“Amo mi soledad”: Belky Arizala
Una entrega más de la serie “Historias de vida”, escrita por Isabel López Giraldo. Esta vez, el turno fue para la modelo Belky Arizala.
Isabel López Giraldo
Soy una mujer auténtica y feliz. Amo el simple hecho de existir. Disfruto mi trabajo porque es una función maravillosa que ofrece entretenimiento de la mano de una educación basada en valores, ética y moral. Me caracteriza la disciplina, que es muy diferente a mi personalidad: soy jovial, aunque me vean seria. No me gusta la mediocridad. No comparto un café con todo el mundo. Soy muy selecta. Amo mi soledad.
Orígenes
Mi mamá, Susana Segura, nació en Tumaco, Nariño. Pertenece a una familia donde todas las hijas son mujeres, pues su hermano mayor falleció recién nacido. Fue criada por mi abuela quien murió de manera temprana para pasar a cargo de la familia de mi papá. Las dos familias han sido muy cercanas: uno de los hermanos mayores de mi papá se casó con la hermana menor de mi mamá, así tengo primos hermanos dobles.
Siento una conexión muy especial con mi mamá, quien sufrió un problema de salud que puso en riesgo su vida y la mía. Somos un milagro, pues nos salvamos de la muerte. Ella es una mujer sumamente sabia, maravillosa, inteligente, muy capaz y dispuesta a colaborar. Nos ha enseñado el don del servicio.
Félix Arizala, mi papá, nacido a orillas del Río Mira, es un hombre líder, de aventuras, dispuesto a arriesgarlo todo en función de sacar adelante su proyecto de vida. Todo lo que ha soñado, lo ha logrado. Ha sido, como mi mamá, ejemplo de tenacidad. Los dos dejaron Imbili, corregimiento donde vivían, para viajar con una maleta llena de sueños y una bebé en brazos, con la idea de brindarnos mayor calidad de vida.
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Inicialmente llegaron a La Calera, Cundinamarca, donde nació Zulma. Luego nos instalamos en Cúcuta, donde nací. Soy la menor de seis hermanos. Poco después, mi papá se trasladó a Venezuela para brindarnos mayores oportunidades.
Infancia
Crecimos teniendo a Dios en nuestras vidas, con la presencia de los diez mandamientos muy marcados, tatuados, impresos, sobre los que nos regimos. Son innegociables. Nuestra familia es creyente, sigue los estatutos divinos. Estamos haciendo el curso para ser discípulos.
Todo lo compartimos. Mis papás nos enseñaron que no se puede hacer nada en la vida si no se tiene el don del servicio, a distribuir el pan, a ayudar a aquel que no tiene. A mi papá le dicen el bondadoso, y sus hijos le aprendimos. Por supuesto, sabemos que no hay que tirarles perlas a los cerdos, hay quienes no están dispuestos a recibir aquello que queremos dar, pero, como lo hacemos para agradar a Dios, no pensamos en nada distinto ni esperamos las gracias.
Mi infancia fue única, irrepetible. De niña era feliz y no lo sabía. Agradezco el haber caído en tan buenas manos, llegué a una familia que me brindó amor, compañía, respaldo.
Academia
He sido disciplinada, muy competitiva. Busqué siempre el primer lugar. Si llevaba las mejores notas, la carita feliz, si izaba bandera, tendría la libertad de jugar, de salir a un parque. No era negociable no ser buena estudiante.
La academia es una experiencia fascinante. Me gustó muchísimo haber estado en un salón de clases, tener la oportunidad de compartir, sin ser de muchos amigos. Siempre me destaqué en todo. Era la primera en llegar y la última que salía, pues pasaba por la biblioteca antes de irme para mi casa. Destinaba mucho tiempo a hacer los trabajos y proyectos. Quizás me salté algunas etapas, pero pienso que el ser tan consagrada al estudio fue lo mejor que me pudo pasar. He preferido estar muy ocupada que distraída perdiendo tiempo. Así me he podido proyectar en la vida. Tengo muy claro para dónde voy y a dónde no quiero regresar.
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Estudié administración de empresas porque no me fue bien en la prueba para ingresar a estudiar medicina. También me di cuenta de que era una fascinación el ver a la gente vestida de blanco, con las uñas impecables, pero no me gusta ver sangre. Así que tomé la mejor decisión.
Modelo
Permanecí en Cúcuta hasta mis dieciocho años. Luego vine a Bogotá, donde comencé a emprender. Busqué trabajo como bailarina, pero esto no fluyó, como administradora de empresas, pero no se dio; también como modelo y firmé contrato con algunas agencias.
Me siento una modelo de ejecutiva, modelo de administradora, modelo de mujer. Modelo es un molde a seguir. Es una palabra que llevo con mucho respeto. Amo mi profesión y la combino con el arte de administrar el talento y todo lo que tenga que ver con las posibilidades de crecer. Soy de la idea de que uno debe hacer lo mejor dentro de lo que uno pueda. Es clave centrarse con dedicación, con nivel de compromiso, con el potencial propio. Así he vivido.
He pasado por momentos difíciles, como cuando a mis dieciocho años me hicieron bullying, me durmieron y me cortaron el pelo. Se trató de un grupo cercano al que no le caía bien. Decidieron jugarme una broma. Por fortuna no se les fue la mano con la escopolamina que me echaron, agradezco el que no se me parara el corazón.
Me he preguntado qué estaba pasando por la mente de quienes hicieron tal cosa. Mi vida ha estado muy ligada a ese misterio. Supe que sí es posible perdonar, aunque uno no puede permitir que le dañen su integridad, a menos de que se esté en completa indefensión. Esta experiencia me llenó de fortaleza mental y afianzó mi personalidad.
Mi camino continuó en México, donde estuve lejos de mi familia, siendo yo tan protegida. Fue toda una lección soltar, dejar ir. No fue fácil. Viajé con la ilusión de convertirme en una top model, pero no sabía cómo lo iba a hacer, solo sabía que lo podía lograr.
Caí en buenas manos, nuevamente, por lo que estoy altamente agradecida. Busco, más que belleza, demostrar talento, disciplina, condición. La industria me cataloga de esa manera, no por ser la más alta, mido 178 centímetros, pero sí la más alta en actitud, convencimiento, insistencia. Así no me eligieran para un casting, decidía esperar a ver si llegaba mi turno. Las que se las daban de divas y no madrugaban me abrieron espacios, pues yo me presentaba con cinco horas de anticipación a recoger cables, si tocaba, porque algo hacía para ganarme un lugar.
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El mensaje para las nuevas generaciones es el de que si tienen un sueño y se está convencido de que se puede lograr, debe intentarse, una y otra vez, así digan muchas veces que no. Hago el ejercicio todos los días, al querer hacer las cosas bien, buscando un propósito, un beneficio, con la conciencia de que agrade a Dios.
He hecho un número importante de pasarelas, por lo mismo, me gusta hablar desde el ímpetu y la gracia con la que hago las cosas. Tengo los tiempos súper medidos para todo. Debo trabajar mucho en la noche por los compromisos del día. Escribo cada uno de mis proyectos que son por el don del servicio, pues, ni siquiera pienso cuánto me voy a ganar. Busco sentir que valió la pena vivir un día más.
Retos
Vivir es todo un reto, toda una aventura. Como proyecto actual, emprendimos el Africa Fashion Week Colombia. Nuestra misión es unir a las regiones, a las naciones. Ha sido todo un proceso, apenas comienza. Nos propusimos cinco pasarelas y ya contamos con cuatro escenarios posibles, uno confirmado.
Me veo como la Oprah Winfrey latinoamericana, es uno de mis modelos a seguir, después de mi mamá y de mi papá. Me veo triunfando en la industria de la televisión, así como he sido una estrella de las pasarelas, generando contenidos valiosos que ayuden a la construcción de una sociedad equitativa y en paz. Pero, los planes de Dios son mejores que los nuestros.
Reflexiones
En ocasiones, leo entrevistas que me hicieron hace mucho, me escucho y reflexiono en que siempre he tenido una misión clara, definida. En ocasiones me asombro sin saber qué me estaba pensando en ese momento, quizás sentía duda, inseguridad. También me hablo: “Si yo no te conociera, Belky, igual te creería”. No tengo por qué mentir, tengo que ser original, muy genuina. Reviso el alcance mediático que tienen mis intervenciones. Si algo no es, prefiero soltar.
Libro
Cuando por fin le encontré sentido a mi vida, es el libro que quisiera escribir algún día. Esto se dio cuando decidí volver a vivir dejando atrás a una mujer llena de muchas inseguridades y complejidades. El ser humano tiene todo, va para el cielo y va llorando. Le pregunté a Dios para qué soy buena y me envió la respuesta a través de dos ángeles, una pareja de amigos. Me llevaron a su congregación que me permitió avanzar, sentirme bien, querer mantenerme en la iglesia. Es un tema espiritual que me ha mostrado el camino.
Epitafio
Aquí yace, Belky Yolima Arizala Segura, 8 de marzo de 1978. Una mujer que, dentro de lo ordinario, hizo cosas extraordinarias por los demás.
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Soy una mujer auténtica y feliz. Amo el simple hecho de existir. Disfruto mi trabajo porque es una función maravillosa que ofrece entretenimiento de la mano de una educación basada en valores, ética y moral. Me caracteriza la disciplina, que es muy diferente a mi personalidad: soy jovial, aunque me vean seria. No me gusta la mediocridad. No comparto un café con todo el mundo. Soy muy selecta. Amo mi soledad.
Orígenes
Mi mamá, Susana Segura, nació en Tumaco, Nariño. Pertenece a una familia donde todas las hijas son mujeres, pues su hermano mayor falleció recién nacido. Fue criada por mi abuela quien murió de manera temprana para pasar a cargo de la familia de mi papá. Las dos familias han sido muy cercanas: uno de los hermanos mayores de mi papá se casó con la hermana menor de mi mamá, así tengo primos hermanos dobles.
Siento una conexión muy especial con mi mamá, quien sufrió un problema de salud que puso en riesgo su vida y la mía. Somos un milagro, pues nos salvamos de la muerte. Ella es una mujer sumamente sabia, maravillosa, inteligente, muy capaz y dispuesta a colaborar. Nos ha enseñado el don del servicio.
Félix Arizala, mi papá, nacido a orillas del Río Mira, es un hombre líder, de aventuras, dispuesto a arriesgarlo todo en función de sacar adelante su proyecto de vida. Todo lo que ha soñado, lo ha logrado. Ha sido, como mi mamá, ejemplo de tenacidad. Los dos dejaron Imbili, corregimiento donde vivían, para viajar con una maleta llena de sueños y una bebé en brazos, con la idea de brindarnos mayor calidad de vida.
Le sugerimos: “Beetlejuice”, de homicida a alivio cómico
Inicialmente llegaron a La Calera, Cundinamarca, donde nació Zulma. Luego nos instalamos en Cúcuta, donde nací. Soy la menor de seis hermanos. Poco después, mi papá se trasladó a Venezuela para brindarnos mayores oportunidades.
Infancia
Crecimos teniendo a Dios en nuestras vidas, con la presencia de los diez mandamientos muy marcados, tatuados, impresos, sobre los que nos regimos. Son innegociables. Nuestra familia es creyente, sigue los estatutos divinos. Estamos haciendo el curso para ser discípulos.
Todo lo compartimos. Mis papás nos enseñaron que no se puede hacer nada en la vida si no se tiene el don del servicio, a distribuir el pan, a ayudar a aquel que no tiene. A mi papá le dicen el bondadoso, y sus hijos le aprendimos. Por supuesto, sabemos que no hay que tirarles perlas a los cerdos, hay quienes no están dispuestos a recibir aquello que queremos dar, pero, como lo hacemos para agradar a Dios, no pensamos en nada distinto ni esperamos las gracias.
Mi infancia fue única, irrepetible. De niña era feliz y no lo sabía. Agradezco el haber caído en tan buenas manos, llegué a una familia que me brindó amor, compañía, respaldo.
Academia
He sido disciplinada, muy competitiva. Busqué siempre el primer lugar. Si llevaba las mejores notas, la carita feliz, si izaba bandera, tendría la libertad de jugar, de salir a un parque. No era negociable no ser buena estudiante.
La academia es una experiencia fascinante. Me gustó muchísimo haber estado en un salón de clases, tener la oportunidad de compartir, sin ser de muchos amigos. Siempre me destaqué en todo. Era la primera en llegar y la última que salía, pues pasaba por la biblioteca antes de irme para mi casa. Destinaba mucho tiempo a hacer los trabajos y proyectos. Quizás me salté algunas etapas, pero pienso que el ser tan consagrada al estudio fue lo mejor que me pudo pasar. He preferido estar muy ocupada que distraída perdiendo tiempo. Así me he podido proyectar en la vida. Tengo muy claro para dónde voy y a dónde no quiero regresar.
Le recomendamos: Regalar flores: movimientos económicos y símbolos culturales
Estudié administración de empresas porque no me fue bien en la prueba para ingresar a estudiar medicina. También me di cuenta de que era una fascinación el ver a la gente vestida de blanco, con las uñas impecables, pero no me gusta ver sangre. Así que tomé la mejor decisión.
Modelo
Permanecí en Cúcuta hasta mis dieciocho años. Luego vine a Bogotá, donde comencé a emprender. Busqué trabajo como bailarina, pero esto no fluyó, como administradora de empresas, pero no se dio; también como modelo y firmé contrato con algunas agencias.
Me siento una modelo de ejecutiva, modelo de administradora, modelo de mujer. Modelo es un molde a seguir. Es una palabra que llevo con mucho respeto. Amo mi profesión y la combino con el arte de administrar el talento y todo lo que tenga que ver con las posibilidades de crecer. Soy de la idea de que uno debe hacer lo mejor dentro de lo que uno pueda. Es clave centrarse con dedicación, con nivel de compromiso, con el potencial propio. Así he vivido.
He pasado por momentos difíciles, como cuando a mis dieciocho años me hicieron bullying, me durmieron y me cortaron el pelo. Se trató de un grupo cercano al que no le caía bien. Decidieron jugarme una broma. Por fortuna no se les fue la mano con la escopolamina que me echaron, agradezco el que no se me parara el corazón.
Me he preguntado qué estaba pasando por la mente de quienes hicieron tal cosa. Mi vida ha estado muy ligada a ese misterio. Supe que sí es posible perdonar, aunque uno no puede permitir que le dañen su integridad, a menos de que se esté en completa indefensión. Esta experiencia me llenó de fortaleza mental y afianzó mi personalidad.
Mi camino continuó en México, donde estuve lejos de mi familia, siendo yo tan protegida. Fue toda una lección soltar, dejar ir. No fue fácil. Viajé con la ilusión de convertirme en una top model, pero no sabía cómo lo iba a hacer, solo sabía que lo podía lograr.
Caí en buenas manos, nuevamente, por lo que estoy altamente agradecida. Busco, más que belleza, demostrar talento, disciplina, condición. La industria me cataloga de esa manera, no por ser la más alta, mido 178 centímetros, pero sí la más alta en actitud, convencimiento, insistencia. Así no me eligieran para un casting, decidía esperar a ver si llegaba mi turno. Las que se las daban de divas y no madrugaban me abrieron espacios, pues yo me presentaba con cinco horas de anticipación a recoger cables, si tocaba, porque algo hacía para ganarme un lugar.
Podría interesarle: Hélène Carrère d’Encausse, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2023
El mensaje para las nuevas generaciones es el de que si tienen un sueño y se está convencido de que se puede lograr, debe intentarse, una y otra vez, así digan muchas veces que no. Hago el ejercicio todos los días, al querer hacer las cosas bien, buscando un propósito, un beneficio, con la conciencia de que agrade a Dios.
He hecho un número importante de pasarelas, por lo mismo, me gusta hablar desde el ímpetu y la gracia con la que hago las cosas. Tengo los tiempos súper medidos para todo. Debo trabajar mucho en la noche por los compromisos del día. Escribo cada uno de mis proyectos que son por el don del servicio, pues, ni siquiera pienso cuánto me voy a ganar. Busco sentir que valió la pena vivir un día más.
Retos
Vivir es todo un reto, toda una aventura. Como proyecto actual, emprendimos el Africa Fashion Week Colombia. Nuestra misión es unir a las regiones, a las naciones. Ha sido todo un proceso, apenas comienza. Nos propusimos cinco pasarelas y ya contamos con cuatro escenarios posibles, uno confirmado.
Me veo como la Oprah Winfrey latinoamericana, es uno de mis modelos a seguir, después de mi mamá y de mi papá. Me veo triunfando en la industria de la televisión, así como he sido una estrella de las pasarelas, generando contenidos valiosos que ayuden a la construcción de una sociedad equitativa y en paz. Pero, los planes de Dios son mejores que los nuestros.
Reflexiones
En ocasiones, leo entrevistas que me hicieron hace mucho, me escucho y reflexiono en que siempre he tenido una misión clara, definida. En ocasiones me asombro sin saber qué me estaba pensando en ese momento, quizás sentía duda, inseguridad. También me hablo: “Si yo no te conociera, Belky, igual te creería”. No tengo por qué mentir, tengo que ser original, muy genuina. Reviso el alcance mediático que tienen mis intervenciones. Si algo no es, prefiero soltar.
Libro
Cuando por fin le encontré sentido a mi vida, es el libro que quisiera escribir algún día. Esto se dio cuando decidí volver a vivir dejando atrás a una mujer llena de muchas inseguridades y complejidades. El ser humano tiene todo, va para el cielo y va llorando. Le pregunté a Dios para qué soy buena y me envió la respuesta a través de dos ángeles, una pareja de amigos. Me llevaron a su congregación que me permitió avanzar, sentirme bien, querer mantenerme en la iglesia. Es un tema espiritual que me ha mostrado el camino.
Epitafio
Aquí yace, Belky Yolima Arizala Segura, 8 de marzo de 1978. Una mujer que, dentro de lo ordinario, hizo cosas extraordinarias por los demás.
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