Angélica Gámez, concertino alterno de la Sinfónica de Colombia, estudió en Salzburgo y ha sido profesora durante 25 años en varias universidades del país.
Foto: Caterine Alvarado Barragán
Cansada y con hambre, María Gámez Espitia tocó a la puerta de cualquier casa en Bogotá. A cambio de techo y comida, ella ofreció trabajo. Y la recibieron. Años después, nació su hija Angélica Gámez, quien desde cualquier rincón de ese espacio que para su mamá era nuevo y ajeno, escuchaba cómo nacía la música. Los dueños de aquel lugar eran los fundadores de la Sinfónica Juvenil de Colombia, Ernesto Díaz y Ruth Lamprea.
Por Laura Camila Arévalo Domínguez
Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador desde 2018 y editora de la sección desde 2023. Autora de "El refugio de los tocados", el pódcast de literatura de este periódico.@lauracamilaadlarevalo@elespectador.com