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                                                                                                                                Andrés Calamaro y su brutal honestidad

                                                                                                                                En el libro “Brutal Honestidad” (Intermedio) el periodista Diego Londoño presenta un viaje turbulento y maravilloso por las muchas vidas de uno de los juglares más importantes del rock en español. En entrevista para El Espectador, el reportero habla de la génesis de una obra que se empezó a escribir desde la idolatría, la pasión y la obsesión. El pasado jueves el músico argentino ganó tres premios Latin Grammy: mejor álbum pop, mejor canción pop rock y mejor grabación del año.

                                                                                                                                Joseph Casañas Angulo

                                                                                                                                Editor de la sección Entretenimiento
                                                                                                                                El pasado jueves el músico argentino, Andrés Calamaro ganó tres premios Latin Grammy: mejor álbum pop, mejor canción pop rock y mejor grabación del año.
                                                                                                                                Foto: Eric Jamison/Invision/AP - Eric Jamison
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Dicen que Calamaro pasó varios días con sus noches en busca de un tango perdido. Uno que, aunque fue domado por Oscar Larroca, Roberto Goyeneche y Carlos Gardel, lució imposible para muchos otros tangueros que sucumbieron ante el sonido de un bandoneón salvaje.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Dicen que Andrés Calamaro tuvo que armar ese tango como un rompecabezas. Se encontró un pedazo en el andén de una calle que olía a orines y guaro, descubrió otro trozo en el brazo de la estatua de bronce que recuerda el paso de Gardel por Medellín, los pedazos finales los halló en el Barrio Antioquia. Dicen que fue el “Gordo” Aníbal, el dueño de la historia secreta del tango en Medellín, quien ayudó al argentino a encontrar los segmentos restantes de esa pieza musical extraviada. Las notas que faltaban estaban escondidas en El Patio del Tango.

                                                                                                                                Le puede interesar: Antonio Ungar: “En Colombia no hay un límite claro entre lo legal y lo ilegal”

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                                                                                                                                “Andrés siempre estuvo en mi vida, siempre: en las fiestas, en el desamor, en los trayectos al colegio, a la universidad y al trabajo, en los bares con amigos, en los cumpleaños y funerales, en la soledad y en la compañía”. El músico argentino, dice Londoño, fue ese amigo que no conocía, pero que con su música narró sus desgracias, penas y alegrías.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En la adolescencia era tal la obsesión de Londoño por Calamaro, que incluso llegó a aprenderse de memoria la forma en la que firmaba el roquero. Ese garabato era tatuado en los cuadernos del colegio.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le sugerimos: ¿Qué putas es el amor?

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                                                                                                                                Sobre aquello de la prudente distancia con la fuente, el periodista señala: “Es por eso por lo que pongo a hablar a los amigos de Andrés, para no ser yo el que está contando las historias. Simplemente soy una cabeza parlante y lo hago de esa manera”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le recomendamos: Las máscaras de los “valientes sin rostro” de la Primera Guerra Mundial

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                                                                                                                                Y es que hablar de los amigos de Andrés Calamaro es hablar de, entre otros, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, José Luis Perales o Arturo Pérez-Reverte. “Y es que el man (Calamaro) es rebelde, es un genio y eso me generaba terror. Tuve muchos momentos de crisis. De borrar capítulos enteros y en donde busqué gente que me ayudara, que me diera fuerza, incluso que me subiera el ego para convencerme de que podía hacer este texto. Me generaba presión sentir que estaba perdiendo la oportunidad de mi vida. Y que cuando le enviara el libro, el man me dijera que era una mierda”.

                                                                                                                                La fuerza, más que en otros, más que en sí mismo, la encontró en las propias canciones del músico argentino. Allí estuvo siempre la clave. Y la clave de Andrés Calamaro, el músico, la tuvo muchos años atrás otro Calamaro. Eduardo Samuel, el papá del roquero. En el capítulo “Un Calamaro llamado Javier”, Diego Londoño aporta pistas sobre la forma en la que el intérprete de Flaca se acercó al rock.

                                                                                                                                Portada de "Brutal Honestidad". / Cortesía.
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En la casa Calamaro sonaba música por Eduardo, él era amante del sonido, pero también del silencio. Escuchaba música porque era su escapatoria del mundo. Amaba la música clásica, el bossa nova, el tango, y no solo el de Gardel, sino el de una cantidad impensable de intérpretes y cantautores, también amante del folclore chileno, las músicas del mundo y, por lo general, de la música no conocida mediáticamente”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lo que sigue no estaba en los planes de nadie. Con el efecto del vino y la música en auge, Fideo pidió silencio a la muchedumbre enardecida e hizo una llamada. Al otro lado de la línea, Diego Armando Maradona, el 10, saludó al periodista de Medellín que visitó a Buenos Aires para contar la historia de un músico poseído por los demonios del tango y el rock. “Gracias, Andrés Calamaro, por regalarme a tus amigos”, dijo el periodista.

                                                                                                                                El pasado jueves el músico argentino, Andrés Calamaro ganó tres premios Latin Grammy: mejor álbum pop, mejor canción pop rock y mejor grabación del año.
                                                                                                                                Foto: Eric Jamison/Invision/AP - Eric Jamison
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Dicen que Calamaro pasó varios días con sus noches en busca de un tango perdido. Uno que, aunque fue domado por Oscar Larroca, Roberto Goyeneche y Carlos Gardel, lució imposible para muchos otros tangueros que sucumbieron ante el sonido de un bandoneón salvaje.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Le puede interesar: Antonio Ungar: “En Colombia no hay un límite claro entre lo legal y lo ilegal”

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                                                                                                                                “Andrés siempre estuvo en mi vida, siempre: en las fiestas, en el desamor, en los trayectos al colegio, a la universidad y al trabajo, en los bares con amigos, en los cumpleaños y funerales, en la soledad y en la compañía”. El músico argentino, dice Londoño, fue ese amigo que no conocía, pero que con su música narró sus desgracias, penas y alegrías.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En la adolescencia era tal la obsesión de Londoño por Calamaro, que incluso llegó a aprenderse de memoria la forma en la que firmaba el roquero. Ese garabato era tatuado en los cuadernos del colegio.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “Andrés Calamaro se ha convertido en un superhéroe y en otras ocasiones ese superhéroe se ha caído y he dejado de escucharlo y nombrarlo, pero con el paso de los años las canciones están ahí. No me cansan. No son invasivas y me hacen bien siempre (…). Me siento muy orgulloso por este trabajo sobre todo por la investigación.

                                                                                                                                Le sugerimos: ¿Qué putas es el amor?

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                                                                                                                                Pongo en práctica muchos años de experiencia haciendo reportería, y lo hice en una ciudad (Buenos Aires) que no es la mía con otros riesgos. Eso para mí fue el gran logro como periodista, más allá de la técnica y más allá de lo que diga ese establecimiento clásico, rígido y aburrido del periodismo. Las historias no deberían estar al servicio de teorías académicas y clásicas o de alguien que diga que se deben hacer de determinada manera, las historias deben estar al servicio de la gente. De la música”, dice Londoño.

                                                                                                                                Sobre aquello de la prudente distancia con la fuente, el periodista señala: “Es por eso por lo que pongo a hablar a los amigos de Andrés, para no ser yo el que está contando las historias. Simplemente soy una cabeza parlante y lo hago de esa manera”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le recomendamos: Las máscaras de los “valientes sin rostro” de la Primera Guerra Mundial

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                                                                                                                                Y es que hablar de los amigos de Andrés Calamaro es hablar de, entre otros, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, José Luis Perales o Arturo Pérez-Reverte. “Y es que el man (Calamaro) es rebelde, es un genio y eso me generaba terror. Tuve muchos momentos de crisis. De borrar capítulos enteros y en donde busqué gente que me ayudara, que me diera fuerza, incluso que me subiera el ego para convencerme de que podía hacer este texto. Me generaba presión sentir que estaba perdiendo la oportunidad de mi vida. Y que cuando le enviara el libro, el man me dijera que era una mierda”.

                                                                                                                                La fuerza, más que en otros, más que en sí mismo, la encontró en las propias canciones del músico argentino. Allí estuvo siempre la clave. Y la clave de Andrés Calamaro, el músico, la tuvo muchos años atrás otro Calamaro. Eduardo Samuel, el papá del roquero. En el capítulo “Un Calamaro llamado Javier”, Diego Londoño aporta pistas sobre la forma en la que el intérprete de Flaca se acercó al rock.

                                                                                                                                Portada de "Brutal Honestidad". / Cortesía.
                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “El apellido Calamaro llega como un suspiro cuando lo pregunto, un suspiro largo y melancólico, pero también agradecido y feliz. Llega gracias a Eduardo Samuel Calamaro, periodista, abogado, escritor y flamante padre. Eduardo, siempre inspiración para propios y ajenos, para todos, incluso para Argentina, al considerársele intelectual duro, era un poeta fértil de verdad, culto y extremadamente ilustrado. Venía de una familia inmigrante de clase media que vivía en un suburbio fuera de la ciudad. Desde niño hablaba y leía el inglés y el francés a la perfección. Escribió una cantidad abrumadora de ensayos, incluso libros, entre ellos el recordado “Jaramillo”, “El Proyecto y la muerte”, “Historia de una traición argentina” y “La lucha por el poder cultural”. Fue secretario de Pablo Neruda para asuntos humanitarios. Además, fue catedrático de varias universidades y director del suplemento cultural del diario argentino Clarín.

                                                                                                                                En la casa Calamaro sonaba música por Eduardo, él era amante del sonido, pero también del silencio. Escuchaba música porque era su escapatoria del mundo. Amaba la música clásica, el bossa nova, el tango, y no solo el de Gardel, sino el de una cantidad impensable de intérpretes y cantautores, también amante del folclore chileno, las músicas del mundo y, por lo general, de la música no conocida mediáticamente”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Podría interesarle: Margarita Londoño Vélez: entre bloqueos, pérdidas y escritura

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Horas antes de volver a Medellín, Adrián Campanaro, a quien apodan El Fideo, un futbolero, roquero y chef amigo entrañable de Calamaro, organizó un asado en honor al escritor. Una despedida. Entre vinos, poemas, rock y fútbol, Londoño fue agasajado aún sin haber escrito una sola coma. Esa noche una silla estuvo vacía. Era el puesto de Andrés Calamaro, quien no estuvo presente porque estaba de gira por España.

                                                                                                                                Lo que sigue no estaba en los planes de nadie. Con el efecto del vino y la música en auge, Fideo pidió silencio a la muchedumbre enardecida e hizo una llamada. Al otro lado de la línea, Diego Armando Maradona, el 10, saludó al periodista de Medellín que visitó a Buenos Aires para contar la historia de un músico poseído por los demonios del tango y el rock. “Gracias, Andrés Calamaro, por regalarme a tus amigos”, dijo el periodista.

                                                                                                                                Por Joseph Casañas Angulo

                                                                                                                                Comunicador social y periodista egresado de la Universidad Los Libertadores con diez años de experiencia en medios de comunicación.@joseph_casanasjcasanas@elespectador.com
                                                                                                                                Ver todas las noticias
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