Antes del gol (Fútbol paradójico)
“Antes del gol” es un homenaje al fútbol bien jugado, bien pensado y bien comprendido porque, además de jugarlo y verlo jugar, es absolutamente necesario leerlo para mejores comprensiones del fenómeno mismo.
Juan Carlos Rodas Montoya
“A pesar de las distancias, de las diferencias culturales, de los idiomas y hasta del color de piel, una gran mayoría de los habitantes de nuestro planeta vive en una casa que nos alberga a todos: la casa del fútbol”. Alejandro Sabella.
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“A pesar de las distancias, de las diferencias culturales, de los idiomas y hasta del color de piel, una gran mayoría de los habitantes de nuestro planeta vive en una casa que nos alberga a todos: la casa del fútbol”. Alejandro Sabella.
Así comienza el prólogo que Sabella escribe para el libro “Antes del gol. La red que une el azar, la ciencia y el juego”, escrito por Adrián Adrover, abogado y entrenador argentino. Me parece un título que evoca el instante efímero, pero eterno, en el que el balón tiene dirección de gol y… aparecen el azar, la ciencia y el juego, se conjuntan para que, unas veces, el balón bese las redes y, otras, para que la pecosa tome rumbos enigmáticos y el grito de gol se quede en la garganta de miles porque esa joven promesa de gol desvirtúa su andar y acude a otros horizontes.
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Hay en esta obra un análisis creativo sobre estas tres palabras que definen al fútbol como máximo juego del arte, como episteme racional que obedece a las lógicas matemáticas y a las ciencias exactas que se ponen en evidencia en estrategias, métodos de juego y diseños científicos para el bienestar de la fanaticada. Además, advierte que es posible pensar al fútbol como un juego de azar.
Esta tríada se une en jugadas espectaculares como las que nos dejó como legado Roberto Carlos y su efecto ‘Magnus’, como se le llamó a la jugada que este brasileño nos regaló en varias ocasiones. Este nombre obedece a Gustav Magnus, químico alemán, quien se dedicó a estudiar ese efecto en términos académicos y científicos.
“Antes del gol” es un homenaje al fútbol bien jugado, bien pensado y bien comprendido porque, además de jugarlo y verlo jugar, es absolutamente necesario leerlo para mejores comprensiones del fenómeno mismo. En este prólogo, Alejandro Sabella, entrenador como Adrover, sostiene que existe una casa común, como sugiere el Papa Francisco, pero en este caso es una casa que nos alberga a todos: “la casa del fútbol”.
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Me parece una imagen potente porque esa sería la casa ideal, en la que todos cabemos, en la que nos narramos para contar nuestras mejores historias, tristezas y soledades. En la casa del fútbol podemos ser lo que somos, sin aparentar ni simular lo que no somos. En la casa común nos podemos enfrentar con otros sin dañar a nadie. En esa casa común hasta los que despotrican del fútbol tienen su asiento enumerado para que usen sus mejores argumentos en contra del “jogo bonito”. Antes de un gol existen múltiples acontecimientos que se conjuntan, se rebelan, se aquietan y se aceleran antes de que el balón, caprichoso, entre, o no, a la casa común: el gol nuestro de cada día.
Bienvenidos a la casa en la que, a pesar de nuestras diferencias, el fútbol se recrea como poema, como haikú, como verso que versa sobre la vida que se juega antes de un gol. ¡Bienvenidos al fútbol que se juega para el disfrute en una ‘recochita’ callejera!