Angélica Mayolo: “Hay resultados importantes para mencionarle al país”
Además de referirse al estado del sector y los cambios para CoCrea, la Corporación para el desarrollo de la cultura y la economía creativa, Mayolo habló de su relación con la cultura, su infancia y las artes que más la emocionan.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Comencemos por usted y lo que la conmueve o la atrae de las artes...
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Comencemos por usted y lo que la conmueve o la atrae de las artes...
Soy muy salsera. Nací en una familia en la que siempre se ha escuchado mucha salsa, son cubano y música del Pacífico, que es la que más me emociona: escucho una marimba y siento que me conecto con mis raíces y mi esencia. Soy fan de Herencia de Timbiquí, Grupo Bahía, etc. Me encanta la salsa y me considero melómana y coleccionista de este género.
¿Y qué tipo de salsa prefiere? ¿Cuáles son los artistas que más le gustan?
La de las décadas de los 70 y los 80. Me encantan El Gran combo de Puerto Rico, La Sonora Ponceña y soy gran admiradora de Jairo Varela y el Grupo Niche, que sin duda es la orquesta salsera más grande que tuvimos los colombianos. Admiro muchísimo al maestro Alexis Lozano y lo que ha hecho con Guayacán.
¿Cómo recuerda a sus padres durante su infancia? ¿Le inculcaron el amor por las artes o fue algo que le pasó sin buscarlo?
Yo hablaría de promoción de arte, eso fue lo que a mí siempre me emocionó. A mi mamá siempre le gustó la pintura y fue admiradora de un grupo que se llamaba Los acuarelistas de San Cipriano, que pintaron el mural más grande que hay en Buenaventura. Siempre me llevaron a espacios de arte, aunque no hubiese tantos en el Pacífico, pero desde muy pequeña tuve claro que el arte tenía un valor inmenso porque, entre muchas otras cosas, nos ayudaba a expresar nuestra diversidad cultural y riqueza natural. Mi casa siempre estuvo poblada por cuadros y música. Por ejemplo, recuerdo que aprendí a contar porque le contaba a mi abuelo las rayas en los LPs. Él tenía una gran colección de la Sonora matancera, así que siempre me decía que se los pusiera y contara con sus rayas.
¿Tiene libro, canción o película favorita?
Aquí me mantengo: soy admiradora del legado de Jairo Varela, creo que fue uno de los compositores más importantes que tenemos. Me encanta Mi pueblo natal, una canción que nos conecta como colombianos. El “ya vamos llegando, me voy acercando, no puedo evitar que los ojos se me aguen” es bellísimo y es el significado de lo que cualquiera siente al regresar a su territorio y quiere hacer cosas por su gente.
¿Qué es lo que más extraña del Pacífico ahora que debe estar en Bogotá o viajando por el resto del país?
La comida. Hay buena comida del Pacífico que ofrecen aquí en Bogotá, pero la mejor está en Tumaco, Buenaventura, el Chocó, así que, sobre todo, extraño la gastronomía.
¿Qué hace en sus tiempos libres?
Me gusta mucha bailar, así que hasta lo hago sola para desestresarme.
¿Y en qué momentos lo hace? ¿Únicamente baila salsa?
Es que aprecio mucho la música, así que cuando siento que necesito un espacio para mí, pongo mis canciones preferidas y bailo. Es más, voy a hacer una playlist de mis canciones preferidas para compartir. Tendrá mucha música del Caribe.
Comencemos a hablar de Economía naranja: hace poco estuve en Guapi y una gestora cultural y lideresa comunitaria me dijo que entendía el objetivo de este modelo y no dudaba de sus buenas intenciones, pero que a la cultura no se le podía dar un manejo industrial o comercial porque era, más bien, una dimensión de vida. ¿Qué opina?
Creo que son ambas. Sin duda la cultura es una dimensión de vida que refleja la esencia de lo que somos como nación, pero también es un motor de oportunidades sociales y económicas. Pienso que hay que mirarla desde sus dimensiones con un equilibrio perfecto. Definitivamente, miles de colombianos viven de sus actividades artísticas y trabajamos cada vez más para que la remuneración sea mejor.
Lo que más se le criticó al presidente Duque cuando dijo que nos convertiríamos en la Silicon Valley de la región porque Netflix abrió una oficina en Colombia, era que no estamos ni cerca de poder cubrir el país con tecnología para convertirnos en, no solo productores, sino también en consumidores de plataformas como Netflix. ¿Cuál es su opinión con respecto a esto?
La economía naranja es una política que ha permitido potenciar las industrias culturales y creativas en el país. Ha fortalecido los incentivos económicos para que llegue más inversión internacional y un ejemplo de eso son las inversiones que hemos tenido en materia de producción audiovisual, pero también ha permitido formar mayor capital humano para las industrias culturales en el trabajo que hacemos conjuntamente el Ministerio de Cultura, el SENA y Mincit. Hay resultados importantes para mencionarle al país.
¿Cuáles son?
Tenemos el marco de incentivos más atractivo para atraer producción audiovisual y, gracias a eso, hay más de 16 productoras internacionales como Netflix, Amazon Prime, Apple TV, Telemundo, etc... Esto es significativo porque cuando se crean los certificados, los CINAS, estas empresas encuentran un marco más atrayente. Ya hemos expedido 36 en lo que llevamos de gobierno, que son inversiones cercanas a los 720 mil millones de pesos. Por ejemplo, una de las cosas que rescataría es que con Encanto, Colombia comenzó a mostrar los contenidos desde lo que somos como potencia cultural y biodiversa. Hay un paso gigantesco entre solo producir series como Narcos, que nos mira desde el desafío de lo que somos, y hoy tener la posibilidad de mostrar nuestro potencial con esta película de Disney otros documentales.
Hay tres modelos en el audiovisual que tienen que ver con el Mincultura: el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, el Fondo Fílmico Colombia y los Certificados de Inversión Audiovisual (Cinas), pero, ¿qué pasa con la proporción de la capacidad de cada uno de los modelos? Se lo pregunto porque el monto de los Cinas, el que es para extranjeros, se ve gigantesco con respecto a los otros dos...
Los CINAS son un incentivo tributario. No es que les estemos dando recursos a las productoras internacionales. Les damos un título valor que es un cupo fiscal por el 35% de los gastos de la producción. No es que el país les dé plata, es que la productora internacional le vende ese certificado a alguien que esté obligado a pagar impuesto a la renta. Generamos un cupo fiscal para que estas productoras lleguen y paguen el 35% menos de lo que les costaría la producción en otro país. En el Fondo Fílmico Colombiano entran extranjeros y nacionales. EL FDC es únicamente para colombianos.
Pero en números, al CINAS ¿no se le asignaron 200 mil millones de pesos y al Fondo Fílmico Colombiano, que es para colombianos, cinco mil?
Sí, son 200 mil millones de pesos, pero en cupo fiscal. Son recursos que no tenemos, las productoras internacionales solo reciben una certificación que pueden tranzar en el mercado de valor por el 35% de todos los gastos.
Y cuáles son los montos para los otros dos fondos...
Los otros dos fondos sí tienen recursos. El Fondo para Desarrollo Cinematográfico lo administramos en el Ministerio de Cultura, y en promedio tiene 10 mil millones al año. El Fondo Fílmico Colombia lo administra el Ministerio de Comercio con la Comisión fílmica y, en promedio, tiene entre 4 y 5 mil quinientos millones de pesos.
¿Cómo vamos en términos de incentivos y auxilios para las empresas culturales?
Somos conscientes del impacto que ha tenido la pandemia en el sector. Una caída en su momento del 20,7% del valor agregado que representaba. Cultura en movimiento fue la respuesta del último año en la que tuvimos cerca de 40 mil millones de pesos en diversas convocatorias y programas para beneficiar alrededor de seis mil personas del sector como, por ejemplo, “Jóvenes en movimiento”.
Volvamos a explicar de qué se trata esta convocatoria...
Por primera vez aportamos 10.575 millones para colectivos de jóvenes artistas en todos los territorios del país. Esta fue muy valiosa porque aprendimos a crear convocatorias a la medida de los colectivos: muchos no son formales ni tienen registro en Cámara de comercio, pero desempeñan una labor fundamental en desarrollar procesos artísticos que previenen violencias en los jóvenes. Otra es “Artes en movimiento”: una circulación de artistas que tenía cerca de siete mil millones de pesos que distribuímos pagándole a cada artista por presentación. Se beneficiaron los más vulnerables, los que en definitiva no tuvieron oportunidad de generar ingresos durante la pandemia. Además de estas convocatorias que te menciono, está la Ley Reactivarte, que permitió que recursos de la estampilla pro cultura pudieran, de manera directa, aportar beneficios económicos a los gestores.
Usted llegó en un momento muy crítico y, sobre todo, después de una tensión especialmente importante durante la transición del ministerio de Carmen Inés Vásquez al de Felipe Buitrago. La queja se sostuvo en el tiempo: comunicación rota con el sector. ¿Usted está hablando con los artistas? ¿Cómo está manejando esto ahora?
Me reúno con ellos todos los días y no solo en Bogotá, sino en todas las regiones del país. Me he enfocado en la reactivación del sector cultural, algo que ya estamos viviendo con la reapertura de espectáculos y festivales, pero, además y no menos importante, la apertura al diálogo con los actores de la cultura. Me he reunido con los teatreros, músicos, gestores, escritores y promotores de lectura o, mejor, el grueso de la cadena de valor de la industria literaria. Es decir, casi que cuatro de los siete días de la semana, me reúno a hablar para entender y concertar los mecanismos de apoyo.
Ahora que lo menciona, hablemos de aforos y eventos para el cierre de este año, ¿qué tienen preparado?
Lo primero que hay que aclarar es que los espectáculos públicos tendrán aforos del 100% siempre y cuando se exija el carné de la vacunación en la entrada. ¿Por qué son relevantes estos eventos? Porque por Ley de espectáculos públicos hay un recaudo significativo para financiar los proyectos de formación artística y cultural en los municipios. Sabemos que los aforos anteriormente permitidos no dejaban tener cierres financieros, así que queremos que retomen el mismo nivel de recaudo que tenían. Los cines también están al 100% y sabemos que el record de visitas a las salas ha sido todo un éxito a raíz de Encanto. Todas estas son noticias maravillosas porque hoy hemos recuperado el mismo nivel de empleo que teníamos en el año 2019, de acuerdo con la cuenta satélite de Cultura (522.000 empleos).
“Encanto” ha tenido una gran acogida, pero también ha sido criticada por algunos debido, sobre todo, al tema con el que se origina el argumento: desplazamiento forzado en Colombia. Dicen que no es un tema para niños, otros tantos dijeron que es una ofensa con los desplazados, ya que, según su apreciación, el drama que vivieron no tiene nada que ver con magia... ¿Qué opina?
Lo que demuestra Encanto es la resiliencia del país y nuestro potencial en materia de diversidad cultural y biodiversidad. No podemos negar nuestra historia y lo que hace la película es relatar que somos una nación que ha tenido condiciones difíciles en su pasado, pero que hoy vive momentos en los que puede mirar sus riquezas como los centros de su imagen.
¿Cuál es su posición frente a los Acuerdos de paz?
Soy una mujer de un territorio que, sin duda, sufrió el conflicto armado. Creo que el país tiene que seguir avanzando en la implementación de los acuerdos y que el gobierno lo ha venido haciendo a través de la política de paz con legalidad. Debemos seguir fortaleciendo a los municipios PDET y desde cultura estamos invirtiendo en infraestructura. El Acuerdo de paz dejó una política para reducir brechas en estos municipios y el país tiene que seguir implementandolo, independientemente de los gobiernos futuros. Colombia tiene que avanzar y encontrar mejores condiciones de equidad.
Cerremos con la Corporación para el desarrollo de la cultura y la economía creativa, que es una iniciativa muy importante y valiosa, pero ¿qué pasa con sus exigencias? Los inversionistas, por ejemplo, están teniendo problemas con los requisitos. Hubo un cambio entre lo que se ideó al principio y lo que ahora se pide, ¿no lo cambiarán?
CoCrea es un instrumento innovador que permite que el sector privado financie proyectos del sector cultural teniendo una deducción de impuestos. A lo largo de este año en el que llevamos su implementación, hemos encontrado oportunidades de mejora para facilitar el proceso de aprobación de los proyectos, pero también tenemos que afinar la difusión del modelo. Más empresarios del país deben conocer a CrCrea: es un instrumento muy valioso para garantizar mayor inversión para el sector. Así que sí, estamos trabajando en algunas modificaciones en el decreto para simplificarlo y reforzaremos nuestra comunicación para convencer a más empresas para que aporten a esta iniciativa.