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La ministra alemana de Cultura, Claudia Roth, subrayó la importancia de “defender la libertad literaria como pilar de la democracia” y, en recuerdo a “la barbarie de la Alemania nacionalsocialista”, defender la libertad de pensamiento.
“Hace 90 años, cuando decenas de miles de libros de autores judíos y políticamente disidentes fueron pasto de las llamas, fueron estas las horas en las que la Alemania nacionalsocialista destruyó la libertad de la literatura y del arte y comenzó a expulsar o, posteriormente, a matar deliberadamente a los portadores de la cultura alemana”, recordó.
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Agregó que “70.000 personas contemplaron cómo el odio prendía fuego, los libros ardían y seguían su curso así la persecución y el asesinato sistemáticos de judíos, disidentes políticos y muchos otros”.
Roth aludió a la responsabilidad que tiene Alemania hasta el día de hoy cuando se trata de “acoger a personas que tienen que huir de regímenes autoritarios que combaten la libertad de opinión, de prensa, de arte y de ciencia, o que incluso libran una guerra contra la identidad cultural de todo un país, como ocurre actualmente en Ucrania”.
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Recordó en ese sentido que “muchos autores pagaron entonces con su vida la persecución de la que fueron objeto, pero algunos sobrevivieron porque pudieron huir a estados libres y obtener allí el exilio”. “Heinrich y Thomas Mann, Alfred Döblin, Egon Erwin Kisch, Lion Feuchtwanger, Nelly Sachs, Anna Seghers, Erich Maria Remarque y muchos otros se habrían quedado sin voz en esa época de no haber sido acogidos en el extranjero”, subrayó.
El alcalde-gobernador de Berlín, Kai Wegner, por su parte, calificó la quema de libros el 10 de mayo de 1933 de “acto de barbarie” y de “acto de terror ideológico” que precedió “los horribles crímenes cometidos durante la tiranía nacionalsocialista”. “Por eso es para mí tanto más importante que Berlín ofrezca un hogar seguro a autores perseguidos y amenazados de todo el mundo. En Berlín pueden trabajar y desarrollarse con libertad e independencia, sin miedo a la persecución y la censura”, agregó.
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En el acto conmemorativo, organizado por la Biblioteca Estatal de Berlín, se leyeron extractos de obras de autores incluidos en una lista negra, censurados y perseguidos en la Alemania nacionalsocialista.