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Ana María Valderrama: “Tocar el violín es una combinación de adrenalina y emoción”

La violinista española, una de las figuras más visibles de la música en su país, se presentará en Cartagena el 10 de enero en un recital llamado “Canciones, romanzas y danzas de España”. Luego, el 12 de enero, actuará con los niños y niñas de la Orquesta Sinfónica de Cartagena. Ana María Valderrama reflexiona sobre el repertorio, la emoción de tocar en vivo y las grabaciones que ha realizado.

Juan Carlos Garay
05 de enero de 2025 - 05:49 p. m.
Ana María Valderrama, catedrática de violín en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.
Ana María Valderrama, catedrática de violín en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.
Foto: Cartagena Festival de Música
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Empiezo por preguntarle por Colombia, porque ya ha estado antes en nuestro país. ¿Qué impresión tiene de nuestra escena musical?

Tuve la oportunidad de tocar hace varios años con la Orquesta Filarmónica de Medellín, y fue una experiencia maravillosa. Colombia es un país fascinante, lleno de talento y con una riqueza cultural impresionante. Estoy encantada de regresar y conectar nuevamente con un público tan cálido y agradecido.

Hace una década ganó el Concurso Internacional de Violín Pablo Sarasate. ¿Podría contarnos cómo fue la experiencia? ¿Qué obras tocó en esa ocasión?

Fue un hito en mi carrera. Este tipo de reconocimiento es fundamental para consolidar el camino de un solista y, en mi caso, tuvo un valor especial por ser la primera vez que una persona española obtenía el primer premio. Fue emocionante ver cómo años de dedicación y esfuerzo se cristalizaban en este logro. El programa del concurso era extenso, con tres rondas que incluían múltiples obras. De Sarasate interpreté, entre otras, la Fantasía sobre temas de Carmen.

Justamente quería preguntarle por esa obra, porque la va a presentar en Cartagena. Es una pieza que requiere mucho virtuosismo, ¿cómo se prepara para esas interpretaciones? ¿Qué se siente tocarla?

Es una obra extremadamente exigente, que requiere una preparación técnica y artística muy minuciosa. Su virtuosismo demanda una técnica impecable y una concentración absoluta. Para mí siempre es un reto interpretarla, es un desafío que me mantiene alerta y conectada con la música. La sensación de tocar esta obra en el escenario es única, una combinación de adrenalina, emoción y satisfacción que la hace especial cada vez.

¿Qué disfruta más: ser solista con orquestas o tocar música de cámara?

Ambas experiencias son completamente diferentes y cada una tiene su magia. En la música de cámara disfruto la profundidad del proceso: analizar cada compás, buscar una interpretación consensuada y sumergirme en la intención del compositor. Es un trabajo intelectual y artístico muy enriquecedor. Por otro lado, tocar con orquesta es casi lo opuesto: con muy poco tiempo de ensayo, hay una especie de improvisación en la que hay que tener una flexibilidad total para adaptarnos unos a otros. Como solista, es fundamental comunicar mis intenciones de manera precisa al director y a la orquesta y, al mismo tiempo, mantener la flexibilidad suficiente para adaptarme a sus propuestas, logrando así armonizar ambas perspectivas. ¡Es una experiencia fascinante!

Revisando su discografía con el sello Naxos, encontramos obras de compositores españoles poco conocidos. Para los melómanos, es muy valioso acercarse a nombres como Eduardo Grau, Joan Manén o Lorenzo Palomo. Pero ¿por qué a la hora de grabar se decidió por este repertorio inusual?

Cada proyecto de mi discografía tiene un origen distinto. La grabación de la obra de Lorenzo Palomo surgió por iniciativa del propio compositor, quien me propuso grabar su preciosa obra Fulgores para violín, guitarra y orquesta. En el caso de Eduardo Grau y Joan Manén fue una propuesta del propio sello Naxos, interesado en rescatar repertorios menos conocidos. Para mí fue un privilegio descubrir estas obras de gran riqueza musical y abordar el reto de interpretarlas sin referencias previas, dejando que la lectura de la partitura guiara completamente mi imaginación. Por supuesto, mi discografía también incluye obras más tradicionales, como un álbum con sonatas de Brahms y Franck, y mi último trabajo, Lorquiana, inspirado en la figura del gran poeta Federico García Lorca.

Usted estará en el cierre del Festival, tocando junto a la Orquesta Sinfónica de Cartagena, ¿qué piensa de este tipo de formaciones, cercanas a lo educativo y lo social?

La música tiene un poder transformador enorme, tanto a nivel individual como social. Proyectos como la Orquesta Sinfónica de Cartagena son fundamentales para acercar el arte a la comunidad, proporcionar oportunidades educativas y ofrecer a los jóvenes herramientas para su desarrollo humano y profesional. Creo firmemente que todas las personas deberían tener acceso a una educación musical, ya que es un alimento para el alma y una herramienta poderosa para el desarrollo humano. ¡Estoy deseando que llegue ese día para compartir el increíble poder de la música!

Por Juan Carlos Garay

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