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Algunos secretos de la reparación de celulares

El ingeniero electrónico John Palomo, quien se ha enfocado en la reparación de celulares y computadores desde su local en la calle 106, habló sobre su trabajo, formación, los problemas más comunes en su negocio y el avance de la tecnología.

Andrea Jaramillo Caro
19 de octubre de 2024 - 02:00 p. m.
John Palomo abrió su local hace cinco años.
John Palomo abrió su local hace cinco años.
Foto: Archivo Particular

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¿Cómo empezó en este negocio y cuánto tiempo lleva en él?

Llevo alrededor de unos 22 años. Empecé en el mundo de la tecnología por un profesor de sistemas del colegio, él se llamaba Edgar Montaño. En algún momento me ofreció trabajo. Él tenía una empresa de tecnología, donde empecé como ayudante y, poco a poco, me fue soltando y explicando cómo armar un equipo, el funcionamiento de las partes… y así desarrollé el gusto por esto. Cuando terminé el bachillerato, presté servicio militar y después de eso, mi profesor me enganchó para trabajar en Unilago, donde estuve unos 12 años. Así llegué al servicio técnico. Aprendí mucho de forma autónoma, pero luego tuve que entrar a la Universidad Distrital a estudiar Ingeniería Electrónica. Con la llegada de la pandemia, vi que ya tenía una clientela establecida y hacía reparaciones. Las cosas empezaron a crecer y decidí abrir un local con el que llevamos cinco años.

¿Qué es lo que más le gusta del trabajo que realiza?

La tecnología nos atañe a todos. Siempre he sido curioso y me he interesado por entender los procesos y resolver problemas. De esta manera, ayudo a la gente y crezco en el ámbito personal y económico.

¿Cuál ha sido el aparato más difícil de reparar?

No hay uno en específico, porque cada caso es diferente. Son muy variables los problemas con los que llegan los clientes. Por ejemplo, hace poco recibí un teléfono para un cambio de pantalla y al hacerlo nos dimos cuenta de que la parte táctil no funcionaba. Tuvimos que empezar a revisar si era un tema de repuestos o un tornillo, pero resultó que por el golpe se dañaron unos componentes de la parte táctil. En cuanto a marcas, las más difíciles de reparar son los Samsung gama alta y en computadores, los Apple. Pero, como decimos en el gremio, normalmente el 90 % de los daños de un equipo electrónico se pueden reparar. Todo es con tiempo y paciencia para encontrar cuál es el funcionamiento, por qué falló y cómo se debe solucionar.

¿Cuál cree que es la característica más importante que debe tener una persona que realiza este trabajo?

La disciplina. Si tú no eres una persona disciplinada, no vas a progresar en esto. También el orden para poder hacer las cosas, uno debe tener un procedimiento y un paso a paso. Si a uno se le olvida un paso o se entretiene hablando con un cliente o en WhatsApp, uno falla. Por eso son importantes la disciplina y la concentración.

¿Cuáles han sido los retos de mantenerse actualizado en un área que presenta innovaciones constantemente?

Esto tiene mucho que ver con el tema de la disciplina. Además, si a uno le gusta, el trabajo fluye. En mis redes sociales la mayoría de lo que veo tiene que ver con tecnología. Todo el tiempo hay que ver qué hay de nuevo y para eso los clientes también pueden tener información útil. Uno debe estar en constante aprendizaje y tener mucha curiosidad para no quedarse en un único nicho y poder avanzar. En ese sentido, para mí ha sido muy importante conocer bien a mi clientela, saber qué necesitan y así tener las herramientas y habilidades para resolver esos problemas.

¿Cómo ha visto el avance tecnológico desde su campo?

En el pasado, cuando eran estos computadores grandes y blancos, la electrónica era muy primitiva. Hoy vemos que todo se ha ido compactando. En la telefonía, por ejemplo, antes era el teléfono de cable, que cambió a los celulares con teclado y, ahora, los teléfonos inteligentes. Creo que en el futuro vamos a ver más de lo que ya está pasando con las gafas de realidad virtual. La virtualidad será algo menos tangible, pero todo esto se basa en la ciencia de la electrónica.

¿Cuáles cree que serán los retos del futuro en este campo?

Creo que habrá muchas variables. Es claro que la tecnología ahora tiende a minimizar los productos porque cuanto más pequeños, más fáciles de transportar y más asequibles. Eso mejora muchas cosas, pero también es cierto que estamos en una sociedad de consumo muy elevado en la que cada marca saca un modelo nuevo cada año y la gente lo compra por moda o porque la misma marca vuelve sus productos obsoletos. Los equipos deberían tener una vida útil más larga, deberían durar 10 años. Justamente en eso se fundamenta mi negocio, en alargar la vida de los artefactos. Uno de los retos en esto es actualizar constantemente las herramientas y los conocimientos a medida que los aparatos se vuelven más complejos, como pasa con Apple, que hace muy difícil que sus productos se puedan reparar.

¿Cuál es el problema más común de sus clientes?

Las pantallas rotas. Eso lo veo todos los días y recibo entre dos y cinco equipos con este problema a diario.

¿Cuáles son algunos mitos con los que se ha encontrado en este sector?

Hay muchos. Uno de los más básicos es el de meter el teléfono en arroz cuando sea cae al agua o se moja. La gente cree ese mito porque el arroz absorbe el agua, pero no va a solucionar el problema de un celular. He tenido personas que me han dicho que sí les funcionó, pero son casos fortuitos. Normalmente, cuando un equipo se moja, lo primero que se debe hacer es apagarlo y llevarlo un servicio técnico para que lo limpien y le quiten el agua, porque el agua con la electricidad genera un fenómeno llamada electrólisis y eso corroe todo lo que sea conductivo y dentro de un componente electrónico todo es conductivo. Otra creencia es que cualquier cargador le sirve a cualquier equipo. El fabricante diseña un componente electrónico con unas necesidades de energía específicas y para eso necesita saber que la batería le va a servir a un equipo, pero esa batería también tiene unos requerimientos. Otro mito podría ser la pulida de las pantallas cuando se rayan. Las pantallas táctiles funcionan a través de pulsos eléctricos que generamos con los dedos y, cuando se pule una pantalla, se pierden esos sensores de la zona receptiva.

Andrea Jaramillo Caro

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com

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Juan(73105)Hace 1 hora
Excelente artículo.
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