Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿Cómo logra encontrar el equilibrio entre las raíces de la samba y su estilo personal y moderno?
Creo que la identidad del artista es muy importante, es como una huella digital en lo que hace. Escucho samba desde que era muy pequeña. Mi papá es de Río de Janeiro y mi mamá de Minas Gerais. Cuando nos mudamos a Minas, mi papá tenía un pequeño bar donde siempre había música en vivo. Ahí fue donde tuve mi primer contacto con esta. Crecí escuchando samba en casa, y lo que más me atrajo al principio fueron los ritmos de la percusión. Aunque tomé algunos desvíos en mi vida, la samba siempre estuvo presente. Incluso en la universidad, mi trabajo final fue sobre la identidad y la representación del suburbio a través de la samba.
¿Ha tenido alguna experiencia que la haya sorprendido sobre la forma en la que su música conecta con el público?
Sí, claro. Hay un proyecto que hago llamado “Samba da Calixto”, una rueda de samba que organizo cada mes en Belo Horizonte. Hay un momento en el que el público se conecta profundamente, que es cuando canto una canción dedicada a los cumpleañeros. Es casi como un “samba-rezo”, una oración en forma de samba. Esta canción es del repertorio de Clara Nunes, y la modifiqué un poco para hablar de la protección de las personas. La gente realmente se conecta con ese momento. La música tiene un poder transformador impresionante. Hay momentos en los que la gente me dice que se ha sentido renovada, incluso en eventos como el Carnaval, donde he presenciado tres propuestas de matrimonio.
Como mujer en un género tradicionalmente dominado por hombres, ¿qué desafíos ha enfrentado y cómo los ha superado?
Cada día es un desafío. La música, en general, ha sido históricamente dominada por hombres, pero las cosas están cambiando, aunque aún queda mucho por recorrer. Tuve la oportunidad de hablar de esto en Roma, en una mesa en la universidad, donde mencioné a las matriarcas de la samba, esas mujeres que han sido fundamentales en la historia del género. Por ejemplo, Dona Ivone Lara, nuestra más grande compositora de samba, no podía ni firmar sus propias composiciones. Hoy, aún con ciertas resistencias, las mujeres estamos aquí componiendo, tocando y enfrentando los desafíos. Sigo luchando por la igualdad de género en la música.
¿Cómo cree que la música puede ser una herramienta de cambio social, tanto en Brasil como en el resto del mundo?
Mencionas un tema relevante. Vengo de una familia humilde, y toda mi vida estudié en escuelas públicas en Brasil. Esa experiencia se refleja en mi música. La música tiene un gran poder de transformación. Cuando canto sobre las tres razas, por ejemplo, no solo hablo de la realidad de Brasil, sino de la lucha de los trabajadores a nivel mundial. En Brasil estamos enfrentando situaciones muy complicadas, como la jornada laboral de seis días de trabajo por uno de descanso, algo que está siendo debatido en el Congreso. La música tiene un poder de denuncia, como cuando canto sobre la intolerancia religiosa, luchando contra la discriminación que sufren las personas por sus creencias.
¿Qué artistas brasileños han influido en su carrera y cómo los incorpora a su trabajo?
Clara Nunes, Dona Ivone Lara y Maria Bethânia son algunas de mis grandes influencias. Maria Bethânia tiene una capacidad única de interpretar, ella no solo canta, sino que se convierte en la canción. Otros artistas, como Zeca Pagodinho, Martinho da Vila y Toninho Geraes, también son fundamentales en mi carrera. La música brasileña es rica, tiene una cultura brillante, y me inspiro mucho en eso.
¿Cuáles son sus próximos proyectos y cómo planea seguir evolucionando como artista sin perder su esencia?
Uno de mis proyectos es continuar desarrollando mi repertorio en la samba, pero también explorar otros géneros. En el Carnaval, por ejemplo, hemos experimentado con mezclas de samba y funk. Además, el próximo año continuaré trabajando en mi disco, que tendrá un enfoque más diverso. Asimismo, estoy retomando un proyecto infantil que incluye la mitología de los orishas para las nuevas generaciones. Pero no puedo hablar demasiado, porque aún estamos en la fase de elaboración.