Ana Barletta: “Esclarecer la verdad siempre será importante”
Ana Barletta, profesora e historiadora argentina, analiza en esta entrevista la trascendencia de la verdad y la memoria. Ella es una de las invitadas al Festival de Lectores y Escritores, Envigado 2020, que se realizará del 22 al 24 de octubre.
Timoteo Giraldo Correa
Escuchar es una palabra a la que Ana Barletta da mucha importancia. Escuchar para construir, desde varias percepciones, la sociedad, su pasado y su presente. Ella, historiadora argentina, cree que esta formación en los países latinoamericanos permite entender los procesos y los contextos en los que ocurren los acontecimientos.
Le sugerimos leer Léonor De Récondo: “Escribir tiene que ser necesario”
Sobre estos y otros asuntos relacionados también con esclarecer la verdad, la coordinadora de la Maestría en Historia y Memoria de la Universidad Nacional de La Plata conversó a propósito de su participación en el Festival de Lectores y Escritores, Envigado 2020.
Para muchos, sobre todo, los que no han estado inmersos directamente en los conflictos, como el colombiano, temáticas como la verdad y la reparación son ajenas. ¿Qué hacer para que se entienda su trascendencia?
El caso de Colombia es muy interesante y he estado comprometida a entenderlo, desde las visiones y las tesis de los y las estudiantes colombianos en nuestra Maestría en Historia y Memoria en la Facultad de Humanidades en la Universidad Nacional de La Plata. Siempre he creído que las voces de los afectados deben ser escuchadas para construir una sociedad de iguales, una sociedad democrática, en donde no solo se reconozca a la víctima como víctima, sino como un sujeto de derechos en el presente y no solo en el pasado. Creo también que no es productivo hacer el corte pasado-presente, sino pensar el pasado del conflicto desde un presente que sigue necesitando ser transformado, cargado de demandas insatisfechas. Interesar al círculo de los no afectados directos es un desafío para la democracia. Y no solo en Colombia. Podría tal vez apostarse al papel de las instituciones educativas, como la universidad, en vínculo con las organizaciones sociales y la justicia.
En Colombia, por ejemplo, no existe una cátedra en las escuelas dedicada exclusivamente a la historia, ¿qué piensa de esto?
Esto es muy notable y es una falta muy significativa para la formación del ciudadano y la ciudadana. Es muy necesaria la formación histórica de las poblaciones. Es muy difícil pensarse en una realidad actual sin recrear en forma constante el vínculo pasado-presente-futuro, para pensar que este presente que no nos gusta, sobre el que tenemos una perspectiva muy crítica y que deseamos cambiar, no es eterno, por lo tanto, puede ser transformado. De ese modo, conocemos qué nos trajo hasta aquí. Conocemos que no todo comienza y termina dentro de las características que tiene nuestro presente. La historia nos permite identificar procesos, actores sociales y políticos, tendencias económicas, sociales y culturales y también comprender las posibilidades de transformación que tienen nuestras sociedades, tan preocupados y preocupadas como estamos por las características tan dramáticas de nuestro presente. Hoy, justamente, la pandemia que atravesamos ha dejado al descubierto la cara brutal de la configuración económica, política y cultural del neoliberalismo y la gran desigualdad que existe en nuestra región. La formación histórica nos permite entender el proceso, las posibilidades de agencia de los sujetos y los contextos en los que tienen lugar los acontecimientos, los anhelos de los protagonistas, sus luchas inacabadas y los proyectos truncados.
¿Cree usted que existe una tendencia por parte de los latinoamericanos a olvidar o ignorar nuestra historia como una manera, quizás, de escapar a ella?
Es difícil hablar de los latinoamericanos y las latinoamericanas como colectivos homogéneos. No obstante, tenemos todos y todas rasgos identitarios comunes, aunque haya muchas diferencias entre regiones e, incluso, dentro de esas mismas regiones. En ese sentido, creo que América Latina se debate en la búsqueda de proyectos democráticos sustantivos que le permitan transformar las brechas de desigualdades muy graves que se padecen en el momento actual para ampliar derechos en muchas dimensiones de la vida social: la brecha de ingresos, de género, resolver los crecientes índices de pobreza y de todo tipo de violencias y, desde esta perspectiva, creo que hay disputas fuertes por retomar proyectos transformadores a los que les fue denegada su legitimidad y veo a muchos colectivos latinoamericanos haciendo un esfuerzo por no escapar de su historia sino, por el contrario, por anudar con una historia que está tensionada básicamente entre gobiernos democratizadores y aquellos más vinculados a las nuevas derechas que son obturadores de derechos y que ambas líneas en conflicto abrevan en la historia y disputan sentidos.
A propósito del tema del que conversará en el Festival de Lectores y Escritores, Envigado 2020, Relatos para esclarecer la verdad, ¿por qué, precisamente, esto es importante y hasta sanador para una sociedad?
Es una pregunta muy difícil y seguro es necesario pensarla en un contexto determinado ya que, obviamente, esclarecer la verdad siempre será importante (…) Como decía el historiador argentino José Luis Romero, propiciemos ‘una educación para la objetividad’ con todas las dificultades que sabemos que conlleva esa orientación en la educación, por ejemplo. En países como los nuestros, en donde se han producido violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos, este tema es particularmente acuciante y de alta sensibilidad. Y sabemos que no todas las coyunturas permiten hablar, permiten escuchar y ser escuchadas. Si pensamos en Argentina, por ejemplo, recién con la restauración de la democracia en 1983 una multitud de voces pudieron ser escuchadas, voces que denunciaban el terror de estado de la última dictadura cívico militar y en los más de 35 años de democracia nos costó encontrar esas coyunturas con voluntades políticas que hicieran posible la posibilidad de la dupla hablar y escuchar.
***
Relatos para esclarecer la verdad será la conversación tranquila que sostendrán Ana Barletta y Lucía González, este jueves 22 de octubre, a las 6:00 p.m., a través de Facebook y del canal de YouTube de la Biblioteca Pública y Parque Cultural Débora Arango.
Escuchar es una palabra a la que Ana Barletta da mucha importancia. Escuchar para construir, desde varias percepciones, la sociedad, su pasado y su presente. Ella, historiadora argentina, cree que esta formación en los países latinoamericanos permite entender los procesos y los contextos en los que ocurren los acontecimientos.
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Sobre estos y otros asuntos relacionados también con esclarecer la verdad, la coordinadora de la Maestría en Historia y Memoria de la Universidad Nacional de La Plata conversó a propósito de su participación en el Festival de Lectores y Escritores, Envigado 2020.
Para muchos, sobre todo, los que no han estado inmersos directamente en los conflictos, como el colombiano, temáticas como la verdad y la reparación son ajenas. ¿Qué hacer para que se entienda su trascendencia?
El caso de Colombia es muy interesante y he estado comprometida a entenderlo, desde las visiones y las tesis de los y las estudiantes colombianos en nuestra Maestría en Historia y Memoria en la Facultad de Humanidades en la Universidad Nacional de La Plata. Siempre he creído que las voces de los afectados deben ser escuchadas para construir una sociedad de iguales, una sociedad democrática, en donde no solo se reconozca a la víctima como víctima, sino como un sujeto de derechos en el presente y no solo en el pasado. Creo también que no es productivo hacer el corte pasado-presente, sino pensar el pasado del conflicto desde un presente que sigue necesitando ser transformado, cargado de demandas insatisfechas. Interesar al círculo de los no afectados directos es un desafío para la democracia. Y no solo en Colombia. Podría tal vez apostarse al papel de las instituciones educativas, como la universidad, en vínculo con las organizaciones sociales y la justicia.
En Colombia, por ejemplo, no existe una cátedra en las escuelas dedicada exclusivamente a la historia, ¿qué piensa de esto?
Esto es muy notable y es una falta muy significativa para la formación del ciudadano y la ciudadana. Es muy necesaria la formación histórica de las poblaciones. Es muy difícil pensarse en una realidad actual sin recrear en forma constante el vínculo pasado-presente-futuro, para pensar que este presente que no nos gusta, sobre el que tenemos una perspectiva muy crítica y que deseamos cambiar, no es eterno, por lo tanto, puede ser transformado. De ese modo, conocemos qué nos trajo hasta aquí. Conocemos que no todo comienza y termina dentro de las características que tiene nuestro presente. La historia nos permite identificar procesos, actores sociales y políticos, tendencias económicas, sociales y culturales y también comprender las posibilidades de transformación que tienen nuestras sociedades, tan preocupados y preocupadas como estamos por las características tan dramáticas de nuestro presente. Hoy, justamente, la pandemia que atravesamos ha dejado al descubierto la cara brutal de la configuración económica, política y cultural del neoliberalismo y la gran desigualdad que existe en nuestra región. La formación histórica nos permite entender el proceso, las posibilidades de agencia de los sujetos y los contextos en los que tienen lugar los acontecimientos, los anhelos de los protagonistas, sus luchas inacabadas y los proyectos truncados.
¿Cree usted que existe una tendencia por parte de los latinoamericanos a olvidar o ignorar nuestra historia como una manera, quizás, de escapar a ella?
Es difícil hablar de los latinoamericanos y las latinoamericanas como colectivos homogéneos. No obstante, tenemos todos y todas rasgos identitarios comunes, aunque haya muchas diferencias entre regiones e, incluso, dentro de esas mismas regiones. En ese sentido, creo que América Latina se debate en la búsqueda de proyectos democráticos sustantivos que le permitan transformar las brechas de desigualdades muy graves que se padecen en el momento actual para ampliar derechos en muchas dimensiones de la vida social: la brecha de ingresos, de género, resolver los crecientes índices de pobreza y de todo tipo de violencias y, desde esta perspectiva, creo que hay disputas fuertes por retomar proyectos transformadores a los que les fue denegada su legitimidad y veo a muchos colectivos latinoamericanos haciendo un esfuerzo por no escapar de su historia sino, por el contrario, por anudar con una historia que está tensionada básicamente entre gobiernos democratizadores y aquellos más vinculados a las nuevas derechas que son obturadores de derechos y que ambas líneas en conflicto abrevan en la historia y disputan sentidos.
A propósito del tema del que conversará en el Festival de Lectores y Escritores, Envigado 2020, Relatos para esclarecer la verdad, ¿por qué, precisamente, esto es importante y hasta sanador para una sociedad?
Es una pregunta muy difícil y seguro es necesario pensarla en un contexto determinado ya que, obviamente, esclarecer la verdad siempre será importante (…) Como decía el historiador argentino José Luis Romero, propiciemos ‘una educación para la objetividad’ con todas las dificultades que sabemos que conlleva esa orientación en la educación, por ejemplo. En países como los nuestros, en donde se han producido violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos, este tema es particularmente acuciante y de alta sensibilidad. Y sabemos que no todas las coyunturas permiten hablar, permiten escuchar y ser escuchadas. Si pensamos en Argentina, por ejemplo, recién con la restauración de la democracia en 1983 una multitud de voces pudieron ser escuchadas, voces que denunciaban el terror de estado de la última dictadura cívico militar y en los más de 35 años de democracia nos costó encontrar esas coyunturas con voluntades políticas que hicieran posible la posibilidad de la dupla hablar y escuchar.
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Relatos para esclarecer la verdad será la conversación tranquila que sostendrán Ana Barletta y Lucía González, este jueves 22 de octubre, a las 6:00 p.m., a través de Facebook y del canal de YouTube de la Biblioteca Pública y Parque Cultural Débora Arango.