Angiolo Mazzoni: Una resistencia al olvido

El pensamiento y el trabajo de este arquitecto italiano, que llegó a Colombia en 1948 y fue creador, entre otras obras, del monumento a los Héroes, están en una exposición en la Jorge Tadeo Lozano.

Yorley Ruiz M.
19 de junio de 2017 - 02:00 a. m.
Propuesta para la catedral de Barranquilla (acuarela).
Propuesta para la catedral de Barranquilla (acuarela).
Foto: Emanuele Tonoli
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Terminada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Angiolo Mazzoni, uno de los arquitectos que trabajaban para Benito Mussolini, tuvo que salir de Italia, exiliado junto con su familia por sus nexos con el Duce.

El pensamiento del Duce (“Líder”), como también era conocido, tenía sus raíces en el totalitarismo. Al ser la suya una dictadura de partido único, estaban anulados todos los derechos colectivos, como promover huelgas y formar sindicatos. El régimen buscaba invadir la vida de cada ciudadano. A pesar de esto, el apoyo del pueblo hacia él había sido claro, gracias a la exitosa propaganda y manipulación de los medios de comunicación en pro de su partido. Fue apenas a la llegada la Segunda Guerra Mundial cuando este personaje pasó de ser admirado y aclamado a perseguido.

Por ello, Mazzoni fue cuestionado por la opinión pública de su país, ya que no sólo desarrolló trabajos dentro del gobierno del Duce, como las estaciones férreas y edificios de correos en diferentes ciudades italianas, desde su puesto en el Ministerio de las Comunicaciones en Roma, sino que también apoyó al partido fascista.

Santos y Mazzoni

Según el libro Angiolo Mazzoni, de Olimpia Niglio, publicado recientemente por la Universidad Jorge Tadeo Lozano, fruto de una investigación entre Italia y Colombia sobre el arquitecto, había posturas divididas frente a la venida de grupos europeos exiliados: “Mientras los alemanes eran sospechosos para los partidarios liberales y bien vistos por los conservadores, o los españoles eran diferenciados por su procedencia falangista —derecha— o republicana —izquierda—, los italianos mantenían —a pesar de las consecuencias de la guerra— una convivencia amable con los colombianos”.

En la publicación se explica, además, que la familia Santos Montejo sirvió de puente para que muchos arquitectos italianos llegaran al país, como Bruno Violi. A mediados del siglo XX había una delegación colombiana en Roma que tenía como representante a Gustavo Santos Montejo, entonces alcalde de Bogotá, hermano del presidente Eduardo Santos Montejo, tío abuelo del actual presidente, Juan Manuel Santos, lo que permitió un acercamiento entre las dos naciones. Por ello, “cuando cayó el gobierno fascista y Angiolo Mazzoni del Grande, por sus relaciones políticas, se vio obligado a salir de Italia (…) gracias a sus amistades colombianas fue recibido por el presidente Eduardo Santos en Colombia con toda su familia, a donde llegó el 4 de marzo del 1948”.

Esta investigación confirmó, según “el rico archivo de Eduardo Santos que se conserva en la Biblioteca L. A. Arango en Bogotá y el archivo de Angiolo Mazzoni en el Museo MART en Rovereto (Italia) (…), la relación de amistad entre los dos”.

Universidad Nacional

Mazzoni llegó a Colombia a la edad de 54 años, con una trayectoria de 29 años como profesional en Italia, justo días antes del 9 de abril de 1948. El Bogotazo intensificó la polarización bipartidista que había en el país, con grandes repercusiones de violencia en las zonas rurales.

Para la época, las facultades de arquitectura se estaban consolidando en Colombia. Al entrar a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, también gracias a la familia Santos, Mazzoni encontró dificultades “respecto al papel del conocimiento de la historia de la arquitectura y las disciplinas afines a la conservación del patrimonio histórico, [que] fueron exorbitantes, y esto lo manifestó en sus numerosas críticas a los programas académicos, además de sus difíciles relaciones con colegas y arquitectos colombianos, fascinados más por la cultura de la modernización”, como se explica en el libro de Niglio.

Mazzoni se quedó como catedrático dos años, tiempo en el que desarrolló una estrecha relación con sus estudiantes y expresó la importancia del patrimonio colonial que poseía el país.

Un país sin memoria

En la época en la que llegó el italiano había un desbordado interés por la arquitectura colombiana y por el modernismo, lo que dio paso a la demolición de representativos lugares del país, como el convento de Santo Domingo y la iglesia de San Inés, en la capital. Mazzoni expresó su distanciamiento de esta corriente que se imponía y basó sus proyectos en la reconstrucción de la memoria del país desde la arquitectura:

“Son sagradas todas las construcciones y todos los lugares vinculados a hechos pertenecientes a la historia del país, o la vida de sus prohombres, de sus hijos beneméritos. Son monumentos todas las construcciones, humildes o suntuosas, que sin valor desde el punto de vista artístico tienen esas características, en abolengo histórico, pudiéramos decir. En este sentido, tienen un valor análogo la basílica de San Pedro en Roma y la humilde casita de la época colonial que hasta hace unos años existía frente a la fachada lateral de la iglesia de San Agustín, por la carrera 7ª”, expresaba Mazzoni en una entrevista hecha en la época.

Historia que se hace visible

Entre los tantos proyectos que lideró Mazzoni están la plaza de los Héroes, el palacio de la Policía Nacional (hoy en día la DIAN), un proyecto para la Plaza de Bolívar, otro para el Palacio de Nariño, la plazoleta de San Bartolomé, el nuevo Palacio de Justicia y la estación del ferrocarril de Bogotá.

Con el fin de saldar cuentas con la historia de la arquitectura colombiana, la investigación que la doctora Olimpia Niglio comenzó en Italia en el 2012 y que continuó en Colombia en la Jorge Tadeo Lozano desde el 2014 hasta el 2016 presenta una exposición que abrió sus puertas al público general el 15 de junio y estará hasta el 29 de julio en la Facultad de Artes de esta universidad, así como el libro de Niglio, Jorge Ramírez Nieto, Ana Patricia Montoya Pino y Esteban Solarte, titulado exactamente Angiolo Mazzoni. Acercamiento de la cultura arquitectónica italiana en Colombia.

En 1976, tres años antes de que Mazzoni muriera, El Espectador publicó un artículo sobre su vida y su obra, “el más probable final de la vida de Angiolo Mazzoni, arquitecto del Duce, hoy olvidado por casi todos; arquitecto de los colombianos con obras irrealizadas; casi ciego y que vive hoy en un pequeño apartamento de Roma recordando su alegre vida en el país que no lo trató bien y donde murió su hijo”.

Por Yorley Ruiz M.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar