Publicidad

Alejandro Marín: “La opinión está sobrevalorada por el afán de figurar”

A propósito de los 30 años de La X al aire, su director, Alejandro Marín, habló sobre los cambios que ha traído a la emisora, además de sus visiones sobre la radio y su relación con la música.

15 de octubre de 2024 - 02:00 p. m.
Alejandro Marín empezó su carrera a los 11 años en Veracruz Estéreo, en Manizales.
Alejandro Marín empezó su carrera a los 11 años en Veracruz Estéreo, en Manizales.
Foto: Juan Moore

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

¿Recuerda ese primer día en La X? ¿Qué sintió y qué pasó por su cabeza?

Llegué a La X el 2 de noviembre de 2009, luego de haber estado un tiempo en televisión con el formato de “Mucha música” en City TV y, además, de trabajar en La W. Tenía originalmente un programa a las 8 de la noche, de lunes a jueves. Antes de eso estaba Jaime Sánchez Cristo con su equipo de “Los Originales”, quienes habían abierto la puerta de una emisora que había estado cerrada al ejercicio de la radiodifusión durante alrededor de 15 años. Me presenté delante de Jaime Sánchez. Fue un programa muy dentro de lo que se había propuesto a la vicepresidencia de esa empresa: algo recatado y conservador, lo que fue muy diferente a lo que emprendería como parte de la tarea de renovación de La X en Bogotá.

¿Qué transformaciones ha habido desde que llegó a La X?

La más grande que se hizo fue a nivel musical, ya que La X hasta ese momento estaba asociada a la música de los 80. Le apostamos al indie y el EDM, que apenas se estaba convirtiendo en un fenómeno que se tomaría al mundo. Nuestro mayor riesgo fue apostarles a los sonidos anglos, una subcultura que en la radio nacional había estado abandonada por las grandes cadenas, que tenían la necesidad de conectar con los públicos locales. Además, empezamos a emprender conversaciones digitales en un momento en que nadie en la radio estaba usando otra herramienta que no fuera Facebook. Fuimos líderes en el desarrollo de conversaciones con Twitter (ahora X) y posteriormente con Instagram.

¿Cómo fue vender la idea de La X como una emisora anglo en Colombia, donde predominan los ritmos latinos?

El anglo ha logrado mantenerse a pesar de que la invasión latina es mucho más poderosa por el consumo digital, pero yo creo que la música que proviene del mercado estadounidense y británico goza de una reputación y de unos estándares que han hecho que haya público para los géneros. Desde la aparición de The Beatles, yo creo que, en Colombia, los ritmos anglos han sido un formato de aspiración. Cuando nosotros llegamos a la decisión de hacer una emisora exclusivamente de esta música, lo hicimos por razones de mercado. Al renovar La X, dijimos: “vamos a salirnos de la competencia con otras emisoras” y logramos montarnos en la tendencia del indie, del EDM y de los festivales como el Estéreo Picnic, y eso nos permitió mantenernos muy vigentes, sin tener que sacrificar el contenido para poder apelar a públicos masivos.

Hablemos sobre su papel como director de La X. ¿Cuáles han sido esos retos que ha encontrado estando a la cabeza?

Cuando llegué a La X, mi jefe, el dueño de la emisora, don Carlos Arturo Tobón, estaba saliendo de una época difícil. Había tenido la tarea titánica de sacarla de la quiebra, entonces estaba saneando, con un equipo contable y monetario, una marca que había sido muy tradicional y emblemática. Él necesitaba una persona que pudiera acompañar su visión y traducirla en radio. Creo que en eso conectamos bastante; tuvimos una muy buena química, lo que nos permitió desarrollar una proyección. Yo complementé con ideas frescas, como lo que estaba sucediendo con plataformas como MySpace, que no estaba siendo replicado por la radio. Nos habíamos quedado en formatos musicales anteriores y esta red social estaba proponiendo una serie de canciones y artistas que había que mirar, lo cual fue bastante difícil porque, dentro del desarrollo y la renovación de la marca, es muy complicado apostarle a cosas nuevas, sabiendo que estas no tienen un resultado que se pueda medir muy rápidamente. Y, por el lado de redes sociales, establecer comunidades en digital.

Desde hace tiempo se viene hablando de una crisis de los medios. Por ejemplo, con la llegada del pódcast, se creyó que la radio desaparecería, pero los 30 años de historia de La X demuestran que está más vigente que nunca. ¿Cuál cree que es la virtud que tiene este formato?

El sentido de comunidad sigue desempeñando un papel muy importante en la comunicación que estableces con un público determinado, y la radio da esa facilidad. En el caso de La X, es una marca que siempre ha operado en Bogotá para Bogotá, entonces eso le ha dado mucho conocimiento de su público, de sus audiencias, y le permite establecer una relación muy cercana con su audiencia. Ahí es donde siento que somos muy fuertes en términos de radio versus lo que pasa con otras formas de audio, como el pódcast, donde en efecto tienes también cierto intimismo, pero por más cercano que parezca sigue habiendo un tema de localía que se puede perder rápidamente.

Hablemos de su relación con la música, ¿cómo descubrió que era melómano?

Soy un melómano porque mi papá lo era, y él fue un hombre crucial en mi educación cultural, desde la literatura hasta la fotografía, pasando por la música. Me inculcó muchísimo el espíritu por el buen sonido, por los equipos de alta calidad, por los audífonos, por los discos. Fue un bicho que me picó estando muy niño, por ahí a los 10 años empecé a pensar que quería presentar canciones, y creo que también tuvo mucho que ver con la migración de mi papá. Se fue a Estados Unidos en 1989, a vivir a Nueva Jersey, y empezó a mandarme por correo casetes del American Top Forty, que era el conteo de las 40 canciones más importantes allí, y eso terminó de afirmar mi convicción en que lo que quería ser era dj de radio.

¿Qué ha descubierto de usted en su oficio?

A mis 48 años cada vez me cuestiono más cualquier convicción o creencia que tenga. En especial lo cultural. Entonces, aunque tengo ideales, ya no son tan radicales como lo fueron hace 25 años, porque el valor de la experiencia de los demás es mucho más grande que mi conocimiento adquirido. Así que cuando abordo entrevistas o conversaciones con artistas, literatos, funcionarios públicos o con colegas, mi interés por lo que ellos piensan del mundo, de la vida, de la música, de la literatura, del arte y del cine es muy real y honesto. Lo que más me ha enseñado la cercanía a géneros como la entrevista y la crónica ha sido la posibilidad de ver el mundo a través de los ojos y voces de alguien más para entenderlo sin prejuicios ni con argumentos de oposición, simplemente escuchando. Y en esta época, en la que todos parecemos opinar libremente, la opinión está sobrevalorada por el afán de figurar. Es importante y valioso volver a escucharnos.

Usted tenía un pódcast y escribió un libro titulado “Historia secreta de la música”. ¿Cuál es esa historia escondida?

La “Historia secreta de la música” es un libro de cuatro capítulos que buscaba conectar unos cuantos puntos alrededor de temas que me llaman mucho la atención y que cruzan transversalmente a la música desde diferentes lugares, como la guerra, el sexo, las drogas y las mujeres. Entonces, buscaba desentrañar y desmitificar aquellas cosas que dábamos por hechas y que sentíamos que eran la verdad absoluta del ejercicio de oír música y del ejercicio de ser fans. Esa es una de mis obsesiones actuales: desmitificar nuestros criterios de música y nuestras pasiones musicales con el fin de ser consumidores mucho más críticos. Eso me ha valido una buena serie de haters, pero creo que en estos momentos es importante explicarle a la gente joven cómo es manipulada por diferentes aspectos de la sociedad a través de lo que ellos consideran que es real, honesto y genuino. Opté por usar esas cuatro temáticas para explicar un poco cómo la música había sido instrumentalizada con otros fines.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar