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Turquía ha negado que Lord Elgin, embajador británico ante el Imperio Otomano entre 1801 y 1805, recibiera autorización del sultán para llevarse al Reino Unido los frisos del Partenón de Atenas, desmintiendo así uno de los argumentos de Londres para no devolver a Grecia ese tesoro arqueológico.
“No tenemos ningún firmán (orden emitida por un sultán) como el que invocan los británicos”, asegura Zeynep Boz, jefa del departamento de lucha contra el tráfico de antigüedades de Turquía, en declaraciones que publica hoy el diario griego Kathimerini.
Como miembro de la delegación turca, Boz defendió ya esa postura a finales de mayo durante la Conferencia de la Comisión Intergubernamental de la UNESCO para la Promoción del Retorno de los Bienes Culturales a sus Países de Origen o su Restitución en Caso de Apropiación Ilícita (ICPRCP).
“En la reunión, la representante de Turquía confirmó lo que la parte griega apoya desde hace años. Que no había ningún firmán”, señaló ayer la ministra de Cultura de Grecia, Lina Mendoni.
Londres siempre ha alegado que Lord Elgin contó con una autorización del sultán para llevarse estos tesoros arqueológicos de más de 2.500 años de antigüedad al Reino Unido, si bien no hay referencia a este documento en ninguno de los archivos otomanos, según Boz.
Un representante del Museo Británico, donde se exponen los mármoles desde hace 200 años, señaló este miércoles a la televisión griega SKAI que el museo “reconoce el fuerte deseo de Grecia de que las esculturas del Partenón de Londres sean devueltas a Atenas”, pero sin comentar la revelación de la delegación turca.
Con todo, Mendoni señaló que Grecia permanece “siempre abierta al diálogo” para que los mármoles regresen a Atenas, lo que calificó como un “gran objetivo nacional”.
Atenas reclama las piezas -que incluyen la mayor parte del friso del Partenón- desde hace años, y construyó expresamente en 2009 un nuevo Museo de la Acrópolis para demostrar que cuenta con un lugar adecuado para albergar ese tesoro arqueológico. Lord Elgin vendió en 1816 las esculturas al Gobierno británico, una transacción que Grecia ha calificado como “saqueo”.