nacional, todo esfuerzo es complementario: “ampliar el consumo para que la exhibición de nuestras películas sea más larga en salas es un pendiente que se atiende en los festivales gracias a la formación de público”.
“Colombia es un país terco. Nadie le apostaría a una tarea casi imposible como la de hacer un festival si no es por terco. Parece que fuese precario lo que pasa con las asistencias a las salas de cine, pero por eso es que los festivales son importantes: forman públicos. Mi hijo, que cumplió siete años, ya vio Los 400 golpes, de Truffaut, es decir, está influenciado. Pero es que cuando nos comparamos con otros países sufrimos mucho: en la década del 50 la generación de polacos estaba viendo el cine de Bergman y los italianos el neorrealismo. Tenían un montón de referentes que influenciaron a toda una industria. Nosotros hasta ahora estamos empezando”, dijo el actor Alejandro Aguilar, quien acaba de recibir una nominación a los Premios Macondo por su trabajo en la película Emitaño.
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Hay algunas personas que perciben los festivales de cine en Colombia como eventos distantes, ¿qué opina?
Que puede que tengan algo de razón, pero eso no está mal: es parte de lo que estamos empezando a descifrar. Tenemos que entender que esta es una industria, es un negocio, pero el cine es de todo el mundo y para todo el mundo.
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Aguilar concluyó que habría que enfocarse en la comunicación con el público. Para él, cuando eso pase, el acercamiento con el cine nacional será mayor.
Para Rengifo, todo el sector cinematográfico es consciente de que su problema más grande es la circulación de nuestras películas en Colombia. Los más de 50 filmes que se estrenaron el año pasado no tuvieron suficiente tiempo en pantalla. Contó que, por ejemplo, durante la edición pasada del Bogotá Audiovisual Martek, la Dirección de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos del Ministerio de Cultura (DACMI) se preguntó si la cuota de pantalla era una opción viable. Los exhibidores (dueños de las salas de cine) “se sintieron maltratados”. Pero se habló de esa posibilidad porque, primero, es una idea vigente en otros países, y segundo, porque la televisión nacional funciona así: más del 80 % de la programación de la franja prime time es ocupada por producciones colombianas. El sector sigue buscando opciones.
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Según Falla, los líderes de los festivales de cine han logrado impactar cada uno de sus territorios, así que terminan vinculando al sector privado. Entidades públicas como el Ministerio de Cultura, Fontur, el Ministerio de las Telecomunicaciones y muchas otras tienen una oferta para estimular este tipo de eventos, pero las compañías cumplen un papel fundamental.
Miembros de la industria, como Patricia Helena Patiño, directora del Festival Internacional de Cine Calibélula, y Julián Díaz, director del Festival Villa del Cine, agregaron que los certámenes que gestionan son un reflejo humano y social de sus geografías, que resultan en nuevas temporadas altas en las épocas en las que ocurren sus muestras: “Esto le conviene a todo el mundo. La proliferación del cine y todo lo que lo rodea es absolutamente positiva”, agregó Patiño.